Kioto no puede esperar
Los cient¨ªficos ya no tienen dudas: el cambio clim¨¢tico es un hecho. Europa sufre la mayor alteraci¨®n de los ¨²ltimos 5.000 a?os; los glaciares alpinos empiezan a fundirse y el desierto avanza en el sur. Es el resultado de la concentraci¨®n en la atm¨®sfera de gases de efecto invernadero generados b¨¢sicamente por la quema de combustibles f¨®siles para obtener energ¨ªa. Lo que alguna vez pudo verse como una amenaza lejana y nebulosa se ha convertido ya en un problema real y creciente.
Nadie puede permanecer indiferente a lo que estos d¨ªas se discute en la Cumbre del Clima en Montreal. La reuni¨®n, con 190 pa¨ªses y m¨¢s de 8.000 expertos, representa una oportunidad ¨²nica para atraer hacia posiciones m¨¢s sensatas a los gobiernos que se niegan a ratificar el Protocolo de Kioto -principalmente Estados Unidos, el mayor productor mundial de emisiones contaminantes-. Y la mejor forma de hacerlo es socavar las bases de sus temores y demostrar por la v¨ªa de los hechos que el crecimiento econ¨®mico es compatible con la reducci¨®n de gases. Algo que implica asumir sus costes actuales como una forma de evitar desastres futuros mucho m¨¢s onerosos.
El caso espa?ol es poco ejemplarizante. Espa?a, pese a sus promesas de cumplimiento, es el pa¨ªs desarrollado que m¨¢s se aleja de los objetivos del acuerdo. Ya emite un 45% m¨¢s que en 1990, el triple del tope fijado para 2012. Y lo que es peor, la Comisi¨®n Europea, ante estos p¨¦simos resultados, ha advertido que Espa?a no podr¨¢ cumplir su objetivo aunque implante nuevas medidas. El reto es grande. Hay que arrinconar numerosos prejuicios e insertar el objetivo medioambiental en la pol¨ªtica energ¨¦tica e industrial. Porque si alguien piensa que cumplir Kioto es demasiado caro, que recuerde la sequ¨ªa que atraviesa Espa?a. Da igual que se deba o no al cambio clim¨¢tico, lo importante es que nos ha ense?ado hasta qu¨¦ punto somos vulnerables a una alteraci¨®n del clima.
Montreal representa una ocasi¨®n ¨²nica para superar el mayor desaf¨ªo ambiental del planeta. Y dos son los caminos para conseguirlo: por un lado, aclarar qu¨¦ medidas hay que tomar para adaptarse al cambio clim¨¢tico; por otro, ser capaces de atraer con flexibilidad a EE UU y a gigantes como China, India o Brasil. Para lograrlo, nada mejor que dar ejemplo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.