Humboldt en Madrid
Dos grandes alemanes ir¨¢n hoy por la ma?ana a pasear por el Museo de Ciencias Naturales de Madrid en homenaje a un grand¨ªsimo alem¨¢n que simboliza como solo ¨¦l y el emperador Carlos V pueden, los v¨ªnculos hist¨®ricos, culturales y afectivos entre Espa?a y Alemania. Horst K?hler, el presidente de la Rep¨²blica Federal de Alemania y ese polifac¨¦tico monstruo de la cultura que es Hans Magnus Enzensberger acudir¨¢n a la exposici¨®n sobre Alexander Von Humboldt, un prusiano que se present¨® muy joven en 1799 en la Corte en Aranjuez, pidi¨® un pasaporte para las colonias espa?olas de ultramar y volvi¨® a?os despu¨¦s, recorridos territorios de Venezuela, M¨¦xico, Colombia, Cuba y Norteam¨¦rica, cargado con un saco sin fondo de informaci¨®n privilegiada y ¨²nica. Se convirti¨® en uno de los grandes promotores de la curiosidad y la investigaci¨®n como motores del progreso y el bienestar, del riesgo y el amor al conocimiento y en uno de los nombres simb¨®licos de la ilustraci¨®n, del esp¨ªritu emprendedor y la fe en la superaci¨®n.
Fue un ser fuera de lo com¨²n y lo habr¨ªa sido hoy. Desde luego no un producto imaginable de la universidad alemana o espa?ola de nuestros tiempos. Hab¨ªa estudiado Friedrich Von Humboldt filosof¨ªa, f¨ªsica, matem¨¢ticas, idiomas, dibujo y grabado y despu¨¦s tambi¨¦n bot¨¢nica y miner¨ªa y astronom¨ªa y metaf¨ªsica pero, en vez de quejarse y meterse en l¨ªos como el Fausto de Goethe, derroch¨® tanta energ¨ªa y entusiasmo en la difusi¨®n de sus conocimientos que ha quedado para la posteridad como el adalid de una disposici¨®n de ¨¢nimo que moviliza lo mejor del ser humano, valent¨ªa, generosidad y sabidur¨ªa.
Ayer, el esp¨ªritu de Von Humboldt invadi¨® el palacete de la Castellana de la Fundaci¨®n Rafael del Pino, anfitriona del Tercer Foro Hispano-Alem¨¢n para intentar contrarrestar la estrechez de miras, la falta de emoci¨®n emprendedora y competidora, el p¨¢nico al riesgo y en cierta medida, todo el miedo a la plena articulaci¨®n y el desarrollo de la libertad que caracteriza a las sociedades europeas.
Las fundaciones del Pino y Bertelsmann convocaron a ilustres oradores y participantes a este principal foro de la sociedad civil hispano-alemana, pero el protagonista acabo siendo ese Von Humboldt cuyo ejemplo banqueros y empresarios, catedr¨¢ticos e investigadores querr¨ªan fuera actual en sociedades como la alemana, temerosa y hostil a los cambios.
El diagn¨®stico sobre la universidad espa?ola no pod¨ªa ser m¨¢s ben¨¦volo que el dictado sobre la alemana. Se coincidi¨® en que en materia educativa son muchos los errores que Espa?a ha copiado a Alemania, entre ellos esa militancia contra la excelencia y la competitividad. Se insisti¨® en que, siendo la igualdad de oportunidades irrenunciable, hay que desafiar a la tiran¨ªa de la mediocridad que hunde resultados y expectativas a un m¨ªnimo denominador com¨²n calamitoso.
Cuando inauguraron el Foro el rey Juan Carlos y el presidente K?hler, el centenar y medio de personalidades de la empresa, las finanzas y la cultura ya hab¨ªa alzado la voz de alarma ante el d¨¦ficit de competitividad con Estados Unidos y las potencias emergentes, el culto al igualitarismo, a los derechos adquiridos y a la mediocridad. Felipe Gonz¨¢lez lament¨® que cinco a?os despu¨¦s de la agenda de Lisboa, Europa no gana sino pierde terreno frente a Estados Unidos.
Jutta Limbach, Crist¨®bal Hallfter o Hans Dieter Lehman clamaron por la defensa de la cultura como plusval¨ªa en una competencia en la que todos dieron la deslocalizaci¨®n por hecho irrevocable, justo y solo compensable con investigaci¨®n, desarrollo e innovaci¨®n (I+D+I). Estaba en la Castellana el esp¨ªritu de la excelencia, el Rey, K?hler y algunos de los m¨¢s brillantes emprendedores de este pa¨ªs. Ausentes, muchos espantados por el esp¨ªritu de Humboldt.
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