La perspectiva persa
'Creaci¨®n', la gran novela de Gore Vidal sobre el siglo V a. de C., se ofrece ma?ana con EL PA?S por 2,50 euros
Los grandes eruditos suelen recurrir a la iron¨ªa para soportarse a s¨ª mismos. Es el caso de Gore Vidal, nacido Eugene Luther Vidal el 3 de octubre de 1925 en Nueva York, hijo y nieto de patricios del Partido Dem¨®crata, residente en Italia y experto en tragedias y placeres mediterr¨¢neos. "Ning¨²n problema humano ser¨ªa insoluble si la gente siguiera mis consejos", dijo una vez. El viejo diplom¨¢tico persa Ciro Espitama, muerto de fr¨ªo y de asco en su exilio ateniense, podr¨ªa haber dicho lo mismo. Ciro Espitama es el personaje central de Creaci¨®n: nieto de Zarathustra-Zoroastro, amigo del rey Jerjes y de K'ung-Confucio, refutador de Herodoto, entrevistador de Buda, aliado de Li-Tzu y de Pericles, explorador del mundo en el siglo m¨¢s f¨¦rtil de la historia e interesado en descubrir el aut¨¦ntico origen de la humanidad.
Vidal escribi¨® Creaci¨®n (publicada en 1981) porque la tentaci¨®n del siglo V antes de Cristo le result¨® irresistible. Un siglo en el que convivieron Buda y los grandes reyes persas, Li-Tzu (fundador del tao¨ªsmo) y S¨®focles, Confucio y S¨®crates, ofrec¨ªa recursos narrativos casi inagotables. El autor forz¨® un poco las cosas con Zoroastro, que posiblemente muri¨® unos cuantos siglos antes (a falta de documentos, abundan las opiniones), pero el tapiz de Creaci¨®n deslumbra. Se trata de una novela tejida con un respeto escrupuloso por la realidad y los acontecimientos de la ¨¦poca, cuya inmensa panor¨¢mica llega a provocar v¨¦rtigo.
Ciro Espitama busca, ostensiblemente, la verdad de la Creaci¨®n. Como zoro¨¢strico, sus ideas religiosas resultan parecidas a las judeo-cristianas: un Dios supremo funda el universo y la humanidad, crea luego un dios del mal alternativo con el que combate y regresa al fin de los tiempos para vencer al maligno y juzgar a los hombres. Su contacto con Buda, quien considera intrascendente c¨®mo empez¨® todo porque todo da vueltas sin fin, y con Confucio, interesado tan s¨®lo en una ¨¦tica humana, le inducen a reflexionar. ?Es Creaci¨®n una novela religiosa? Por supuesto que no. Es de Gore Vidal. Se trata, por tanto, de una novela hist¨®rica sobre los fundamentos de la pol¨ªtica y la vanidad del poder.
Si el esc¨¦ptico Gore Vidal hubiera querido hablar de religi¨®n, habr¨ªa incluido en su obra alg¨²n personaje jud¨ªo. El b¨ªblico Libro de Esther se ambienta en la ¨¦poca de Jerjes. Tambi¨¦n por esos a?os un grupo de sacerdotes jud¨ªos, liberados por el propio Jerjes del cautiverio babil¨®nico, compon¨ªa la versi¨®n casi definitiva del Pentateuco, las memorias de Mois¨¦s, en un territorio no muy distante de la corte imperial persa. Pero la religi¨®n nunca fue el tema. Vidal quer¨ªa hablar de poder y de organizaci¨®n social, asuntos de la m¨¢xima importancia que suelen reflejarse en las creencias religiosas de cada tiempo y lugar.
Vidal es uno de los mejores (si no el mejor) y m¨¢s ¨¢cidos ensayistas pol¨ªticos estadounidenses de la segunda mitad del siglo XX. Una de sus ideas centrales consiste en que ninguna democracia puede adoptar maneras imperiales, o asumir la condici¨®n de imperio, sin desvirtuarse por completo. Estados Unidos constituye para ¨¦l un ejemplo perfecto de ese proceso, que conduce al dominio de una oligarqu¨ªa militar y econ¨®mica. No pod¨ªa evitar, por tanto, contraponer en Creaci¨®n las dos grandes identidades geopol¨ªticas del siglo V a. C.: las reci¨¦n aparecidas democracias griegas y el imperio persa.
Cuidado con Gore Vidal, porque sus trucos son sutiles. Arranca el relato con la indignaci¨®n de Ciro Espitama, obligado a escuchar durante horas en el Ode¨®n ateniense la "penosa lectura" que Herodoto realiza de sus Historias, y se convierte de inmediato en una autobiograf¨ªa del propio Espitama en la que se refutan las "patra?as" del historiador griego. El material en que se basa Vidal, sin embargo, debe mucho a Herodoto. Los traductores latinos salvaron mucha literatura griega; los minuciosos registros persas, por el contrario, fueron devorados por el tiempo. Herodoto, que hizo un gran trabajo period¨ªstico con medios muy escasos, no puede serle antip¨¢tico a Vidal.
Como tampoco pueden serlo los atenienses, descritos en Creaci¨®n como semib¨¢rbaros individualistas, aficionados a la traici¨®n y entregados a una efervescente demagogia. Hay que insistir de nuevo en la sutileza con que Vidal enreda al lector en su tapiz monumental. Los griegos son as¨ª porque los describe un alto funcionario del imperio persa, servidor de una maquinaria administrativa de extensi¨®n casi inconcebible. El objetivo del relato es trasladar la historia hacia atr¨¢s y hacia Oriente, para recordarnos que la "cuna" griega de la civilizaci¨®n occidental fue a su vez producto de anteriores experiencias pol¨ªticas y humanas.
Ciro Espitama desarrolla una primera embajada a los reinos de la India, donde empieza a forjarse el sistema de castas, y una segunda misi¨®n a los reinos de Cathay (China). All¨ª acepta, con Buda y Confucio, que "todo ha ocurrido ya y todo volver¨¢ a ocurrir". La mente abstracta del diplom¨¢tico persa evita regodearse en sentimientos, enigmas o asuntos personales; Creaci¨®n no es, a diferencia de otros cl¨¢sicos del g¨¦nero, una novela polic¨ªaca o rom¨¢ntica ambientada en una ¨¦poca pret¨¦rita, sino una colosal novela hist¨®rica sobre la historia.
Babelia
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