L¨®pez Caro, hasta junio

El entrenador del Madrid, Juan Ram¨®n L¨®pez Caro, fue confirmado ayer por la directiva hasta final de temporada. El ex t¨¦cnico del Castilla, que se hizo cargo del primer equipo hace dos semanas, en v¨ªsperas del partido de Liga de Campeones ante el Olympiakos, hab¨ªa ocupado su cargo bajo el peso de la provisionalidad con que fue anunciado por el vicepresidente deportivo, Emilio Butrague?o. El empate a uno ante Osasuna, el domingo pasado, no parec¨ªa auspiciar nada prometedor para el t¨¦cnico. Sin embargo, ayer el club decidi¨® que, tras la apuesta fallida por Luxemburgo, ya no caben nuevos experimentos. L¨®pez Caro tendr¨¢ el respaldo de Florentino P¨¦rez hasta junio.

La comida anual de Navidad de las plantillas de f¨²tbol y baloncesto del Real Madrid, celebrada ayer en el restaurante Puerta 57 del Bernab¨¦u, no anticip¨® nada. La reuni¨®n se convirti¨® en un desfile l¨²gubre de jugadores con el gesto inc¨®modo. Al final, el vicepresidente deportivo del club, Emilio Butrague?o, compareci¨® ante algunos periodistas haciendo unas declaraciones que parec¨ªan desacreditar a L¨®pez Caro al frente del banquillo. Le preguntaron qui¨¦n sustituir¨ªa a Sacchi, hasta ahora director general de f¨²tbol, y respondi¨®: "Esa no es la prioridad". Le preguntaron, entonces, que cu¨¢l era la prioridad. Dijo: "El entrenador". Ante esta r¨¦plica, la inc¨®gnita del futuro de L¨®pez Caro cay¨® madura. Butrague?o dijo: "Hemos repetido que es [la de L¨®pez Caro] una situaci¨®n provisional. Provisional es provisional".

Butrague?o dijo esto despu¨¦s de comer un arroz a banda en compa?¨ªa de L¨®pez Caro, el presidente Florentino P¨¦rez, el vicepresidente Fern¨¢ndez Tapias, el presidente de honor Alfredo di St¨¦fano y el entrenador de baloncesto, Maljkovic. Durante la comida destac¨® el rictus amargo de L¨®pez Caro. Las sonrisas escasearon y se habl¨® poco.

En la mesa de la derecha, reservada a los capitanes, el clima no fue mucho m¨¢s distendido. All¨ª se sentaron Guti, Salgado, Helguera y Ra¨²l. Entre ellos, una silla qued¨® vacante. El tercer capit¨¢n, Roberto Carlos, declin¨® codearse con sus hom¨®logos. El brasile?o rompi¨® el protocolo del club para trasladarse a la mesa situada a la izquierda de la mesa presidencial: la mesa de los brasile?os. All¨ª los comensales fueron Robinho, Baptista, Ronaldo y Zidane. Roberto Carlos se les uni¨® en busca de refugio. El lateral de Sao Paulo no congenia con la plana mayor espa?ola de la plantilla.

Robinho se vio triste, engullendo lomo ib¨¦rico, con saudade, la mirada perdida, como temeroso. A su lado, Ronaldo desatendi¨® las croquetas de jam¨®n. El goleador se mostr¨® abrumado por alg¨²n asunto que no dej¨® de discutir con Beckham, que le reconfort¨® desde otra mesa. Zidane tampoco ofici¨® de animador. Contra Osasuna, el franc¨¦s sufri¨® un esguince en el ligamento lateral interno del tobillo izquierdo y es muy probable que no pueda jugar ma?ana frente al Racing.

Ante semejante panorama, Roberto Carlos comi¨® r¨¢pido, abandon¨® a sus compatriotas y se retir¨® a un costado del sal¨®n. Sentado en las escaleras que llevan a los lavabos se dedic¨® lo que restaba de velada a hablar por el tel¨¦fono m¨®vil con alguien en Brasil.