La mendiga fue secretaria
La indigente quemada viva en un cajero autom¨¢tico llev¨® una vida de distinci¨®n antes de sucumbir a las drogas
Mar¨ªa del Rosario Endrinal Petit muri¨® abrasada viva como una indigente en el interior de un cajero autom¨¢tico de La Caixa en Barcelona, pero antes llev¨® una vida de distinci¨®n como secretaria de lujo. Los vecinos del casco antiguo del barrio de Sants son los ¨²ltimos testigos de su historia de ¨¦xitos que acab¨® en una larga agon¨ªa.
Todos la recuerdan como Charito, una ni?a pizpireta y bonita que destacaba por su belleza sobre las compa?eras del colegio de monjas del barrio en el que curs¨® sus estudios primarios y el bachillerato superior. Hija de un modesto empleado de una f¨¢brica de cerveza oriundo de Le¨®n y de una maestra de escuela de Valladolid, Mar¨ªa del Rosario fue para sus padres el s¨ªmbolo del triunfo social, que les permit¨ªa ascender en la jerarqu¨ªa social del barrio y dejar de ser "los castellanos".
Los vecinos de su barrio intentaron que el Ayuntamiento le diera asistencia
Mar¨ªa del Rosario se convirti¨® as¨ª poco a poco en una "secretaria de lujo" para directivos de alta empresa. Sus ¨¦xitos profesionales llevaban aparejados un ¨¦xito como mujer. Todo lleg¨® precipitadamente, quiz¨¢ demasiado temprano, como aquel matrimonio del que naci¨® su ¨²nica hija hace 24 a?os. Para entonces viv¨ªa en un lujoso piso de la avenida de Brasil, a pocos metros de la humilde casa de sus padres. Fue en esos a?os dorados cuando Mar¨ªa del Rosario empez¨® a deslizarse por el mundo de las drogas. La primera v¨ªctima fue su propio matrimonio. El divorcio signific¨® para esta mujer la p¨¦rdida de su hija, que por decisi¨®n judicial qued¨® bajo la protecci¨®n de su ex marido.
Un viaje a Francia, donde le hab¨ªan ofrecido un suculento contrato como secretaria de alta direcci¨®n, fue el ¨²ltimo intento por prolongar la etapa de opulencia. Regres¨® a su barrio sumida en las drogas, para ensayar uno tras otro los tratamientos de desintoxicaci¨®n. Aseguran que en su historial cl¨ªnico hay un internamiento fugaz en el hospital p¨²blico de Sant Boi, del que logr¨® zafarse. Fue el primer episodio de una larga lista de fugas, que acabaron dej¨¢ndola en la calle. Su madre, aterrorizada por las vejaciones, acab¨® cerr¨¢ndole la puerta. Ella dorm¨ªa al otro lado de su calle, en el suelo de un portal.
Mar¨ªa del Rosario Endrinal Petit empez¨® su vida como indigente. Por las ma?anas mendigaba en las tiendas, en los bares y en los mercados. Por la noche dorm¨ªa al raso. La pensi¨®n de 80.000 pesetas, que recib¨ªa mensualmente de la Administraci¨®n, quedaba volatizada por las deudas o los abusos de sus compa?eros de vagabundeo. V¨ªctima de palizas constantes, su cuerpo empez¨® a llenarse de cicatrices. El vino sustituy¨® a las drogas.
Un m¨¦dico, compa?ero de juegos en la infancia, intent¨®, con la ayuda de una asistente social, conseguirle la ayuda del Ayuntamiento. Fue el ¨²ltimo gesto de misericordia de un barrio que, molesto, empez¨® a estigmatizarla. Abandon¨® el vecindario, busc¨® cobijo en otras zonas alejadas de la ciudad. Mar¨ªa del Rosario acab¨® parad¨®jicamente en un cajero autom¨¢tico de La Caixa, en el mismo lugar donde empez¨® su carrera profesional. Sus familiares han prometido que la enterrar¨¢n un d¨ªa de ¨¦stos. Ten¨ªa 51 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.