"Es humillante tener que descubrir en planos lo que unos terceros quieren hacer con tu casa"
La Comisi¨®n de Peticiones del Parlamento europeo ha recibido en los ¨²ltimos dos a?os unas 15.000 quejas y reclamaciones de afectados por lo que consideran abusos urban¨ªsticos cometidos al amparo de la Ley Reguladora de la Actividad Urban¨ªstica (LRAU) en vigor en la Comunidad Valenciana desde 1994. El caso de los Gale, una pareja brit¨¢nica que se estableci¨® en Benissa tras su jubilaci¨®n y se ve ante la perspectiva de pagar m¨¢s de 40.000 euros y ceder 800 metros cuadrados de su parcela, no es el ¨²nico. Estas son algunas de las peripecias de otros afectados por el urbanismo salvaje que ha censurado la Euroc¨¢mara.
- "Fue una humillaci¨®n". Jos¨¦ Crespo, jurista desde hace 18 a?os, se traslad¨® a vivir al municipio de San Juan, en Alicante, en 1999. "Vi una casa con jard¨ªn que me gust¨® y antes de comprarla comprob¨¦ que su situaci¨®n era legal. La adquir¨ª", explica. Dos a?os despu¨¦s, Crespo, seg¨²n recuerda, comenz¨® a o¨ªr rumores sobre expropiaciones en la zona, pero nadie le notific¨® nada. "Investigu¨¦ y supe que una empresa hab¨ªa presentado un proyecto para urbanizar dos millones de metros cuadrados donde est¨¢ mi casa". Durante dos meses, y sin recibir ninguna notificaci¨®n, fue cada semana al Ayuntamiento a ver si se hab¨ªa presentado alg¨²n proyecto nuevo.
"Nos pagar¨¢n menos de la mitad del precio de la parcela y tendremos que vivir de alquiler", se queja un propietario
El Ayuntamiento tiene "buenas palabras, pero no adquiere ning¨²n compromiso", apunta un empresario agr¨ªcola de Aspe
Los afectados explican c¨®mo la ley urban¨ªstica valenciana de 1994 amenaz¨® y en algunos casos da?¨® sus propiedades
Crespo contabiliz¨® nueve diferentes. Algunos de estos Programas de Actuaci¨®n de Integrada (PAI) parec¨ªan respetar la vivienda, otros la destru¨ªan bajo una rotonda y otros se quedaban con medio jard¨ªn. "Era una humillaci¨®n tener que descubrir entre planos indescifrables lo que unos terceros proponen hacer con tu casa, as¨ª que empec¨¦ a pensar en Europa, y m¨¢s concretamente en las directivas europeas sobre contratos p¨²blicos", agrega Crespo, quien asegura que el proyecto no ten¨ªa pliego de condiciones, ni se hab¨ªa publicado en el Diario Oficial de la Uni¨®n Europea "ni respetaba las obligaciones de transparencia y competencia". Este abogado, especialista en derecho comunitario, se pas¨® seis meses trabajando como voluntario para preparar una queja que present¨® ante la Comisi¨®n Europea en julio de 2004. Ahora le acaban de dar la raz¨®n.
- "Est¨¢n robando la tierra". Enrique Rubio se dedica desde hace una d¨¦cada a la agricultura ecol¨®gica. Fundamentalmente cultiva hortalizas, como apio, lechuga o br¨¦col, que vende en los mercados locales y tambi¨¦n exporta. Su explotaci¨®n Eco Iris est¨¢ situada en el t¨¦rmino municipal de Aspe, sobre una parcela de 22.000 metros cuadrados en propiedad y otros 20.000 arrendados. Para ¨¦l la amenaza es doble. Por una parte el Instituto Valenciano de la Vivienda tiene previsto expropiarle unos 4.000 metros para construir 1.050 viviendas protegidas, y adem¨¢s en el nuevo Plan General de Ordenaci¨®n Urban¨ªstica que el Ayuntamiento dise?a se recalifica este suelo no urbanizable para poder construir. "A m¨ª me destrozan, es injusto, s¨®lo pedimos seguir trabajando", coment¨® ayer este agricultor, que ha recogido m¨¢s de mil firmas de vecinos apoy¨¢ndole. "Nos est¨¢n robando la tierra, se aprovechan de la ignorancia de la gente", dice Rubio, que recuerda c¨®mo al principio su finca estaba ubicada a un kil¨®metro del pueblo y ahora "est¨¢ en el linde, ha ido creciendo sin parar". De momento, lucha con los abogados para defender su tierra y su medio de vida. El Ayuntamiento tiene "buenas palabras, pero ning¨²n compromiso".
- "Un atropello a la naturaleza". Graham y Janice Fisher son una pareja brit¨¢nica. Llevan viviendo una d¨¦cada en un chal¨¦ que compraron en la ladera del monte Maigm¨®, en el linde del parque natural ubicado en Tibi (Alicante). Viven en la urbanizaci¨®n El Aljibe, de la que forman parte unas 80 familias que se sienten amenazadas por la presi¨®n urban¨ªstica. El Ayuntamiento tramita un PAI de 1,5 millones de metros cuadrados para construir 1.300 viviendas en la ladera del Maigm¨®. "Creo que es un atropello a la naturaleza edificar tantos chal¨¦s juntos", explica Graham. "Ahora hay pocas casas y dispersas, pero por la insensatez del alcalde nos echar¨¢n de aqu¨ª".
- "El chal¨¦ ya no es nuestro". Juan y Karen Marco son una pareja que ha vivido durante los ¨²ltimos a?os en un chal¨¦ de su propiedad en la cala de Finestrat de Benidorm y que escrituraron hace m¨¢s de 20 a?os. Su parcela de unos 1.300 metros cuadrados tiene una casa unifamiliar de 115 metros, jard¨ªn y piscina. La parcela est¨¢ dentro de un PAI aprobado por el Ayuntamiento que considera el terreno "urbanizable programable". "Ahora el chal¨¦ ya no es nuestro, nos pagar¨¢n menos de la mitad del precio de la parcela en el mercado actual y tendremos que buscar un piso de alquiler", dice el afectado. Marco lamenta los m¨¦todos que se est¨¢n aplicando: "Pasan por encima de la gente y te sientes indefenso". Esta familia reconoce que se ha gastado una fortuna en abogados en los ¨²ltimos cuatro a?os presentando quejas a las instituciones para defender su casa. "Hemos sufrido una gran presi¨®n psicol¨®gica", se quejan.
- "Ni quiero vender ni millones". Ana Mar¨ªa Pons posee una casa a 20 metros del mar y a 100 metros del club n¨¢utico de Altea. Vive en ella y pertenece a su familia desde hace 100 a?os. En 2000, Ana fue una de las propietarias de la zona que cre¨® una Agrupaci¨®n de Inter¨¦s Urban¨ªstico con otros due?os de inmuebles y terrenos despu¨¦s de que corriese por el pueblo el bulo, cuenta ahora, de que una empresa iba a presentar un proyecto urban¨ªstico en esta urbanizaci¨®n. Si ellos tomaban el control del proyecto, les ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil velar por su propiedad.
Cedi¨® la escritura de su propiedad a la agrupaci¨®n y pag¨® la parte que le correspond¨ªa de los 98 millones de las antiguas pesetas (589.000 euros) que cost¨® la redacci¨®n de un proyecto ajustado a las necesidades de los residentes. La obra sigue sin realizarse cinco a?os despu¨¦s y la nueva mayor¨ªa que controla la agrupaci¨®n propugna ahora un proyecto urban¨ªstico "m¨¢s lujoso, al estilo de la Costa Azul", explica Ana. "Hay gente, sobre todo mayor, que est¨¢ cansada y que no ve el final de esta historia y prefiere vender". La incertidumbre sobre lo que puede o no ocurrir es dif¨ªcil de soportar y algunos propietarios optan por vender su propiedad. La casa de Ana se convertir¨ªa, dice ella, en zona verde si cambian los planes. "Estoy mal, porque ni quiero vender, ni quiero 400 millones ni moverme de mi casa", concluye.
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