Cuentas y cuentos

Los ¨²ltimos informes publicados por la Sindicatura de Comptes han revelado que la Comunidad Valenciana est¨¢ mal administrada. Conviene decir que estos informes, aunque resultan llamativos, no suponen propiamente una novedad. Que la Comunidad Valenciana no estaba bien administrada era manifiesto para todo aquel que quisiera verlo. Muchas personas lo percib¨ªan de ese modo, a pesar del enorme esfuerzo de propaganda realizado por el Gobierno. Bastaba con mirar alrededor con alguna atenci¨®n y leer las noticias de los peri¨®dicos, para advertir de que las cuentas de la Comunidad Valenciana no eran precisamente un modelo a seguir. Los sobreprecios, las desviaciones en los presupuestos, las ocultaciones, los gastos dif¨ªciles de justificar son algo corriente en estas cuentas. Pero faltaba, quiz¨¢, el informe oficial, t¨¦cnico, ecu¨¢nime, de la Sindicatura de Comptes para que el hecho alcanzara la categor¨ªa de lo indiscutible. Es lo que ahora se ha producido.

Al conocerse el informe sobre la Ciudad de las Ciencias, el consejero de Econom¨ªa, Gerardo Camps, ha responsabilizado al arquitecto Santiago Calatrava de las desviaciones en los presupuestos. Camps se ha apresurado a a?adir que todas las modificaciones realizadas estaban, sin embargo, sujetas a la legalidad. Nadie lo pone en duda. Pero, no es una cuesti¨®n de legalidad o de ilegalidad lo que aqu¨ª se discute, como pretende el consejero, sino de buena o mala administraci¨®n. Camps, hombre inteligente, de amplia experiencia, impuesto en los pormenores del gobierno, sabe perfectamente que la legalidad, por s¨ª misma, no es garant¨ªa de una buena administraci¨®n.

Al hablar de la promoci¨®n del arte valenciano que realiz¨® do?a Consuelo Ciscar -promoci¨®n fabulosa, en la que se invirtieron miles y miles de euros-, dec¨ªa el galerista Tom¨¢s March, en una entrevista publicada por este diario, que se emple¨® el dinero con poca efectividad. ?No es esta calificaci¨®n de poca efectividad la que mejor cuadra a ciertas acciones, todas ellas espectaculares, emprendidas por el Gobierno valenciano? El n¨²mero de proyectos iniciados por el gobierno del Partido Popular desde que alcanz¨® el poder ha sido considerable. Nos ser¨ªa imposible, en el espacio de este art¨ªculo, una somera enumeraci¨®n de los mismos. Ello ha permitido que el nombre de la Comunidad Valenciana obtuviera un eco extraordinario en Espa?a e, incluso, en el extranjero. Pensemos, por ejemplo, en la Ciudad de la Luz. ?Qui¨¦n no ha o¨ªdo hablar de la Ciudad de la Luz? El proyecto, si no recuerdo mal, lleg¨® a presentarse incluso en los propios Estados Unidos. Pero luego resulta que, tras muchos a?os de obras, la Ciudad de la Luz no est¨¢ acabada y los primeros grandes estudios que se inauguran son los de Dino de Laurentis, en Marruecos, situados a un tiro de piedra de los nuestros.

No tiene usted, lector, la sensaci¨®n de que la historia de la Ciudad de la Luz es la de cualquier proyecto de los que se han iniciado en la Comunidad. Al d¨ªa de hoy ?qu¨¦ tenemos de real, de perdurable, en cuanto aqu¨ª se ha construido? Tenemos, s¨ª, un parque de atracciones hundido en p¨¦rdidas, que habr¨¢n de salvar las cajas de ahorros; una Ciudad de la Luz que no sabemos c¨®mo acabara; una Ciudad de las Ciencias con unos costes desmesurados, que siguen aumentando sin cesar... Y mientras esto sucede, nosotros firmamos coproducciones de ¨®pera con los grandes teatros de Londres y Nueva York.