Esc¨¢ndalo en Alemania por el paso de Schr?der al sector privado
Un clamor de esc¨¢ndalo recorre Alemania por la decisi¨®n del ex canciller socialdem¨®crata Gerhard Schr?der, de 61 a?os, de ocupar el puesto de presidente del consejo de vigilancia del consorcio rusoalem¨¢n Gasprom, que construir¨¢ el gasoducto a trav¨¦s del mar B¨¢ltico. Algunos juristas aventuran que la conducta de Schr?der podr¨ªa tener relevancia penal e incurrir en el delito de prevaricaci¨®n, si se comprueba que su nuevo puesto de trabajo se acord¨® durante el ejercicio de la jefatura de Gobierno, que dej¨® el pasado 22 de noviembre.
"Schr?der arruina su fama", titulaba ayer el Berliner Zeitung. "Schr?der cobra el pago por su silencio ante el genocidio de Chechenia y el estrangulamiento de las libertades en Rusia", afirma el portavoz de Pol¨ªtica Exterior socialcristiano en el Parlamento Europeo, Bernd Posselt (CSU). El secretario general de la democracia cristiana, Roland Pofalla (CDU), declar¨®: "Schr?der no s¨®lo trabaja para el gas, sino tambi¨¦n para su propio carb¨®n". En la jerga alemana carb¨®n es lo mismo que en espa?ol pasta. Reinhard B¨¹tikofer, presidente de Los Verdes, el antiguo socio de coalici¨®n del SPD en el Gobierno, jug¨® con la expresi¨®n que Schr?der dedic¨® al presidente de Rusia, Vlad¨ªmir Putin, cuando lo defini¨® como "un dem¨®crata irreprochable". Seg¨²n B¨¹tikofer, el nuevo trabajo de Schr?der es un caso de "irreprochable nepotismo".
El SPD toma distancia
Un telediario de la primera cadena p¨²blica alemana (ARD) ilustra una cr¨®nica sobre el nuevo empleo de Schr?der con im¨¢genes del ex presidente de Telef¨®nica Juan Villalonga cuando firmaba el contrato con el ex comisario europeo Martin Bangemann, al que calific¨® de "un Ronaldo de las telecomunicaciones". Aquel contrato que escandaliz¨® a toda Europa se compara ahora con el de Schr?der. Los propios compa?eros de partido se distancian del ex canciller. El jefe del grupo parlamentario del SPD, Peter Struck, coment¨® la decisi¨®n de Schr?der con un "yo no lo habr¨ªa hecho". Christoph Matschie, presidente del SPD del Estado de Turingia, declar¨®: "Tengo la impresi¨®n de que Schr?der est¨¢ a punto de despilfarrar su prestigio".
Schr?der ha salido al paso de las acusaciones en una entrevista con el S¨¹ddeutsche Zeitung en la que califica de "cuesti¨®n de honor" su nuevo empleo; dice que tiene 61 a?os y quiere trabajar para no caer pesado a su mujer en casa y amenaza con los tribunales contra las informaciones falsas. Asegura Schr?der que las cifras que circulan sobre sus honorarios, entre 200.000 y un mill¨®n de euros anuales, son exageradas y a¨²n no sabe cu¨¢nto cobrar¨¢.
Adem¨¢s, la sede de la empresa ser¨¢ en el cant¨®n suizo de Zug, un coladero para evadir impuestos. Adem¨¢s, Schr?der tendr¨¢ como colega de trabajo a Matthias Warnig, ex comandante de la Seguridad del Estado, la temida Stasi, de la desaparecida Alemania comunista. Warnig hizo excelentes migas con su antiguo colega Putin cuando trabajaba para el KGB en Dresde antes de la ca¨ªda del muro.
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