Sadam Husein desaf¨ªa al tribunal y abandona el banquillo de los acusados
El juicio contra el ex dictador, aplazado hasta despu¨¦s de las elecciones del 15 de diciembre
Sadam Husein boicote¨® ayer la quinta sesi¨®n del juicio que se instruye contra ¨¦l y siete altos cargos de su r¨¦gimen por la matanza de Dujail. El ex dictador iraqu¨ª se neg¨® a comparecer ante el tribunal, lo que motiv¨® un retraso de m¨¢s de cuatro horas mientras el juez Rizgar Am¨ªn negociaba con sus abogados. Finalmente, la sesi¨®n se reanud¨® con su silla vac¨ªa y, tras escuchar la declaraci¨®n de un nuevo testigo, el magistrado decidi¨® posponer la vista hasta el d¨ªa 21, despu¨¦s de las elecciones de la pr¨®xima semana.
"El tribunal seguir¨¢ adelante con el proceso e informar¨¢ al acusado del desarrollo del mismo durante su ausencia. Me refiero a Sadam Husein", manifest¨® el juez Am¨ªn al reabrir la audiencia, pasadas las tres de la tarde (dos horas menos en la Espa?a peninsular). De acuerdo con la ley iraqu¨ª, por cuyas normas junto a otros principios de derecho internacional se rige el tribunal, el juicio puede continuar hasta el final sin Sadam.
Un nuevo testigo, el octavo desde que se iniciara el proceso el pasado 19 de octubre, relat¨® su detenci¨®n y tortura a ra¨ªz del intento de asesinato que Sadam sufri¨® en su localidad, Dujail, en 1982. La represalia oficial incluy¨® detenciones masivas, la muerte de 148 de sus habitantes y desalojo de muchos m¨¢s. Sin embargo, tampoco este hombre, identificado con la letra uau del alfabeto ¨¢rabe, fue capaz de establecer una conexi¨®n directa entre las sevicias que sufri¨® y los acusados. Narr¨® c¨®mo tras su detenci¨®n fue llevado a la sede del partido Baaz, donde oy¨® a gente "gritando a causa de los golpes que recib¨ªan". En su caso, responsabiliz¨® directamente a Barzan Ibrahim al Tikriti, el hermano de madre de Sadam Husein.
"Cuando lleg¨® mi turno, el investigador me pregunt¨® mi nombre, se volvi¨® a Barzan y le pregunt¨®: '?Qu¨¦ hacemos con ¨¦l?'. A lo que Barzan respondi¨®: 'Ll¨¦venselo. Puede ser ¨²til'. Est¨¢bamos medio muertos a causa de los golpes", declar¨®. No obstante, a preguntas del juez, reconoci¨® que en aquel momento ten¨ªa los ojos vendados y que supo que era Ibrahim el que daba las ¨®rdenes porque se lo dijeron otros presos.
Algo similar ocurri¨® despu¨¦s de que mencionara que vio c¨®mo los guardias mataban a uno de los prisioneros en la c¨¢rcel. El juez inquiri¨® entonces si hab¨ªa visto c¨®mo mataban a alguno de los habitantes de Dujail. "No", respondi¨® el testigo, dando sin querer un nuevo asidero a los acusados que no desaprovechan el menor punto d¨¦bil para intentar sembrar dudas sobre la solidez del caso.
El ex presidente y el resto de los acusados consideran que el proceso es una comedia y han tratado de interrumpirlo en repetidas ocasiones. Para ello han recurrido a descalificar al juez y al jefe del equipo fiscal, e incluso a acusar a los temerosos y ocasionalmente incoherentes testigos de estar mintiendo. Hasta ahora s¨®lo dos se han atrevido a hacerlo a cara descubierta. El resto declara protegido por una cortina y con la voz distorsionada de forma electr¨®nica para que no pueda reconocerse. Tal es el miedo que a¨²n despiertan el dictador y sus simpatizantes.
Por parte de Sadam, sin embargo, no se ha visto en estas cinco sesiones ning¨²n gesto de remordimiento por lo sucedido durante sus tres d¨¦cadas en el poder ni de simpat¨ªa hacia las v¨ªctimas. Al contrario, se ha mostrado desafiante, incluso agresivo con los jueces, y ha tratado a los testigos de "colaboracionistas al servicio del ocupante". Una actitud parecida mantienen sus colaboradores. Ayer, Al Tikriti se quej¨® de sus condiciones de detenci¨®n, tratando de establecer un paralelismo con las situaciones que describen sus v¨ªctimas, y Taha Yas¨ªn Ramad¨¢n, el que fuera vicepresidente, le¨ªa un libro mientras el testigo declaraba.
Aunque sean una minor¨ªa, algunos iraqu¨ªes siguen apoyando a Sadam. Unos cuantos centenares de personas se manifestaron ayer a su favor en Auya, su aldea natal. Adem¨¢s, antes de que empezara la audiencia, varios hombres armados atacaron el hospital de Kirkuk, a 250 kil¨®metros al norte de Bagdad, y liberaron a un detenido por haber intentado asesinar a uno de los jueces del tribunal, el instructor del caso Raid Yuhi. En el ataque murieron tres polic¨ªas.
La matanza de Dujail s¨®lo es el primer caso de una larga lista de cr¨ªmenes que, en teor¨ªa, deber¨ªan juzgarse de forma sucesiva por el mismo tribunal. Entre ellos, la represi¨®n de los chi¨ªes en 1991; el gaseo de 5.000 kurdos en Halabya en 1988; el desplazamiento forzado de 182.000 kurdos entre 1987 y 1988, la guerra con Ir¨¢n o la ocupaci¨®n de Kuwait. Sin embargo, si como todos esperan el dictador es condenado a muerte, no afrontar¨¢ m¨¢s juicios, ya que la ley iraqu¨ª establece que la condena debe ejecutarse en el plazo de un mes y no es conmutable por otra pena.
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