Despidos
Hoy toca hablar de despedidas (y despidos). La primera, por supuesto, tenemos que dedicarla al a?o que se nos va y al que digo "adi¨®s muy buenas" desde esta mi ¨²ltima columna de 2005. La segunda la escuch¨¦ el pasado lunes de labios de Jos¨¦ Luis Garci. El director de cine se mostraba apesadumbrado y zaherido por la eliminaci¨®n de su programa Qu¨¦ grande es el cine de la cadena p¨²blica tras diez a?os de tertulias cin¨¦filas y m¨¢s de cuatrocientas pel¨ªculas diseccionadas sobre la mesa de operaciones del plat¨® de la 2. Y es que la vida es as¨ª de cruel: se mantienen Cine de barrio y otras bagatelas nost¨¢lgicas y se despide a Garci por no superar el percentil de audiencia que dictan las leyes de mercado.
La tercera despedida me lleg¨® por correo la v¨ªspera de Navidad. Era una carta firmada por Carlos ?lvarez-Ude, uno de mis mejores amigos. Nos conocimos hace m¨¢s de veinte a?os en Madrid, en la presentaci¨®n de un libro, y desde entonces no hemos dejado de vernos, de compartir escapadas, de llamarnos con frecuencia y de intercambiar pareceres, alegr¨ªas, cotilleos literarios, aflicciones y lecturas. En su misiva me contaba que, despu¨¦s de 32 a?os de dedicaci¨®n absoluta a su labor editorial, le hab¨ªa llegado la carta de despido y un ramo de ingratitud por los servicios prestados. "Lo consiguieron", me dec¨ªa con el mismo tono de perplejidad y de impotencia de quien ha sido desalojado de su propia casa por una orden absurda pero a fin de cuentas legal. El caso es que su trabajo al frente de la revista ?nsula, la m¨¢s veterana de las publicaciones literarias de este pa¨ªs, ha hecho posible que en medio del desprop¨®sito y del descalabro cultural (del exilio y la posguerra a nuestros d¨ªas) se mantuvieran a salvo el rigor filol¨®gico, la dignidad literaria y los valores intelectuales. Tras sesenta a?os de historia, no sabemos cu¨¢l ser¨¢, a partir de ahora, el futuro de ?nsula, tampoco si las razones que han propiciado el despido de ?lvarez-Ude son s¨®lo econ¨®micas, pero el a?o se acaba y los s¨ªntomas de que la cultura es un bien desprotegido y en peligro de extinci¨®n saltan a la vista. Feliz a?o y que Minerva nos proteja.
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