Mundos cambiantes

"El mundo se est¨¢ volviendo dif¨ªcil de predecir", afirma un anciano personaje al final de esta c¨¢ndida, un tanto almibarada pero simp¨¢tica historia de amores l¨¦sbicos y minor¨ªas raciales en EE UU. Y qui¨¦n mejor que un chino, miembro de una cultura que ha hecho de la predicci¨®n y los hor¨®scopos casi una marca de identidad. La frase del personaje tiene que ver con todo lo que por esta historia circula: por una madre viuda (Joan Chen) que, no obstante, se queda embarazada a sus cuarenta y tantos; por su hija (Krusiec), una brillante cirujana a la que denodadamente buscan novio, por m¨¢s que a ella los chicos no le interesen; y hasta por quien terminar¨¢ reconociendo ser padre del ni?o que espera Chen, el m¨¢s impensado de los padres. Con mano segura, pero tambi¨¦n con un indudable ojo puesto en la taquilla, Alice Wu, desconocida por estos pagos, cuenta la historia de una madre extra?a y de una hija lesbiana, sus encuentros, los amores, de manera harto plausible. Aqu¨ª se retratan los anhelos y las frustraciones de mujeres un tanto especiales, s¨ª, pero no tan excepcionales para resultar fen¨®menos de feria.

Cierto, en ocasiones el amor que Wu tiene por sus personajes, sobre todo por la pareja que forman Krusiec y Lynn Chen, parece m¨¢s impetuoso de lo que ser¨ªa sensato; y en ocasiones, como en ese final impostado y casi incre¨ªble de puro bueno, se le va la mano poni¨¦ndoselo f¨¢cil a las chicas. Pero se ve con gusto, tiene un gui¨®n suficientemente inteligente como para que el inter¨¦s no decaiga. Y se apunta el tanto de mostrar con total naturalidad, por primera vez en una pantalla comercial, una historia l¨¦sbica entre chino-americanas.