"?Vienen a despedirme?"
Di Stefano reacciona con humor a la multitud de visitas que recibe antes de ser operado
Parte de la historia m¨¢s gloriosa del Real Madrid se reuni¨® ayer en el hospital La Fe de Valencia, en una habitaci¨®n de la Unidad de Cuidados Intensivos. Los viejos jugadores de f¨²tbol se mezclaron con los nietos, los hijos y los amigos hasta componer una multitud que se turn¨® en procesi¨®n, de uno en uno, hasta el cub¨ªculo acristalado desde donde pod¨ªan ver el lecho del presidente de honor del Madrid, Alfredo Di Stefano, el hombre que a sus 79 a?os lucha por su vida tras sufrir un infarto agudo de miocardio el pasado s¨¢bado. Todos le quer¨ªan ver antes de que entrase en la sala del quir¨®fano, donde hoy, si no empeora su salud, se le practicar¨¢ un baip¨¢s. Un poco mosca ante tanto ruido el ¨ªdolo no siempre se mantuvo impasible. En ocasiones gru?¨® con uno de sus t¨ªpicos quiebros de humor negro: "?Qu¨¦ pasa? ?Vienen a despedirme?".
Amancio, Ignacio Zoco, Enrique P¨¦rez Pach¨ªn y Emilio Santamar¨ªa, acudieron con la intenci¨®n de "animar a don Alfredo", seg¨²n dijeron, pero tambi¨¦n con el nerviosismo y la preocupaci¨®n reflejadas en las caras, tanto antes como sobre todo despu¨¦s de acudir al hospital. Por muchas experiencias que reunieran sobre el campo, ponderaron, "¨¦ste es otro partido". Lo juega Di Stefano en solitario, con el cuerpo inm¨®vil, conectado a unos aparatos que intimidan. Inquieto y efusivo por naturaleza, el mito del Madrid y del River Plate, apareci¨® ante sus visitantes postrado, maltrecho, con un brillo de ilusi¨®n en sus ojos y manifestando su rabia a trav¨¦s de un sistema telef¨®nico: "Estoy harto de estar aqu¨ª".
El estado de salud de Di Stefano, seg¨²n quienes han podido visitarle, es "preocupante". Tanto que, dicen, parece que en "una semana haya envejecido 20 a?os".
Santamar¨ªa acudi¨® a ver a su amigo junto a los otros miembros de la Asociaci¨®n de Veteranos del Madrid, que preside el propio Di Stefano. "Tiene esp¨ªritu ganador", dijo; "y va a seguir adelante dando m¨¢s guerra. Est¨¢ tranquilo y hemos podido verlo y hablar con ¨¦l a trav¨¦s del tel¨¦fono. Le hemos dicho cuatro cosas para que se distraiga un poco".
"Dentro de lo que cabe, de las preocupaciones y las sondas, est¨¢ bastante bien. Yo le he dicho que esta es una final m¨¢s", relat¨® Santamar¨ªa. "Estando donde est¨¢ la verdad es que lo hemos visto muy espabilado. A m¨ª me ha dicho: 'Estoy harto de estar aqu¨ª'. Con su buen humor y la fuerza que tiene va a salir adelante. Nos hemos emocionado de verle y a ¨¦l en los ojos se le not¨® el agradecimiento".
Pach¨ªn se qued¨® "impresionado" con la cantidad de aparatos que mantienen a Di Stefano monitorizado en todo momento, y que ayudan a su coraz¨®n a funcionar. "Estaba algo cansado, creo que es normal con tanta visita", opin¨® el ex lateral. "Hemos charlado un poco tranquilamente y nos hemos re¨ªdo un ratito. Alfredo no es s¨®lo un amigo, es ya como un hermano porque estamos m¨¢s tiempo juntos que con la familia".
Amancio, el extremo gallego que coincidi¨® con Di Stefano en su ¨²ltima ¨¦poca madridista, asegur¨® que su amigo conserva el car¨¢cter intacto: "A pesar de todo sigue con sus bromas, es un cascarrabias y eso no lo va a cambiar".
Junto a los madridistas, tambi¨¦n ex jugadores del Valencia visitaron a Di Stefano y a su familia en el hospital. Al centro acudieron Carlos Lobo Diarte, Robert Fern¨¢ndez y ?scar Rub¨¦n Valdez. El paraguayo Diarte, el jugador estrella con el que el Valencia gan¨® la Liga de 1971 con Di St¨¦fano en el banquillo, protagoniz¨® la an¨¦cdota del d¨ªa: le llev¨® como regalo un bal¨®n de f¨²tbol. "Es lo que m¨¢s emoci¨®n le va a dar", dijo Diarte, ex jugador adem¨¢s de Betis, Zaragoza y Salamanca.
Valdez, nacido en Buenos Aires como su amigo, fue el entrenador al que sustituy¨® Di St¨¦fano en el Valencia en la temporada 1985-86, la del descenso a Segunda Divisi¨®n. "Le veo un poco desmejorado, m¨¢s que la primera vez en Sagunto", explic¨®.
Diarte, bal¨®n en mano, opin¨® que tanto jaleo es perjudicial: "Dicen que tiene much¨ªsimos problemas para entrar en quir¨®fano, pero todo depende de la fuerza y el ¨¢nimo que tenga. Siempre ha sido un luchador, pero todo el foll¨®n a su alrededor le perjudica. Nunca le han gustado los periodistas, y al ver a tanta gente ahora nos ha preguntado: ?Ven¨ªs a despedirme? Esto le hace much¨ªsimo da?o".
La presi¨®n de los visitantes es tan elevada que la asociaci¨®n de veteranos del Valencia ha establecido unos turnos para acudir a ver al ¨ªdolo para "no agobiarle". Si ayer fueron Diarte y Valdez los que se presentaron en el hospital, hoy lo har¨¢n los ex jugadores Vicente Piquer, gerente de la Asociaci¨®n, y Pep Claramunt, miembro de la escuela del Valencia.
Diarte, mientras, record¨® con gratitud la generosidad de un hombre esencialmente introvertido. "Nunca", dijo; "ha sido proclive a tener muchas grandes amistades, de ¨¦sas de llamarse todos los d¨ªas. Es m¨¢s, cuando voy a Madrid no le veo, y cuando ¨¦l viene a Valencia tampoco, pero ha sido mi mentor, quien me ha descubierto Europa y me ha hecho jugador".
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