Dise?os
Los dise?adores conquistaron nuestro mundo cotidiano hace ya unas d¨¦cadas. Hab¨ªa que poner dise?o a nuestras vidas, casas, libros, bares, restaurantes y ciudades. Hab¨ªa cosas muy bien dise?adas que han resistido el paso de los a?os y las revisiones de estos artistas de nuestro tiempo. Cambi¨® el dise?o de nuestras cocinas, pero el cochinillo segoviano sigue pareci¨¦ndose a s¨ª mismo. Lo comprob¨¦ el otro d¨ªa, en la presentaci¨®n del libro El dorado, historia y sociolog¨ªa de uno de nuestros mayores t¨®temes culinarios, escrito por Lorenzo D¨ªaz. Esa obra tan bien acabada, tan perfecta en su estado de inocencia que nos comemos asado desde hace siglos, en Segovia tiene su m¨¢xima expresi¨®n. Por m¨¢s dise?o que le aporten los Arzak, Santamar¨ªa o Berasategui -tres de los grandes dise?adores de nuestra nueva cocina- no hay quien supere los asados de un cl¨¢sico como Jos¨¦ Mar¨ªa, el m¨¢s digno heredero de las artes populares y universales de aquel otro segoviano, C¨¢ndido, que vio c¨®mo devoraban sin piedad a esos infantiles animalitos el pantagru¨¦lico Orson Welles o la mejor dise?ada -con perd¨®n- de las populares hijas de la hermosa N¨¢poles, Sof¨ªa Loren. No lo toques m¨¢s que as¨ª es el cochinillo.
Tambi¨¦n se admiraba el arquitecto y dise?ador ?scar Tusquets de la perfecci¨®n que ten¨ªan, que siguen teniendo, las aceitunas rellenas de anchoas. Otro de nuestros inventos culinarios mejor dise?ados. Pero hay otros dise?os, otros dise?adores, que s¨ª est¨¢n cambiando nuestro entorno, nuestros libros, nuestros placeres visuales o nuestro entorno. En el estudio de uno de nuestros m¨¢s internacionales dise?adores, en la perfecta casa dise?ada, a la manera cl¨¢sica, para la vida madrile?a del general Prim, el estudio de ?scar Marin¨¦, se present¨® una de las revistas mejor dise?adas del arte contempor¨¢neo; se llama C, va de fotograf¨ªa, se publica en edici¨®n biling¨¹e espa?ola y japonesa, y es el ¨²ltimo lujo cultural que se permite una de las espa?olas que mejor situadas est¨¢n en el mundo del dise?o y la arquitectura, Elena Ochoa Foster. Todo parec¨ªa un perfecto dise?o en la ma?ana de presentaci¨®n. Desde los canap¨¦s de posmodernidad oriental que acompa?aban los objetos, los cuadros, las fotos y los v¨ªdeos que se exhib¨ªan por las salas llenas de fetiches de la modernidad del estudio de Marin¨¦. Tambi¨¦n perfectamente dise?ada -otra vez con perd¨®n- la tranquila elegancia de aquella que fuera la m¨¢s medi¨¢tica y popular de los a?os de Chicho Ib¨¢?ez Serrador y el sexo con dise?o televisivo. Muchos cambios en la vida de Elena Ochoa, desde que entr¨® en el mundo de Foster -estrella mundial de la arquitectura, el dise?o y marido de Elena- hasta que se empe?¨® en hacer una de las m¨¢s caras y exquisitas editoriales del mundo, Ivory Press. Comenz¨® con un libro, escultura o lo que sea de Chillida, sigui¨® con otros grandes y est¨¢ a punto de terminar el dedicado a Bacon. De ello estuvimos charlando con Elena Ochoa, adem¨¢s del dise?o y los fot¨®grafos elegidos para este primer n¨²mero de la revista -?qu¨¦ gran sorpresa las fotos recuperadas de Dimitri Baltermants!-, nos entretuvimos hablando del gran pintor ingl¨¦s, del genio que se aficion¨® a Madrid y sus alegres noches del Cock. Curiosos aquellos a?os ochenta en que te pod¨ªas encontrar a Bacon con sus ropas de cuero y sus j¨®venes amigos, bebiendo y fumando en los tiempos en que ya no llam¨¢bamos movida a nuestras vidas nocturnas.
El Cock, ese bar que ya ha pasado a la literatura, a la novela y que sigue cumpliendo a?os con la inteligencia de no haber cambiado su dise?o. Un lugar al que siempre volvemos aunque no nos den ni una solitaria aceituna de dise?o. S¨®lo copas y, eso s¨ª, unas maravillosas ediciones que cada a?o dise?a la factor¨ªa Armero, el gran Gonzalo Armero y los suyos, que desde su "jard¨ªn del aburrimiento" desde su feliz retiro almeriense, regresa de vez en cuando al lugar del crimen. Al fondo de la barra del Cock. Este a?o nos invita literariamente a las bebidas de la mano de Borges, Baudelaire y Pessoa. ?Y luego pretenden que nos mantengamos sobrios?
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