Frederik 'Frits' Philips, ingeniero
Patriarca de la multinacional electr¨®nica holandesa Philips
Nacido en 1905 y ¨²nico hijo var¨®n de Anton Philips, fundador en 1891 de la f¨¢brica de bombillas que lleva su nombre, Frederik Philips convirti¨® el negocio familiar en una firma puntera. Preocupado por el aspecto social de los negocios tanto como por su gerencia, ha sido el director m¨¢s respetado de una empresa que ha atravesado grandes periodos de gloria y de crisis, y cuyos empleados todav¨ªa le llamaban El Presidente.
"Era un hombre amable, educado y comprometido que precisamente por eso no siempre supo ser un buen gerente". Marcel Metzer, bi¨®grafo de Frederik Jacques Philips, patriarca de la multinacional holandesa de la electr¨®nica que falleci¨® el martes a los 100 a?os, defini¨® as¨ª el car¨¢cter del hombre que hizo grande la compa?¨ªa de su padre sin perder la sensibilidad por las mejoras sociales.
Con una visi¨®n muy particular de lo que deb¨ªa ser un "capit¨¢n financiero", Frits Philips llev¨® una vida c¨®moda hasta que entr¨® en la casa, en 1930, en plena crisis econ¨®mica mundial. Se acababa de graduar en Ingenier¨ªa en la Universidad T¨¦cnica de Delft y Philips ten¨ªa ya una buena reputaci¨®n. Transformada en uno de los mayores fabricantes europeos desde Eindhoven, cotizaba en la Bolsa desde 1912. Tras la Primera Guerra Mundial, la firma emprendi¨® nuevas actividades en el terreno de la electr¨®nica aplicada a la medicina, los aparatos de radio y las maquinillas de afeitar.
El joven Frederik, uno de cuyos parientes lejanos, Karl Marx, escribi¨® varios cap¨ªtulos de El capital en uno de los domicilios familiares, tuvo que vencer los temores paternos de no ser lo bastante lanzado como para llevar las riendas.
Anton Philips hab¨ªa sido un empresario pionero en Holanda y esperaba que su hijo siguiera sus pasos. El hecho de que ¨¦ste se uniera, junto con su esposa, Sylvia van Lennep, al denominado Grupo de Oxford, un movimiento a favor del rearme moral y pac¨ªfico de la sociedad no contribuy¨® a tranquilizar al padre.
Convencido, sin embargo, de que las empresas deb¨ªan velar por el bienestar de sus empleados con igual inter¨¦s que por sus cifras de ingresos, Frederik se gan¨® pronto el apelativo de Se?or Philips. Un hombre que pasaba con naturalidad de hablar de f¨²tbol con los seguidores del equipo que su familia contribuy¨® a fundar, el ahora famoso PSV, a departir con el primer ministro. Y un presidente-director general, cargo que ejerci¨® entre 1961 y 1971, que adem¨¢s de un empleo ofrec¨ªa una casa barata y servicio m¨¦dico, am¨¦n de un carn¨¦ de socio del PSV, a sus empleados.
Pero antes de convertirse en El Presidente, Frederik Philips tuvo que liberarse de la tutela paterna. En su caso, dicho cambio se produjo en las circunstancias m¨¢s adversas. Fue en 1940, durante la II Guerra Mundial y despu¨¦s de la capitulaci¨®n de Holanda ante los nazis. Con la familia en Estados Unidos, decidi¨® quedarse en Eindhoven cuando el Tercer Reich confisc¨® Philips para que produjera material de guerra. A sabiendas de que podr¨ªan tacharle luego de colaborador, siempre sostuvo que as¨ª evit¨® la deportaci¨®n de muchos trabajadores. Lo cierto es que fue amenazado de muerte por los invasores e internado en un campo de concentraci¨®n.
El resto de su peripecia vital fue menos accidentado. Ampli¨® las divisiones para telecomunicaciones y ordenadores. Adquiri¨® asimismo otras empresas y la multinacional lleg¨® a tener 360.000 empleados. La ruptura del consorcio social que hab¨ªa contribuido a forjar por las crisis financieras de los a?os noventa supuso un duro golpe moral.
Tampoco le gust¨® demasiado el traslado de la oficina central a Amsterdam. Apartado ya de la gerencia activa, sigui¨® conservando unas pocas acciones esenciales para influir en el nombramiento de los nuevos presidentes. Incapaz de jubilarse del todo, mantuvo un despacho en la compa?¨ªa adonde acud¨ªa en momentos cr¨ªticos. Uno de ellos fue durante la operaci¨®n de saneamiento denominada Centuri¨®n, que cost¨® miles de puestos de trabajo.
Jan Timmer, que fue presidente de Philips en ese periodo, dijo el martes que Frits Philips hab¨ªa sido "el s¨ªmbolo de la casa por su humanidad". El PSV quiso recordarle en su partido en Eindhoven contra el Fenerbahce turco, con un minuto de silencio y un brazalete negro.
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