El p¨ªxel de oro
Un universitario brit¨¢nico gana 843.000 euros en pocos meses con la venta de puntos publicitarios en su sitio de Internet
Alex Pew se propuso ser millonario el pasado agosto. Ingresaba en la universidad al mes siguiente y no quer¨ªa terminar la carrera con deudas abultadas. Desarroll¨® una sencilla e ins¨®lita idea: la venta de p¨ªxeles de su propia p¨¢gina de Internet. En unas semanas ganar¨¢ su primer mill¨®n de d¨®lares (unos 843.000 euros). "Estoy sorprendido del ¨¦xito. No esperaba vender tantos bloques en tan poco tiempo", reconoce desde su domicilio familiar, en el condado ingl¨¦s de Wiltshire.
Tiene 21 a?os y va camino de convertirse en el primer millonario del p¨ªxel. El jueves hab¨ªa vendido 943.000 bloques de su p¨¢gina de Internet, www.milliondollarhomepage.com, y le faltaba colocar 56.700 m¨¢s para alcanzar su objetivo. "Se est¨¢n vendiendo a una media de 7.500 por d¨ªa, as¨ª que en dos o tres semanas cierro la p¨¢gina. Sab¨ªa que el negocio ten¨ªa potencial y que algo de dinero ganar¨ªa, pero el ¨¦xito no deja de sorprenderme", exclama contento al otro lado de la l¨ªnea telef¨®nica.
Pew dividi¨® su p¨¢gina en un mill¨®n de p¨ªxeles y los comercializa en bloques m¨ªnimos de 100
El negocio de Pew es simple, ingenioso y, a primera vista, absurdo. Ha dividido su p¨¢gina de Internet en un mill¨®n de p¨ªxeles, a un d¨®lar por unidad, que comercializa en bloques m¨ªnimos de 100. Cada bloque ocupa un espacio de 10x10 p¨ªxeles y, una vez agotada la venta de los mismos, los ingresos habr¨¢n alcanzado el mill¨®n. "Los cobro a un precio bastante elevado. Pero encaja bien con el nombre de la p¨¢gina. Fui el primero en explotar la idea y, aunque ya han salido miles de imitadores, la gente quiere participar en el sitio original", defiende.
Sus hermanos y amigos compraron los primeros puntos, a finales del mes de agosto. La autopromoci¨®n y los internautas hicieron el resto. En cuadernos de bit¨¢cora, en foros y correos electr¨®nicos se intercambiaron comentarios sobre la genial idea del estudiante ingl¨¦s. Su p¨¢gina pronto despert¨® el inter¨¦s de peque?os y grandes empresarios, de trabajadores aut¨®nomos, de artistas e incluso competidores como P¨ªxel Advertisement Network y una p¨¢gina titulada 250000.org.
El comprador rellena su bloque de p¨ªxeles con un anagrama, dibujo o mensaje propio. No adquiere la propiedad correspondiente de la p¨¢gina de Pew, pero s¨ª obtiene un v¨ªnculo hacia su sitio electr¨®nico. As¨ª Paul Story, autor aficionado, aprovecha sus bloques para reconducir al visitante a una web donde lanza sus novedades literarias. Rent Clicks ofrece casas y pisos en alquiler en EE UU. Y, entre miles m¨¢s, una diminuta bandera espa?ola desemboca en una p¨¢gina que presenta cursos variados de castellano.
A medida que se rellenan los p¨ªxeles se pierde cierto impacto individual. La p¨¢gina de Pew parece hoy un rompecabezas de im¨¢genes, palabras y colores sin orden ni concierto. "El bloque de 100 p¨ªxeles es el m¨ªnimo espacio para que la imagen sea visible. Exige un grado de creatividad por parte del comprador. Pero de todas formas, los enlaces funcionan muy bien", explica el joven Pew. Concluida la venta, la p¨¢gina se mantendr¨¢ en el ciberespacio al menos cinco a?os. "Quedar¨¢ congelada en el tiempo. Como un trozo de la historia de Internet, un retrato de nuestros d¨ªas", a?ade.
Con las tasas universitarias en alza en el Reino Unido y las becas en retroceso, Pew descubri¨® una f¨®rmula redonda para evitar el endeudamiento. "La idea me vino una noche. Necesitaba dinero y de pronto di con la soluci¨®n. Pero la motivaci¨®n no es s¨®lo el dinero, sino las ganas de llevar a la pr¨¢ctica una buena idea. Siempre estoy pensando en posibles negocios, pero nunca hab¨ªa tenido recursos. Es mi primer ¨¦xito y ahora podr¨¦ invertir los beneficios en otras ideas", se?ala el estudiante. Obviamente no va a desvelar su pr¨®xima baza, aunque piensa que tambi¨¦n rondar¨¢ en torno a las nuevas tecnolog¨ªas. "Internet est¨¢ a¨²n en su infancia. Ha transformado la forma en que nos comunicamos y hacemos negocios, pero falta mucho por explorar", adelanta.
Pew, el menor de cuatro hermanos, creci¨® rodeado de ordenadores. "Empec¨¦ de peque?o a utilizar la inform¨¢tica para jugar, dibujar, escribir historias y, con nueve a?os, me conect¨¦ a Internet. En casa siempre me han apoyado y ahora est¨¢n tan encantados y sorprendidos de mi ¨¦xito como yo", celebra. En la universidad de Nottingham tambi¨¦n se saborea la jugada y, seg¨²n cuenta su alumno m¨¢s famoso del ¨²ltimo a?o, la p¨¢gina es uno de los casos pr¨¢cticos que se estudia en cursos de postgrado.
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