Un amor "casi pasional"
JOHANN PETER Eckermann (1792- 1854) fue uno de esos hombres cuya ocupaci¨®n vital es admirar el genio de otro. De origen humilde, tras muchos esfuerzos, despu¨¦s de estudiar algo de leyes y filosof¨ªa y de descubrir su talento para las letras, aquel joven que tambi¨¦n era poeta diletante se entusiasm¨® con las obras de Goethe. Viaj¨® a Weimar para conocerlo y, en cuanto conversaron, Goethe advirti¨® el potencial de aquel abnegado admirador, dotado de gran sentido pr¨¢ctico y gusto literario. Le pidi¨® que lo ayudara en la recopilaci¨®n y revisi¨®n de una multitud de art¨ªculos de juventud. Eckermann accedi¨® alborozado y as¨ª se convirti¨® en colaborador y amigo.
Eckermann pose¨ªa un car¨¢cter tranquilo y era bondadoso. Viv¨ªa con frugalidad dada su pobreza cr¨®nica. Aficionado a la ornitolog¨ªa, ten¨ªa su modesta casa llena de jaulas con p¨¢jaros y hasta algunos sueltos por las habitaciones. Una ma?ana, al ir a calzarse las botas, descubri¨® que una de ellas conten¨ªa un nido con huevecillos. Como no dispon¨ªa de otro par, opt¨® por quedarse en casa durante m¨¢s de una semana hasta que los polluelos rompieron el cascar¨®n.
Este manso erudito confes¨® haber sentido un "amor de naturaleza casi pasional" por Goethe y que haberlo conocido fue un "renacimiento". Sin duda, el goce que supuso para Eckermann el trato con Goethe compens¨® su desafortunada vida privada: las dificultades pecuniarias y el fallecimiento de su esposa, que muri¨® de parto reci¨¦n casada, despu¨¦s de 12 a?os de noviazgo. Las Conversaciones, publicadas en 1836 y 1848 en tres tomos, tienen tanto de Eckermann como de su ¨ªdolo, sobre todo en la tercera parte, donde aqu¨¦l se explaya revelando sus sue?os nocturnos o disertando sobre ornitolog¨ªa y hasta sobre el tiro con arco, una originalidad a la que se dedicaba para hacer ejercicio en una ¨¦poca en que practicar deporte resultaba extravagante. El tenaz segundo de a bordo escribi¨® el m¨¢s celebrado sobre Goethe y hoy, cuando las obras del genio se arrinconan, el retrato trazado por Eckermann conserva la frescura de lo inmortal.
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