Javier Baviano

Cuando EL PA?S iba a cumplir veinte a?os nos juntamos con Javier Baviano para que nos contara su experiencia como uno de los pilares de la fundaci¨®n de este peri¨®dico, primero como director gerente y luego como director general. Nos reunimos -con Juan Arias, copart¨ªcipe de un proyecto de libro sobre la efem¨¦ride- en el reservado de un restaurante de Madrid. Era 1995. Baviano, que llevaba ya siete a?os fuera de la empresa, se arremang¨® su camisa blanca -en la ¨¦poca fundacional de EL PA?S la camisa blanca fue casi un uniforme, y Javier las segu¨ªa usando- y se aprest¨® a hablar de aquellos a?os. Lo hizo con pasi¨®n, con rejuvenecimiento.

?l hab¨ªa sido convocado a EL PA?S por Jes¨²s de Polanco, que ya era el consejero delegado de la empresa, y que fue decisivo en su planteamiento: el peri¨®dico deb¨ªa depender de los periodistas, la empresa deb¨ªa facilitarles la tarea desde una gerencia eficaz y moderna. Baviano era part¨ªcipe de esa idea, y su convencimiento le convirti¨® en seguida en un aliado de Juan Luis Cebri¨¢n, el primer director del peri¨®dico.

Polanco le conoc¨ªa bien. Baviano hab¨ªa trabajado con ¨¦l en Santillana, la empresa editorial fundada por el actual presidente del Grupo PRISA. Primero estuvo en el ¨¢rea financiera, despu¨¦s en la zona editorial y finalmente fue director de Recursos Humanos. ?l dec¨ªa que haberle confiado a ¨¦l este ¨²ltimo cargo hab¨ªa sido "como ponerle a Cristo dos pistolas".

Cuando lleg¨® a EL PA?S, en diciembre de 1975, Javier Baviano era un joven economista, con mucho vigor y mucha simpat¨ªa. Se hizo con la gente, y form¨® con Cebri¨¢n un t¨¢ndem perfecto. Los dos viajaban juntos, compart¨ªan habitaciones para ahorrar en aquellos tiempos iniciales, manten¨ªan en p¨²blico e internamente los objetivos comunes que ya quedan descritos y ten¨ªan bien determinadas sus zonas de actuaci¨®n: Cebri¨¢n era el responsable del peri¨®dico, y Baviano se iba a hacer cargo del producto. Entre los dos lo convirtieron antes de lo que la empresa hubiera imaginado en un diario competitivo, bien distribuido, el m¨¢s potente de los peri¨®dicos espa?oles.

Baviano fue nombrado director general de PRISA en 1984, como Juan Luis Cebri¨¢n. Estuvo muy ligado al reflotamiento de la SER cuando PRISA tom¨® a su cargo la gesti¨®n de esta cadena de radio, de la que fue vicepresidente.

En 1988, constituido el Grupo PRISA, Cebri¨¢n fue nombrado consejero delegado, y Baviano dej¨® la empresa, en la que hab¨ªa cumplido una etapa profesional muy fruct¨ªfera.

Entonces Baviano se incorpor¨® al grupo empresarial de Jacques Hatchuel, luego trabaj¨® para el Grupo Correo, desarroll¨® importantes tareas directivas en la Exposici¨®n Universal de Sevilla de 1992 -fue consejero delegado y vicepresidente de la sociedad estatal que la condujo- y luego regres¨® al Grupo PRISA como director general de la empresa Gestsport, de gesti¨®n de derechos deportivos.

Aparte de su sentido del humor, del que es ejemplo aquella frase sobre Cristo y las dos pistolas, lo cierto es que Baviano ten¨ªa un don especial para crear equipos y para entusiasmarlos, y acaso esa experiencia fue la que le convirti¨® en EL PA?S en un magn¨ªfico aglutinador de un equipo empresarial que le secund¨® en una idea fija: hacer de este diario, desde sus inicios, la empresa period¨ªstica m¨¢s moderna de Espa?a. Lo logr¨®, y muy pronto.

Un compa?ero suyo nos dec¨ªa ayer, cuando supo que Baviano hab¨ªa muerto a los 61 a?os: "Tendr¨ªa otros m¨¦ritos, como profesional y como persona, pero como ambas cosas fue de una honestidad obsesiva, apabullante, y m¨¢s que un jefe para nosotros fue un padre". Cuando nos habl¨® de s¨ª mismo en aquella reuni¨®n en la que nos cont¨® el contenido de su experiencia, as¨ª se comport¨® Javier Baviano: como el hombre que se enorgullece de haberlo hecho todo con otros; y entre esos otros, su hermano Pepo, que durante a?os desarroll¨® tambi¨¦n aqu¨ª su actividad como periodista.