?D¨®nde est¨¢ SOS Racismo?
Sab¨ªamos eso de los silencios con denso contenido desde que fuimos capaces de pensar. Hay palabras muy huecas y, a menudo, hay silencios muy sabios. Pero tambi¨¦n hay silencios que hablan por no haber hablado, justamente porque no pusieron palabras all¨ª donde lo exig¨ªa el momento, el compromiso, la moral. Son los silencios de pesada carga, de pesado contenido. En estos d¨ªas de expresi¨®n del mal, con la n¨ªtida, desinhibida y perversa lengua de Mahmud Ahmadinejad suelta hasta el delirio, con ese segundo asesinato que es la negaci¨®n del asesinato, apelados desde la oscuridad del recuerdo por seis millones de almas que a¨²n no pueden descansar en paz, en estos d¨ªas tristes, me han horrorizado tanto las palabras del mal como el silencio de los que habitan en el bien. No es la primera vez que el r¨¦gimen fascista de Ir¨¢n reta al mundo con su paranoia extremista, y tampoco es la primera vez que nos miramos el reto con cara de bobos, escribimos alguna condena ret¨®rica improvisada y continuamos con nuestras labores. ?Qu¨¦ hicimos cuando esa teocracia esperp¨¦ntica lanz¨® una condena a muerte planetaria contra un escritor por haber cometido el delito de haber escrito una novela? ?Echamos a Ir¨¢n del concierto de naciones, rompimos relaciones diplom¨¢ticas, lo rechazamos en los foros internacionales, lo expulsamos de las competiciones deportivas? ?Qu¨¦ hicimos cuando supimos que estaba implicado en el atentado de Amia en Buenos Aires, que mat¨® a 85 personas? Y despu¨¦s continu¨® con su guerra integral contra los principios fundamentales de la libertad, financiando todo tipo de terrorismo, condenando a muerte a homosexuales, esclavizando a las mujeres, lapidando en plazas p¨²blicas y sirviendo de para¨ªso a los degolladores de personas en Irak. Su ¨²ltima voluntad, en una l¨®gica escalada de terror impune, es la carrera nuclear que ha iniciado sin demasiados obst¨¢culos. Pero nosotros, gente de bien, continuamos con lo nuestro, tanto que incluso aceptamos las imposiciones sexistas que plantearon a los representantes espa?oles cuando el anterior presidente iran¨ª visit¨® Espa?a. No observ¨¦, en aquellos momentos, a la activa sociedad civil espa?ola, tan progresista y solidaria, capaz de movilizarse con ¨¦xito evidente contra cualquier maldad yanqui, pero metida en sus casitas cuando nos visita alguna tiran¨ªa de Oriente Pr¨®ximo.
Ahora Ahmadinejad, tal como fuimos capaces de prevenir algunos, ha avanzado muchos pueblos en su veloz carrera hacia la nada, y fiel al principio fundamental de todo totalitarismo, que es el de la destrucci¨®n colectiva, ha negado el exterminio planificado de seis millones de europeos, cuya lesa culpa fue la de ser jud¨ªos. Alemania se ha rasgado las vestiduras (el ¨²nico pa¨ªs), y el resto nos hemos quejado un poco con la boca oficial, y hemos callado con esa boca civil que tanto se abre para seg¨²n qu¨¦ v¨ªctimas y para seg¨²n qu¨¦ verdugos. De todos los silencios, y es un silencio que ya dura a?os, el que me parece m¨¢s significativo es el de nuestro SOS Racismo, una organizaci¨®n activa y comprometida con casi todos los delitos intolerantes, pero sorprendentemente cauta cuando se trata de condenar los delitos antisemitas. ?Es posible que no entendamos que el antisemitismo ha sido, de todas las intolerancias, la m¨¢s peligrosa, puesto que ha sido la m¨¢s mort¨ªfera? ?Es posible que no nos preocupe la revitalizaci¨®n del antisemitismo en todo el mundo isl¨¢mico, contaminando con odio a 1.300 millones de personas? Antisemitismo en los peri¨®dicos, en las escuelas, en los discursos, en las televisiones... ?No es el antisemitismo un problema para los que consideran un problema la intolerancia? Creo que la cuesti¨®n es m¨¢s de fondo y tiene que ver con lo que me explic¨® una joven jud¨ªa en Curitiba este verano, cuando intent¨® hacer un estudio sobre antisemitismo en la c¨¢tedra de derechos humanos de su universidad, y le dijeron que los jud¨ªos no eran v¨ªctimas. Hay una progres¨ªa tan elitista en su solidaridad que nunca se sinti¨® c¨®moda con la denuncia a la peor de las plagas intolerantes que ha inventado el ser humano. ?Qu¨¦ necesita un jud¨ªo para que SOS Racismo se preocupe de ¨¦l? ?Pintarse de negro? En ese caso, apelo a todos los jud¨ªos et¨ªopes a que llamen a la puerta de la solidaridad internacional, pero no lo hagan por jud¨ªos, sino por negros. Y es que, en el fondo del fondo, late la convicci¨®n antisemita -perfectamente arraigada en la progres¨ªa mundial- de que el jud¨ªo no puede ser v¨ªctima porque es poderoso.
Ir¨¢n necesita respuesta. En el ¨¢mbito oficial, no cabe otra que la expulsi¨®n de los foros internacionales. ?Qu¨¦ pasa? ?No lo hicimos con la Sur¨¢frica racista? ?Era peor ese r¨¦gimen que la locura terrorista de Ir¨¢n, que financia grupos terroristas, esclaviza hasta la locura a sus ciudadanos, niega el peor exterminio de la historia y exporta su revoluci¨®n integrista a otros pa¨ªses? ?Estaremos practicando la pol¨ªtica del apaciguamiento de Chamberlain hasta que nuevamente estemos al borde del abismo? Y en el ¨¢mbito civil, Ir¨¢n urge de una respuesta contundente, sin paliativos y sin excusas. Si negar el asesinato planificado de tres cuartos de la poblaci¨®n jud¨ªa europea no es un asunto que incumbe a organizaciones como SOS Racismo, entonces tenemos qu¨¦ preguntarnos algo inc¨®modo: hasta qu¨¦ punto algunas organizaciones que dicen defender la solidaridad est¨¢n libres de la pesada carga de sus ideolog¨ªas y sus prejuicios. Que no es oro todo lo que reluce en el mundo de las ONG.
www.pilarrahola.com
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