Sali quiere que la rescaten otra vez
Salimata Sangare, que en 2003 sobrevivi¨® a 14 d¨ªas de naufragio, busca trabajo y hogar para su hijo
Salimata Sangare es m¨¢s que una bella marfile?a de 25 a?os; mucho m¨¢s que una joven madre soltera con un inquieto Mohamed de apenas dos meses en sus brazos. Sali es el s¨ªmbolo de 10 a?os de inmigraci¨®n clandestina en fr¨¢giles barquillas de madera desde las costas de Marruecos y el S¨¢hara hacia Canarias. Despu¨¦s de sobrevivir a 14 d¨ªas de navegaci¨®n a la deriva, donde murieron otros 12 ocupantes, de superar dos semanas en coma, tres meses de choque postraum¨¢tico, de que los abogados de CEAR en Las Palmas intercedieran para conseguir residencia atendiendo a sus circunstancias excepcionales, la joven -el s¨ªmbolo- es madre soltera, tiene un hijo de dos meses, no trabaja y no tiene hogar, ni ilusi¨®n por cumplir sue?o alguno, excepto conseguir "urgentemente un trabajo".
Casi tres a?os despu¨¦s de la tragedia que la catapult¨® a todos los medios de comunicaci¨®n, s¨®lo acierta a lamentarse: "?Qu¨¦ Navidad voy a celebrar si no tengo nada!".
La segunda de los siete hijos de Toumani y Mariam huy¨® de Abiy¨¢n con su amiga Aminata tras una bomba en el mercadillo donde vend¨ªa ropa y cosm¨¦ticos adquiridos en Ghana. Se puso en manos de las redes mafiosas que organizan la emigraci¨®n clandestina, viaj¨® hasta Rabat y se introdujo en el desierto del S¨¢hara. All¨ª pas¨® semanas de miedo, hambre y fr¨ªo, compartiendo una lata de sardinas y un refresco (m¨¢s barato que el agua) con otras 30 personas.
Dos barquillas de madera
Hasta que lleg¨® la noche del 6 de febrero de 2003, cuando los embarcaron en dos barquillas de madera, de apenas 6 metros de eslora. Por entonces, los magreb¨ªes a¨²n pilotaban las chalupas. Hoy, las redes los embarcan en solitario, les indican el rumbo 340 norte y los dejan a su suerte. A medida que la gendarmer¨ªa marroqu¨ª ha desplegado agentes por el desierto, los puntos de partida de barquillas se han trasladado m¨¢s al sur (antes eran 10 embarcaderos entre Tarfaya y Cabo Bojador; ahora, desde Dajla hasta la frontera con Mauritania). La traves¨ªa ha pasado de los 100 kil¨®metros hasta Fuerteventura que tardaban en recorrerse entre 12 y 20 horas a los 250 kil¨®metros (o m¨¢s) que exigen varios d¨ªas hasta Tenerife o Gran Canaria.
El renqueante motor de la barca de Salimata se par¨® a las pocas horas. Los patrones llamaron por tel¨¦fono, se acerc¨® la segunda chalupa y s¨®lo saltaron los j¨®venes que hablaban en ¨¢rabe. Antes de abandonarlos les tiraron el motor al mar y les dijeron que volver¨ªan a buscarlos. No fue as¨ª.
Durante tres d¨ªas, m¨¢s de 100 personas de los servicios de rescate los buscaron sin ¨¦xito. Abandonados a su suerte, primero rezaban para que los encontraran, luego para morir sin sufrir m¨¢s. Hasta que lleg¨® el d¨ªa 14 de naufragio. Juan Antonio Barreiro, patr¨®n del pesquero Naboeiro, encontr¨® la barca a 220 kil¨®metros al suroeste de Gran Canaria. Cuando se acerc¨®, en vez de los 18 ocupantes iniciales encontr¨® seis despojos humanos.
La que estaba peor era Salimata. La mujer de los ojos almendrados pas¨® dos semanas en coma m¨¢s muerta que viva, pero sobrevivi¨®. "A lo mejor es que tengo una vida muy larga; es el destino y s¨®lo Dios lo sabe". Tard¨® dos meses en esbozar su primera sonrisa, gracias al personal del Hospital Universitario de Canarias y a Tatiana Luna, una asistente social hoy incorporada al organigrama de Cruz Roja. El Ayuntamiento de La Laguna la empadron¨® para paralizar su expulsi¨®n.
Su caso recorri¨® las redacciones de medio mundo, pero fue cayendo en el olvido. Aquella joven t¨ªmida viaj¨® a Gran Canaria y Fuerteventura, aprendi¨® espa?ol (ya hablaba otras dos lenguas: franc¨¦s y su materno djoul¨¢), agricultura y cocina. Trabaj¨® limpiando algunas casas, mantuvo una relaci¨®n y, hace dos meses, dio a luz a Mohamed.
De nuevo en Gran Canaria, comparte piso con una pareja senegalesa, pero carece de ingresos y debe varios meses de alquiler. No trabaja y reconoce que la situaci¨®n le angustia. "No veo salida; es muy duro levantarte sin saber qu¨¦ ser¨¢ de ti y de tu hijo; no s¨¦ qu¨¦ hacer". Este martes concedi¨® a la Tele Canaria y a EL PA?S su primera entrevista en meses con la esperanza de que alguien la rescate de nuevo.
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