Von Humboldt, una pasi¨®n rom¨¢ntica
Enzensberger y Lled¨® trazan el perfil de uno de los grandes cient¨ªficos de todos los tiempos
La de Alexander von Humboldt (1769-1859) fue una pasi¨®n rom¨¢ntica, por conocer, por explorar, por divulgar, y anoche hablaron de ¨¦l con entusiasmo Hans Magnus Enzensberger y Emilio Lled¨®. Al primero, ensayista y poeta alem¨¢n, se debe la resurrecci¨®n de Von Humboldt para los alemanes, que casi no le conoc¨ªan.
Por iniciativa de Enzensberger se publicaron el a?o pasado los 33 tomos de la obra ingente de Von Humboldt, cuya edici¨®n llev¨® a la ruina al propio explorador en el siglo XIX. Hasta el momento se llevan vendidos en Alemania 60.000 ejemplares, a 100 euros cada uno, de esta edici¨®n propiciada por Hans Magnus Enzensberger. El fil¨®sofo espa?ol se maravill¨® de la vigencia del trabajo de Von Humboldt, y lo trajo a la actualidad para denunciar la dejadez con la que en Espa?a y en el mundo se trata la naturaleza, la verdadera obsesi¨®n del cient¨ªfico alem¨¢n.
"Lo med¨ªa todo, no soportaba desconocer la magnitud de aquello que le interesaba", cont¨® Enzensberger
Para Lled¨®, su gran atractivo hoy es "el valor, su capacidad para aunar belleza y bondad, su radicalismo"
Los dos se reunieron en la Casa de Am¨¦rica de Madrid al final de un ciclo que coincide con la exposici¨®n Una visi¨®n del mundo, que recoge en el Museo de Ciencias Naturales el legado imponente de esta fuerza de la naturaleza. Coordin¨® su conversaci¨®n el periodista alem¨¢n Paul Ingendaay. Lled¨® y Enzensberger tienen puntos en com¨²n: cada uno est¨¢ apasionado por el pa¨ªs del otro, y los dos est¨¢n maravillados por lo que fue Von Humboldt. Ingendaay cit¨® s¨®lo algunas de las dedicaciones del personaje: escritor, cient¨ªfico, viajero, diplom¨¢tico, vulcan¨®logo..., una retah¨ªla "que sirve para que esta noche nos sintamos humildes".
Lo que le sorprendi¨® a Enzensberger fue que Von Humboldt "era un tipo raro", un gran liberal en un pa¨ªs tan provinciano como la Prusia en la que se cri¨®. "Jam¨¢s evit¨® luego los riesgos de la vida", y a ¨¦l le fascin¨® poder ocuparse "de un se?or tan vivo en medio de cl¨¢sicos que est¨¢n semimuertos". ?Y por qu¨¦ ahora los alemanes lo han redescubierto, y por qu¨¦ los j¨®venes se acercan a ¨¦l? "Alemania", dijo Enzensberger, "ha estado demasiados a?os ocupada en analizar los doce a?os del nazismo, y no ha tenido tiempo para ocuparse de sus grandes antepasados. Y los j¨®venes quieren saber de ¨¦l porque lo encuentran atractivo, arriesgado, un hombre que tiene una actitud que va m¨¢s all¨¢ de las convenciones".
A Lled¨® le sorprendi¨® de Von Humboldt su pasi¨®n por la libertad; a los dos les estremece ahora imaginar c¨®mo se enfrent¨® a la esclavitud, c¨®mo sorte¨® las Cortes de la ¨¦poca para conseguir el salvoconducto que le llevara a Am¨¦rica, un viaje que se hizo hace 200 a?os y que hoy se entiende como una aventura sobrehumana. A Lled¨® le gust¨® subrayar c¨®mo Von Humboldt "se machac¨®" la herencia de su madre y a los 19 a?os se empe?¨® en conocer y divulgar un mundo del que no sab¨ªa nada. Al moderador le result¨® extraordinario que Von Humboldt se aventurara en esos viajes "en una ¨¦poca en que no hab¨ªa mapas de los territorios que iba a explorar".
Fue un cient¨ªfico que se adelant¨® a todo, y en primer lugar, dijo Enzensberger, le procur¨® exactitud a la metodolog¨ªa, "lo med¨ªa todo, escalaba las cimas de las m¨¢s altas monta?as cargado con sextantes, no soportaba desconocer la magnitud de aquello que le interesaba".
A Lled¨® le maravill¨® la exposici¨®n que coincide con el di¨¢logo que tuvo con su colega alem¨¢n. "Vayan a verla. He visto muchos j¨®venes admir¨¢ndola; espero que luego no se vayan a jugar con los videojuegos".
Ingendaay quiso saber cu¨¢l sigue siendo el gran atractivo de Von Humboldt hoy. Para Lled¨®, "el valor, su capacidad para aunar belleza y bondad, su radicalismo". Aprovech¨® el fil¨®sofo espa?ol para denunciar el estado en el que se halla un valle que sorprendi¨® a Von Humboldt, el de La Orotava en Tenerife, "ahora acimentado, abandonado por las autoridades cuyo deber ser¨ªa el de servir a la naturaleza". A?adi¨® otro ejemplo: lo que sucede en Cabo de Gata (Almer¨ªa), donde un hotel de grandes dimensiones rompe (como en otros lugares del Mediterr¨¢neo) la antigua armon¨ªa de la costa.
Hablaron tambi¨¦n de Guillermo, el hermano fil¨®logo de Alejandro. Fue el fundador de la Universidad de Berl¨ªn, en 1810, estudi¨® la lengua vasca, y se sorprendi¨®, en su viaje a Espa?a, de que aqu¨ª surgieran mentes privilegiadas, "con la educaci¨®n que tienen, llena de ense?anzas de religi¨®n y de cuentas". Pero el personaje era Alejandro, y a ¨¦l dedicaron con pasi¨®n elogios que tuvieron este contrapunto: tambi¨¦n era hablador y vanidoso. "?Se lo perdonamos?", pregunt¨® Lled¨®. "Se lo perdonamos", le respondi¨® Enzensberger.
El hombre que se parec¨ªa a Brando
Hay un cuadro que le hicieron a Humboldt cuando ten¨ªa 85 a?os, y muri¨® a los 90, en el que el gran viajero se parec¨ªa a Marlon Brando en sus mejores tiempos. Incluso a ¨¦l le pareci¨® excesiva la mejora que el pintor hizo de su f¨ªsico, y lo dijo: "El cuadro es poco aut¨¦ntico". Era un hombre fuerte, atractivo, un gimnasta de los viajes, y de la libertad. En la exposici¨®n que est¨¢ abierta (hasta el 8 de enero pr¨®ximo) en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, junto al monumento a la Constituci¨®n, est¨¢ ese cuadro, junto a multitud de noticias, instrumentos, cuadros y recuerdos de los numerosos viajes de este hombre. Pas¨® por Madrid, y dej¨® aqu¨ª muchas huellas, a finales del siglo XVIII, camino de su c¨¦lebre estancia en Am¨¦rica, y recal¨® en Tenerife el 19 de junio de 1799. De este ¨²ltimo viaje (que dur¨® seis d¨ªas) los insulares hemos hecho toda una leyenda, que aqu¨ª, en esta exposici¨®n, tiene un sesgo mucho m¨¢s cient¨ªfico; todo lo que explor¨® lo vio desde el lado de la ciencia, y de la libertad, no de la leyenda ni del ensue?o; le interesaban los hombres, y el paisaje en funci¨®n de ellos.
Era un enciclopedista enamorado de los presupuestos m¨¢s duraderos de la Revoluci¨®n Francesa, y cada vez que ve¨ªa un paisaje pensaba c¨®mo ¨¦ste pod¨ªa serle ¨²til a la humanidad. Enzensberger ha escrito: "Era un transmisor sano e inconsciente de g¨¦rmenes malignos, un heraldo desinteresado del pillaje, un emisario que no sab¨ªa que lleg¨® para avisar la destrucci¨®n de aquello que amorosamente pint¨® en sus Cuadros de la naturaleza hasta los 90 a?os". Moebius lo vio como "un monarca de las ciencias", y Ottmar Ette lo proclam¨® "el pensador maestro del siglo XXI".
Suya es esta frase que hoy abrir¨ªa cualquier academia: "Conocer y reconocer es el placer y la facultad de lo humano, y es una de las riquezas de cualquier naci¨®n, que muchas veces sustituye a los escasos bienes de la naturaleza". Como se pone de manifiesto en su vida, y en esta exposici¨®n, fue el creador de la ecolog¨ªa moderna, y puso su conocimiento, como queda reiterado, "al servicio de la libertad". Fue un luchador decidido contra la esclavitud, "el peor de los males que ha castigado a la humanidad", y describi¨® de un plumazo lo que vio, en ese sentido, en Am¨¦rica: "Cada gota de jarabe de az¨²car", escribi¨® estando en Cuba, "se obtiene a costa de sangre y de gemidos". Estaba predestinado. A los 19 a?os escribi¨®: "?Cu¨¢ntas, cu¨¢n innumerables fuerzas permanecen bald¨ªas en la naturaleza, cuyo desarrollo pod¨ªa proporcionar ocupaci¨®n y alimentaci¨®n a millones de seres humanos!". No s¨®lo era un naturalista o un viajero, sino tambi¨¦n un benefactor. Cuando uno deja la exposici¨®n, que ayer fue vista por el presidente alem¨¢n, Horst K?hler, y que desde el 5 de octubre han visto 36.422 visitantes, se encuentra con dos de sus m¨¢quinas: una "para succionar agua de la tierra" y otra que lleva esta inscripci¨®n: "M¨¢scara de aire para rescatar mineros". Un sabio que no dej¨® de pensar en lo que hab¨ªa m¨¢s all¨¢ del espect¨¢culo de su sombra. Lled¨®, que anoche glos¨® su personalidad con Enzensberger, nos dijo sobre esta exposici¨®n: "Es una gozada". Lo es. Lo pensaban tambi¨¦n los escolares con los que la vimos ayer a mediod¨ªa.
Babelia
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