Un paseo por el erotismo amargo de Egon Schiele
El Museo Albertina de Viena inaugura hoy una antol¨®gica con 250 obras del artista
Vivi¨® menos de 30 a?os, pero a los 18 Egon Schiele (Tull, 1890-Viena, 1918) era ya un artista consumado. El l¨¢piz del gran creador austriaco retrat¨® como nadie la angustia y la melancol¨ªa humanas. Aunque se le han dedicado numerosas retrospectivas, ninguna recoge su talento creativo como la antol¨®gica que hoy se abre al p¨²blico en el Museo Albertina, de Viena. La muestra presenta 250 obras que, en orden cronol¨®gico, recorren lo mejor de su obra. "Schiele trabajaba aparentemente siempre con los mismos motivos o temas: el sexo, la angustia, la incapacidad", dijo ayer Klaus Albrecht Schr?der, director del Albertina y comisario de la exposici¨®n. "Cada cuadro suyo es un mundo, una pieza en la que ¨¦l ha volcado todo su dolor y pasi¨®n".
"Utilizaba su rostro y su cuerpo para trocear la tragedia", afirma el director del museo
La primera sala de la exposici¨®n del Museo Albertina (www.albertina.at) recoge los trabajos hechos por Schiele con s¨®lo 16 a?os. El desnudo como m¨¢xima vulnerabilidad humana da pie a proseguir por los gui?os que este maestro tuvo con el naturalismo, el simbolismo y el posimpresionismo.
De esos primer¨ªsimos a?os es su costumbre de autorretratarse. Si Rembrandt o Van Gogh sorprenden por su h¨¢bito de perpetuarse en sus lienzos, de Schiele se conservan un centenar largo de autorretratos. El comisario de la muestra precisa que eran puestas en escena. "Se transformaba como sujeto art¨ªstico. Utilizaba su rostro y su cuerpo para trocear la tragedia. Era un espejo de las emociones que quer¨ªa recoger". A?ade el director del Albertina que el gusto por pintarse a s¨ª mismo le brota cuando muere su padre a causa de una enfermedad ps¨ªquica, en 1905. "Egon pierde su asidero m¨¢s potente y pinta su dolor una y otra vez. Tanto, que ese dolor acaba en una pura mueca como se ve en algunos dibujos".
As¨ª, el bello rostro del Schiele m¨¢s joven o ya adulto asalta al visitante de la exposici¨®n como ni?o ausente, adulto masturb¨¢ndose o sombra entre dos mujeres que se abrazan desnudas. "Las teor¨ªas freudianas est¨¢n muy presentes, a veces a favor y otras frontalmente en contra", advierte el comisario. "Cuando se produce su ruptura con todas las teor¨ªas del psicoan¨¢lisis, las figuras de sus cuadros se alargan, se oscurecen y el vac¨ªo pasa a ser el protagonista absoluto".
El director del Albertina, Klaus Albrecht Schr?der, explica en la v¨ªspera de la inauguraci¨®n que esta muestra (abierta hasta el 19 de marzo) era uno de los proyectos m¨¢s ambiciosos del museo desde hac¨ªa a?os. Para completar cada campo tratado por el artista ha conseguido un pr¨¦stamo de 90 cuadros de colecciones particulares. "Schiele trabajaba aparentemente siempre con los mismos motivos o temas: el sexo, la angustia, la incapacidad. Con l¨¢piz o acuarelas, eran observados desde diferentes perspectivas. Por eso cada cuadro suyo es un mundo, una pieza en la que ¨¦l ha volcado todo su dolor y pasi¨®n".
Una parte importante de la exposici¨®n la ocupan los desnudos de mujeres en los que s¨®lo se reproduce una parte de su cuerpo. Las nalgas o las rodillas que pinta en 1914 pertenecen a la m¨¢s pura abstracci¨®n y geometrismo del momento. Schiele no se entrega a ninguna tendencia ni ismo del momento, pero se empapa de todos ellos.
Las formas geom¨¦tricas est¨¢n pr¨¢cticamente protagonizadas por parejas de mujeres desnudas envueltas en peque?as circunferencias que enmarcan rostros atormentados o ausentes. Otras, en cambio, muestran un rostro de plena felicidad, pero son las que act¨²an ante lo que el comisario llama "sombras exteriores".
La paz que no muy a menudo disfruta Egon Schiele est¨¢ en sus dibujos de crisantemos rojos, verdes o amarillos, en los estilizados frutales que pinta cuando est¨¢ felizmente unido a Edith Harms, en 1912. Edith es una de las ¨²ltimas mujeres con las que convive el artista y la que, seg¨²n cuenta en alguno de sus escritos, le da m¨¢s serenidad Pero durante este romance, ya en 1914, ser¨ªa llamado a filas a Praga y empezar¨ªan sus sufrimientos como soldado y como observador de guerreros a los que dibujar¨ªa con gran dolor.
Egon Schiele consigui¨® el aplauso para su obra muy joven, con s¨®lo 18 a?os. En esos primeros momentos se entrega al academicismo m¨¢s absoluto. Pero ese aplauso inicial se enfr¨ªa. Viena, M¨²nich y Colonia son despu¨¦s los escenarios de su ruptura con todo lo que oliera a Secesi¨®n Vienesa. Le acusan de esc¨¢ndalo y llega a sufrir persecuciones e incluso es arrestado y encarcelado. Le confiscan sus obras er¨®ticas y le denuncian por escandalizar con sus dibujos de ni?os.
Durante sus d¨ªas de c¨¢rcel se inspira en los otros presos para pintar algunos de los rostros m¨¢s duros que se pueden contemplar en el Albertina. A partir de 1913, sus exposiciones son innumerables. En 1918 vende todo lo que exhibe en la Secesi¨®n Vienesa. En octubre de ese a?o muere a causa de la llamada gripe espa?ola.
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