Asia recuerda a sus 230.000 muertos
Miles de personas rinden homenaje a las v¨ªctimas en las costas golpeadas por la ola gigante
Miles de personas se congregaron ayer en las costas del oc¨¦ano ?ndico para honrar a los 230.000 fallecidos en el maremoto del 26 de diciembre del a?o pasado, uno de los peores desastres naturales que ha vivido la humanidad. Desde Indonesia a Sri Lanka, India o Tailandia -los cuatro pa¨ªses m¨¢s afectados por la cat¨¢strofe- supervivientes, familiares y l¨ªderes pol¨ªticos participaron en memoriales celebrados en playas, mezquitas, templos budistas e iglesias. "Fue bajo este mismo cielo azul, hace justo un a?o, cuando la madre naturaleza desat¨® su poder m¨¢s destructivo sobre nosotros", dijo el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, en una barriada de Banda Aceh (capital de la provincia de Aceh), que la muralla de agua convirti¨® en un erial.
La ceremonia, en la que un hombre dio lectura al Cor¨¢n con un canto desgarrador, alcanz¨® su punto culminante cuando, a las ocho y cuarto de la ma?ana (seis horas menos en la Espa?a peninsular), se hizo sonar una sirena y se guard¨® un minuto de silencio. Fue justo a esa hora cuando golpe¨® la primera de las tres olas gigantes que arrasaron 800 kil¨®metros de la costa oeste de la isla de Sumatra y desintegraron pueblos enteros.
El ulular de la sirena supuso tambi¨¦n el lanzamiento oficial del sistema de alarma contra maremotos que est¨¢ siendo instalado en Indonesia. Al acto, celebrado en una gran carpa frente al mar, asistieron un millar de personas, entre ellas, ministros de varios pa¨ªses asi¨¢ticos y representantes diplom¨¢ticos. Indonesia fue el pa¨ªs m¨¢s castigado por el maremoto, con 130.000 muertos y 37.000 desaparecidos.
La ola gigante -generada por un terremoto de intensidad 9,15 en la escala Richter frente a la costa de Sumatra y que lleg¨® hasta puntos tan lejanos como Somalia- dej¨® sin hogar a 1,8 millones de personas, y produjo unos da?os valorados en 10.730 millones de d¨®lares (unos 9.000 millones de euros).
En Tailandia, muchos extranjeros se unieron ayer a los tailandeses para rendir homenaje a los 5.395 fallecidos -casi la mitad de ellos turistas- y 2.800 desaparecidos. En Sri Lanka -donde murieron m¨¢s de 30.000 personas- hind¨²es, musulmanes, budistas y cristianos se congregaron en la localidad de Peraliya, en la que unos mil pasajeros de un tren perdieron la vida al ser arrastrado por la fuerza del agua.
En su discurso, Yudhoyono quiso mirar hacia el futuro, y asegur¨® que la ceremonia no s¨®lo era para honrar a los muertos, sino tambi¨¦n a quienes sobrevivieron. "Rendimos homenaje tambi¨¦n a los supervivientes, por su fortaleza y su valent¨ªa", dijo el presidente, quien record¨® que queda mucho trabajo por delante. Un a?o despu¨¦s del desastre, m¨¢s de 60.000 personas contin¨²an viviendo en tiendas de lona, y otras 50.000 est¨¢n alojadas en barracas.
Yudhoyono sali¨® al paso de las cr¨ªticas sobre el lento avance de la reconstrucci¨®n y las acusaciones de corrupci¨®n, y dijo que se est¨¢ efectuando "con dignidad y transparencia". "Estamos avanzando tan r¨¢pido como podemos", se?al¨®. Tras la ceremonia, arroj¨® p¨¦talos de rosa sobre una fosa com¨²n, en la que fueron enterrados alrededor de 47.000 cad¨¢veres de forma acelerada en los d¨ªas siguientes a la cat¨¢strofe por miedo a posibles infecciones. Esta medida, que tambi¨¦n se produjo en otros pa¨ªses, ha sido criticada por familiares de los fallecidos, y en Tailandia provoc¨® inicialmente tensiones entre las embajadas extranjeras y el Gobierno.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud asegura que son los supervivientes, y no los muertos, quienes suelen ser fuente de epidemias. Los expertos afirman que la identificaci¨®n de los cuerpos y el duelo son esenciales para la recuperaci¨®n de los familiares. Adem¨¢s, a menudo, las fosas comunes acaban siendo reabiertas, con el consiguiente trauma. La falta de pruebas concluyentes de la muerte hace que mucha gente contin¨²e esperando el regreso del pariente desaparecido.
"Soy afortunada, porque tengo una nueva casa", dice Yuslena Yusuf, de 48 a?os, que perdi¨® a su hijo de 16 a?os. "Le doy gracias a Dios, y espero alg¨²n d¨ªa encontrar a mi hijo. Quiz¨¢s est¨¦ vivo", dice esta mujer, que se salv¨® porque consigui¨® subirse a la segunda planta de un edificio que aguant¨® el embate de las olas.
La sirena accionada durante la ceremonia por Yudhoyono forma parte del sistema de aviso de maremotos que est¨¢ siendo implantado en las costas indonesias. La red est¨¢ conectada a la oficina estatal meteorol¨®gica de Yakarta, que es la encargada de disparar la alarma.
Indonesia espera contar en 2009 con un sistema que permita avisar a las zonas susceptibles de maremoto menos de cinco minutos despu¨¦s de que se produzca un gran se¨ªsmo. Para entonces, habr¨¢n sido instalados 15 conjuntos de boyas marinas y 100 sism¨®grafos a lo largo del pa¨ªs.
El objetivo es que el sistema est¨¦ integrado en el futuro en una red regional. La existencia de un sistema de detecci¨®n de maremotos, similar al que existe en el Pac¨ªfico, podr¨ªa haber limitado en gran medida la tragedia que azot¨® el sureste de Asia el a?o pasado.
"Una oportunidad de oro"
Durante los primeros meses despu¨¦s del maremoto, las organizaciones humanitarias se encontraron en Indonesia con una dificultad a?adida a la hora de llevar ayuda de emergencia a las numerosas poblaciones afectadas: la falta de libertad de movimiento y el riesgo debidos al conflicto que manten¨ªan el grupo independentista Gerakan Aceh Merdeka, Movimiento para un Aceh Libre (GAM) y el Gobierno.
El pasado mes de agosto, Yakarta y los l¨ªderes de GAM pusieron fin al conflicto, que ha durado tres d¨¦cadas y ha provocado m¨¢s de 15.000 muertes, muchas de ellas civiles.
Yudhoyono se refiri¨® ayer a la importancia del acuerdo de paz, que se vio impulsado por la cat¨¢strofe, y dijo que "representa una oportunidad de oro para iniciar una nueva vida de reconciliaci¨®n". "El futuro de Aceh no es de sangre y l¨¢grimas, sino de fortuna", afirm¨®
Los expertos internacionales coinciden. "El acuerdo de Helsinki [fue en esta ciudad donde fue firmado] es una gran oportunidad para Aceh. Existe la idea de transformar la provincia en un ejemplo de buen Gobierno", afirma un consultor de Naciones Unidas, que pide que no se cite su nombre. "Pero existe mucho trabajo por hacer. Comunidades enteras, y muchos dirigentes locales murieron en la cat¨¢strofe".
Los rebeldes de GAM entregaron el pasado 20 de diciembre el ¨²ltimo conjunto de armas de fuego -un total de 840- requeridas por el pacto de paz. El compromiso estipula la obligaci¨®n de Yakarta de disminuir el n¨²mero de soldados en Aceh a 14.700, y el de polic¨ªas a 9.100, todos ellos reclutados localmente. La provincia tiene 4,2 millones de habitantes. Los separatistas han renunciado a su exigencia de independencia a cambio de una forma de gobierno local. Adem¨¢s, Yakarta ha aceptado conceder una amnist¨ªa a los antiguos combatientes y les ha permitido fundar un partido pol¨ªtico local.
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