La madre de (casi) todos los islamismos
Ma?ana se celebrar¨¢n en Irak unas elecciones legislativas reputadas de cruciales; en enero habr¨¢ tambi¨¦n consulta en Palestina; y en marzo Israel elegir¨¢ nuevo Parlamento. Pero el resultado electoral que m¨¢s puede influir, confortar o complicar, seg¨²n los casos, todas esas citas del votante, se produjo la semana pasada en Egipto, en unos comicios desarrollados en tres fases que duraron un mes, en condiciones de presi¨®n extrema para la oposici¨®n, a los que una formaci¨®n antes religiosa que directamente pol¨ªtica concurr¨ªa sin nombre propio, optando a s¨®lo 150 de los 444 esca?os en liza. Y su victoria en 88 de ellos, a¨²n comparada con los 330 y pico del partido gobernante, constituye toda una revoluci¨®n. La Hermandad Musulmana, madre de todos los islamismos (sun¨ªes), ha demostrado lo que puede hacer a poco que la dejen.
La Hermandad (Al Ijw¨¢n al Muslim¨²n, Diccionario de Islam e Islamismo, Luz G¨®mez) fue fundada en Egipto en 1928, por Hasan al Banna, asesinado en 1949, y desde entonces ha proyectado su sombra, en ocasiones terrorista pero tambi¨¦n de regeneraci¨®n moral y auxilio social, por todo el mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n. Los islamismos del Machrek -Siria, L¨ªbano, Jordania, Irak, Palestina y en menor medida el Golfo- se reclaman de esa filiaci¨®n y, en particular, Ham¨¢s, el movimiento integrista palestino, fundado tras la primera Intifada en 1988, se considera la versi¨®n local de la Hermandad. Ese resultado anima las elecciones palestinas, a las que concurre por primera vez aquella formaci¨®n, y pende sobre las israel¨ªes, donde el gran malabarista del miedo, Ariel Sharon, puede salir beneficiado por el aldabonazo de El Cairo.
Tariq Ramadan, el gran te¨®rico del islamismo en Occidente, vincula a la Ijw¨¢n con el salafismo reformista, nacido con los pensadores de la Nahda (despertar) de fin del XIX y comienzos del XX, Jamal al Din al Afgani, Rachid Rida, Muhammad Abduh, y m¨¢s recientes, Sayid Qutb y Abul Al¨¢ al Maududi, renovadores sociales que hac¨ªan una nueva lectura del Cor¨¢n acorde con los tiempos, sin pasar por la patr¨ªstica medieval, en un ideal de regreso a los salaf (antepasados) o Islam presuntamente aut¨¦ntico de los primeros musulmanes.
Los hermanos colaboraron con los Oficiales Libres en el derrocamiento de la monarqu¨ªa en 1952, pero fueron puestos fuera de la ley dos a?os m¨¢s tarde, cuando el general Naguib pretendi¨® servirse de la organizaci¨®n para convertir la presidencia de mentirijillas, que detentaba, en el verdadero poder cairota. Entonces emergi¨® el l¨ªder de la revoluci¨®n, el coronel Gamal Abdel Nasser, que no iba tolerar competidores. Y, as¨ª, el que se considera mayor pensador salido de la Hermandad, Sayid Qutb, autor de la biblia radical del islamismo sun¨ª, Jalones en el camino, fue colgado en 1966, en medio de una formidable represi¨®n contra el movimiento integrista. El sucesor de Nasser, Anuar el Sadat, toler¨® la reaparici¨®n de la Ijw¨¢n para contrapesar el nasserismo superviviente de los a?os 70, y otro tanto ha hecho seg¨²n rachas de conveniencia, el actual presidente, Hosni Mubarak. La Hermandad Musulmana existe y act¨²a, pero carece de establecimiento legal.
Desde su nacimiento, la organizaci¨®n se ha declarado opuesta a la violencia, propulsora de un fer pais islamista y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, partidaria de que los gobernantes de su sensibilidad lleguen al poder por la v¨ªa democr¨¢tica. La aparente contradicci¨®n entre esos laudables planteamientos y los atentados contra civiles, que perpetra Ham¨¢s en Israel y territorios ocupados, se resuelve, sin embargo, con la acorazada convicci¨®n de que la defensa por las armas de los derechos de un pueblo nunca sabr¨ªa equipararse al terrorismo.
?Es positivo que unas elecciones revelen lo que vale en Egipto el islamismo? El intelectual liban¨¦s Rami G. Khoury afirma que no ser¨¢ un Islam c¨®modo para Occidente y, menos a¨²n, un florilegio de min¨²sculos partidos laicos quienes derroten a Ben Laden, sino que s¨®lo una versi¨®n pac¨ªfica, segura de s¨ª misma, y todo lo democr¨¢tica que quepa imaginar en ese contexto, podr¨¢ constituir la alternativa.
El r¨¦gimen egipcio es quien debe estar m¨¢s asustado del ¨¦xito de esa apertura medida con violento tiral¨ªneas, que hab¨ªa propugnado Estados Unidos, seguramente hoy igual de inquieto, para justificar ante el mundo isl¨¢mico su aventura iraqu¨ª. Pero no parece que haya otra v¨ªa a seguir. Cuando se hace mentir a las urnas, ¨¦stas suelen acabar por reventar.
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