Otegi-Ternera
Hace cinco a?os, el entonces l¨ªder del PNV, Xabier Arzalluz, advert¨ªa a ETA que ya s¨®lo tomar¨ªa en serio sus ofertas de tregua si eran "definitivas, sin vuelta atr¨¢s" (Deia, 10-12-00). Tal vez ¨¦sa sea la raz¨®n de que no se haya producido el alto el fuego que esperaba el Gobierno: los jefes de ETA saben que ya no valen ofertas parciales: lo que decidan deber¨¢ ser definitivo, y por eso dudan y atrasan la gran decisi¨®n. Esperan que entre tanto ocurra algo que les marque el camino.
La hip¨®tesis de un t¨¢ndem Otegi-Ternera con disposici¨®n a emprender el camino de la retirada tiene fuerza. Otegi es un pol¨ªtico que aspira a seguir si¨¦ndolo tras la desaparici¨®n de ETA; Ternera ha sido jefe de la banda y parlamentario de Batasuna antes de volver a ser (probablemente) jefe pol¨ªtico de ETA: como tal particip¨® con Mikel Antza en el encuentro con Carod. Se trata por tanto de un t¨¢ndem comparable al formado por Gerry Adams y Martin McGuinness al frente del IRA-Sinn Fein. El que Ternera haya conocido la libertad antes de volver a la clandestinidad para evitar regresar a prisi¨®n hace veros¨ªmil la idea, que lleva meses circulando, de que busca una salida para s¨ª mismo y los que con ¨¦l han quedado atrapados en el mecanismo que crearon a?os atr¨¢s para impedir el simple desenganche (el que pretendi¨® Yoyes); y para los 700 presos de la banda.
Habr¨ªa, por tanto, coincidencia entre los intereses de los jefes de Batasuna por recobrar la legalidad y los de al menos un sector de la direcci¨®n de ETA por abandonar sin reconocer su derrota. Si es esto lo que, m¨¢s all¨¢ de las proclamas del Zutabe, explica los dos a?os y medio sin atentados mortales, tiene raz¨®n Zapatero al hablar de oportunidad. Aunque estos 30 meses sean en parte fruto de la eficacia policial (y de la buena suerte), son ya un dato de la realidad, con efectos psicol¨®gicos y pol¨ªticos: han creado en la poblaci¨®n vasca, incluido el mundo de Batasuna, la convicci¨®n de que la lucha armada es cosa del pasado; y de que un solo muerto m¨¢s no s¨®lo acabar¨ªa con cualquier expectativa de reinserci¨®n a medio plazo sino que podr¨ªa provocar la ruptura con una Batasuna condenada a seguir en la ilegalidad.
Es un mal argumento oponer a la posibilidad de retirada la idea de que "a ETA hay que derrotarla". Precisamente porque ha sido derrotada pol¨ªticamente (en el sentido de que la violencia no es ya capaz de hacer avanzar sus objetivos), y porque esa derrota es consecuencia de la eficacia policial y la firmeza judicial, es posible plantearse el fin definitivo de ETA. No renunciando a esa firmeza, sino complet¨¢ndola con incentivos al abandono de las armas. El margen es estrecho porque si se aceptase entrar en una din¨¢mica de concesiones previas (acercamiento de presos, etc¨¦tera) para favorecer el proceso se cargar¨ªan de raz¨®n los contrarios al abandono definitivo: ¨¦sos que esperan que ocurra algo que devuelva alg¨²n sentido a la lucha armada.
Las sesgadas invocaciones que los dirigentes de Batasuna (y redactores del Zutabe) hacen al proceso de paz irland¨¦s podr¨ªan interpretarse en esa clave. Lo que les llama la atenci¨®n es el concepto mismo de proceso: los 12 a?os que van desde la declaraci¨®n de Downing Street hasta la entrega de las armas. Obtuvieron la liberaci¨®n de los presos, gracias a que los hab¨ªa de las dos comunidades, y a la vez el brazo pol¨ªtico se convirti¨® en interlocutor imprescindible para convencer al IRA de que deb¨ªa desarmarse.
Aqu¨ª s¨®lo hay violencia de una parte, por lo que el efecto de enredarse en un proceso largo de concesiones rec¨ªprocas, sin un compromiso previo y neto de abandono por parte de ETA, ser¨ªa perder la oportunidad abierta, seg¨²n sosten¨ªa hace poco Javier Villanueva, un sobreviviente de la extrema izquierda de los 70, en un art¨ªculo publicado en la revista de Gesto por la paz. Su argumento era que el principal incentivo para que ETA lo deje es cortar en seco las graves consecuencias negativas que su continuidad acarrea sobre su propio mundo; y que ello le obliga a dar el paso decisivo: "Cuanto m¨¢s pronta, limpia y clara sea la decisi¨®n de dejarlo, cuanto m¨¢s definitiva e incondicionada, mayor margen tendr¨¢ Zapatero para acometer los delicados pasos de la reinserci¨®n" de presos y Terneras. La prueba de la sostenibilidad del asunto va a ser -conclu¨ªa Villanueva- que "el presidente pueda defender razonablemente ante las v¨ªctimas, cara a cara, el proceso seguido y sus consecuencias". Hoy por hoy, no podr¨ªa.
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