Coge el dinero y corre
?ltimamente y aprovechando el debate suscitado en torno a la LOE, cada una de las organizaciones que componen el amplio espectro de la ense?anza privada concertada est¨¢n poniendo encima de la mesa diferentes cuestiones que, a¨²n siendo interesantes, ocultan un objetivo por lo menos curioso: esto es, quieren negociar cuestiones relativas a un ¨¢mbito que no es el suyo: el de la ense?anza p¨²blica. Por ejemplo, ?hasta donde pueden negociar las patronales de la ense?anza privada y concertada c¨®mo debe ofrecerse la religi¨®n en los centros p¨²blicos? ?Qu¨¦ competencia tienen para decidir los criterios y procedimientos de admisi¨®n de alumnos en los centros p¨²blicos?
Aprovechando la nula capacidad que ha demostrado el Gobierno del PSOE para liderar un proyecto de ley progresista, estas organizaciones han comenzado a poner en solfa un elemento b¨¢sico a la hora de entender la funci¨®n social de la educaci¨®n como derecho de la ciudadan¨ªa, intentando redefinir lo que es un servicio y un bien p¨²blico en par¨¢metros de utilidad, donde lo que se mide no es el efecto de ¨¦ste como elemento de cohesi¨®n social, sino en la pr¨¢ctica como elemento claramente discriminador en base a la tan cacareada libertad de elecci¨®n de centro.
El presidente de las Cooperativas de Ense?anza de Euskadi, Imanol Igeregi, haciendo un avispado ejercicio de demagogia e intentado marcar distancias con el resto de patronales de los centros privados, sobre todo los religiosos, afirmaba en el art¨ªculo publicado hace d¨ªas que el problema radica en "el vetusto concepto de las redes educativas, basado en la titularidad de los centros". A rengl¨®n seguido, y pasando por Waterloo, denostaba dos siglos de debate educativo y nos mandaba directamente a copiar el modelo escandinavo donde, volviendo a mezclar conceptos que son complementarios, como titularidad y autonom¨ªa, hacer otro ejercicio de "lo m¨ªo lo mejor". Obvia Igeregi que en dicho modelo escandinavo la titularidad p¨²blica es aplastante y que, teniendo en cuenta sus caracter¨ªsticas espec¨ªficas (nivel socio-econ¨®mico de dicha sociedad, ordenaci¨®n demogr¨¢fica, inversi¨®n en la ense?anza p¨²blica) donde el grado de autonom¨ªa de los centros p¨²blicos en cuanto a la gesti¨®n de los recursos es envidiable.
Mezclar el debate de la titularidad con el de la autonom¨ªa de los centros en su gesti¨®n para justificar la necesidad de la creaci¨®n de un Servicio P¨²blico de Educaci¨®n, en el que todos los centros sostenidos con fondos p¨²blicos (a buen entendedor sobran las palabras) tengan iguales derechos y, ?c¨®mo no?, iguales obligaciones, son s¨®lo una mera declaraci¨®n de intenciones que, visto lo visto y en la pr¨¢ctica diaria se convierte en el titulo de aquella famosa pel¨ªcula Coge el dinero y corre.
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