"Nuestro gran reto ya no depende tanto de Europa como de nosotros"
Cuenta Pedro Solbes que cuando la presidenta del Parlamento Europeo, Simone Veil, pregunt¨® al entonces ministro de Relaciones para las Comunidades Europeas, Eduardo Punset, por qu¨¦ Espa?a ten¨ªa tanto inter¨¦s en entrar en Europa si era una casa llena de goteras, ¨¦ste contest¨® con rapidez: "Porque fuera hay muchas m¨¢s". Solbes, que desde 1973 ha estado involucrado, de una u otra forma, en temas comunitarios, ilustra con esta an¨¦cdota los beneficios que Espa?a comenz¨® a recibir desde que hace 20 se incorpor¨® a la Uni¨®n. La econom¨ªa espa?ola ha tenido que superar algunos obst¨¢culos y hacer frente a problemas por el hecho de estar en la Uni¨®n Europea, pero "la balanza se decanta hacia lo positivo de forma clar¨ªsima", subraya Solbes (Pinoso, Alicante, 1942).
"Tenemos mayor capacidad de crecimiento que muchos pa¨ªses europeos, pero eso no quiere decir que tengamos su nivel de desarrollo"
"Todos estuvimos de acuerdo en que la entrada servir¨ªa para, primero, instaurar la democracia y, despu¨¦s, reforzarla"
"Los fondos han sido fundamentales; pero, si somos coherentes, debemos aceptar que a partir de 2013 seremos contribuyentes netos"
"Soy partidario de una cierta armonizaci¨®n fiscal en productos y servicios, pero no soy favorable a una unificaci¨®n total"
Cuando se produjo la adhesi¨®n de Espa?a, en 1986, Solbes, que estuvo en el equipo negociador, acababa de ser nombrado secretario de Estado para Asuntos Europeos. Algunos a?os despu¨¦s, entre 1999 y 2004, fue comisario europeo de Asuntos Econ¨®micos y Monetarios, hasta que fue reclamado por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero para formar parte de su Gobierno como vicepresidente y ministro de Econom¨ªa y Hacienda. Durante la entrevista, mantenida en su gabinete en el antiguo edificio de la casa de Aduanas del centro hist¨®rico de Madrid, se le ve suelto y con ganas de contar sus experiencias, alejadas del d¨ªa a d¨ªa que se despe?a por las negociaciones del Estatuto catal¨¢n, la OPA de Endesa o las pr¨®ximas reformas fiscal y laboral, entre otras cosas.
Pregunta. ?Qu¨¦ balance hace 20 a?os despu¨¦s de la adhesi¨®n de Espa?a a la Uni¨®n Europea?
Respuesta. El balance es tremendamente positivo. Cuando se inici¨® el proceso de integraci¨®n de Espa?a, creo que todos estuvimos de acuerdo en que la entrada servir¨ªa para, primero, instaurar la democracia y, despu¨¦s, reforzarla. Algunos ten¨ªamos una idea adicional: que la adhesi¨®n tambi¨¦n deb¨ªa servir para abrir la econom¨ªa. El proceso de apertura hab¨ªa comenzado a finales de los cincuenta, pero en el momento de la negociaci¨®n para entrar en la Uni¨®n este proceso de apertura estaba bastante parado. Y con la transici¨®n pol¨ªtica era imprescindible que los cambios se produjesen. Hab¨ªa gente que pensaba que era mejor un modelo aut¨®nomo de transformaci¨®n y otros que consider¨¢bamos que era mejor aplicar el modelo europeo, que al fin y al cabo ya estaba inventado.
P. ?Cu¨¢les han sido los cambios principales desde 1986?
R. La Uni¨®n ha vivido desde entonces un proceso de cambio continuo. La Uni¨®n en la que nosotros entramos era totalmente diferente a la de ahora. Cuando empezamos a negociar la entrada exist¨ªa la Comunidad Econ¨®mica Europea, y cuando terminamos la negociaci¨®n, en 1985, en las primeras sesiones a las que asistimos se negociaba ya el Acta ?nica, que puso en marcha el mercado ¨²nico. Y todav¨ªa no hemos terminado con ese proceso de cambio y de apertura. En aquel momento, los espa?oles pusimos una condici¨®n, que no pod¨ªamos hacer frente a esos nuevos retos sin que nos echaran una mano. As¨ª se puso en marcha, de acuerdo con Jacques Delors [presidente de la Comisi¨®n Europea], la famosa pol¨ªtica de cohesi¨®n, porque en aquel momento, antes del Acta ?nica, exist¨ªa un fondo regional europeo, pero no la pol¨ªtica de cohesi¨®n, que ha sido fundamental para nosotros durante todos estos a?os.
P. ?Cu¨¢les han sido los momentos m¨¢s dif¨ªciles?
R. Ha habido muchos, muchas situaciones de tensi¨®n. Empezando por la negociaci¨®n para la adhesi¨®n, que fue complicada porque nosotros quer¨ªamos negociar el acceso de productos agr¨ªcolas y la Comunidad lo que quer¨ªa era un reequilibrio de librecambio industrial. La entrada en el mercado ¨²nico tambi¨¦n fue complicada, porque para nosotros era un segundo shock, un gran paso. En cierto momento hubo dudas sobre si se consolidar¨ªa la democracia en Espa?a, pero el cambio producido en 1982, con la llegada del PSOE al poder, hizo que las cosas empezaran a verse de otra forma.
A partir de ah¨ª lo cierto es que tuvimos una gran confianza en nosotros mismos y nos apuntamos casi a cualquier nuevo cambio que se iba produciendo. Sobre todo en el periodo que Felipe Gonz¨¢lez llama "la gran galopada", entre 1986 y 1996, que son a?os de grandes cambios que coinciden con dos personajes, el ex canciller alem¨¢n Helmut Kohl y el fallecido ex presidente franc¨¦s Fran?ois Mitterrand, con ganas de hacer cosas nuevas. Y contaban con el apoyo muy claro de Italia, Espa?a y los pa¨ªses del Benelux, y con Jacques Delors al frente de la Comisi¨®n Europea. Todo esto permiti¨® que se produjera el gran cambio.
P. ?Qu¨¦ papel jug¨® Espa?a?
R. Por ejemplo, la ca¨ªda del muro, en 1989, fue un momento de muchas dudas. Mitterrand era presidente de la Uni¨®n entonces y convoc¨® una reuni¨®n extraordinaria en Par¨ªs, una cena preparatoria. En diciembre, en el Consejo de Estrasburgo, el apoyo de Espa?a a Alemania fue clave. La idea de algunos era que Alemania ten¨ªa poco m¨¢s o menos que renegociar su ingreso, porque tras la unificaci¨®n era otro pa¨ªs distinto. En ese consejo, Felipe Gonz¨¢lez dijo: "Estamos de acuerdo en que ¨¦ste es un problema interno alem¨¢n y que aqu¨ª nadie va a plantear ning¨²n problema de renegociaci¨®n". Nadie se atrevi¨® a abrir la boca. Kohl agradeci¨® mucho ese gesto y ah¨ª se consolid¨® una amistad que durar¨ªa a?os. Otros momentos clave han sido el Tratado de Maastricht, en 1992; los dos primeros paquetes presupuestarios de Delors, que fueron buenos para Espa?a; la ampliaci¨®n al norte, con la entrada de Suecia, Finlandia y Austria, en los noventa; la puesta en marcha de la moneda ¨²nica, y la fallida Constituci¨®n europea.
P. ?No cree que hay una visi¨®n demasiado poco cr¨ªtica de lo que ha supuesto la adhesi¨®n para Espa?a? Por ejemplo, la reconversi¨®n industrial era necesaria, pero acab¨® con parte del tejido industrial productivo.
R. Eso era inevitable, porque pasamos de un modelo aut¨¢rquico a una econom¨ªa abierta. Y, evidentemente, lo bueno no era quedarse con lo anterior. Hab¨ªa que cambiar. Ese cambio se podr¨ªa haber hecho al margen de Europa, pero creo que habr¨ªa sido peor. Entrar en la Uni¨®n tal vez aceler¨® algo las cosas, pero se produjo de forma mucho m¨¢s ordenada, porque Europa ya hab¨ªa sufrido en parte esos problemas y ten¨ªa unos modelos de aplicaci¨®n de ayudas p¨²blicas. Copiarlos nos fue enormemente ¨²til.
P. Pero en ocasiones hubo consecuencias negativas, como la p¨¦rdida de empleos.
R. Yo soy de los que cree que para Espa?a siempre han sido positivos, en t¨¦rminos generales, los retos de apertura de la econom¨ªa. A veces se han producido de forma traum¨¢tica -recuerdo cuando nuestra tasa de paro superaba el 20%-, pero los crecimientos importantes de la econom¨ªa espa?ola tienen mucho que ver con Europa. La ca¨ªda de tipos de inter¨¦s por la adopci¨®n del euro, las transferencias de fondos europeos -llegan a ser pr¨¢cticamente un punto del PIB- fueron claves para el crecimiento. Adem¨¢s, creo que ha sido beneficioso que Europa nos haya forzado a poner en marcha pol¨ªticas fiscales m¨¢s ortodoxas y a abrir nuestro mercado al exterior. Si comparamos lo que significa Europa en t¨¦rminos positivos y negativos, yo dir¨ªa que la balanza se decanta hacia lo positivo de forma clar¨ªsima. Claro que tambi¨¦n genera problemas, pero no considero negativo que se nos diga que no podemos seguir dando ayudas p¨²blicas a los astilleros, ni mantener RTVE como est¨¢.
P. Quedan muchas cosas por hacer: la competitividad, la internacionalizaci¨®n de la empresa...
R. La econom¨ªa espa?ola se enfrenta a nuevos retos. En comparaci¨®n con muchos pa¨ªses europeos tenemos mayor capacidad de crecimiento, pero eso no quiere decir que hayamos alcanzado el nivel de desarrollo, y mucho menos tecnol¨®gico, que ha alcanzado Europa. Ahora nuestro gran reto ya no depende tanto de Europa como de nosotros. Hay que copiar ciertos modelos europeos que est¨¢n funcionando muy bien, como el de los pa¨ªses n¨®rdicos, con unos equilibrios entre econom¨ªas del conocimiento mucho m¨¢s desarrollados. Y, al mismo tiempo, hay que ser prudente. La econom¨ªa del bienestar y la econom¨ªa social son ¨²tiles, pero no pueden impedirnos mantener la competitividad en una sociedad globalizada.
P. Los mercados se abren, pero tambi¨¦n hay que hacer frente a m¨¢s pa¨ªses competidores.
R. El reto al que se enfrenta Europa es que hasta ahora hemos vivido en espacios regionales, pero en el proceso de globalizaci¨®n esos espacios regionales van desapareciendo. Siempre surgir¨¢n problemas -por ejemplo, abrir las fronteras europeas dio en su d¨ªa m¨¢s libertad al crimen organizado-, pero en general esos procesos suelen acabar siendo positivos. Con Europa o sin Europa, las nuevas tecnolog¨ªas y los nuevos cambios nos iban a llevar a hacer frente a este tipo de problemas. En cualquier caso, es mejor hacerlos frente dentro de Europa, conjuntamente, que de forma dispersa.
P. Tambi¨¦n les quedan por resolver la armonizaci¨®n fiscal.
R. ?se es uno de los temas mayores que queda pendiente. Yo soy partidario de una cierta armonizaci¨®n fiscal en productos y servicios que afecten al mercado ¨²nico, pero no soy favorable a una unificaci¨®n total de la fiscalidad. En cuanto a las mercanc¨ªas, parece razonable que tengan una fiscalidad parecida y ah¨ª est¨¢ el IVA. El caso de los impuestos indirectos lo hemos resuelto con m¨ªnimos, y ese debate ahora va a reaparecer con el tema del Estatuto catal¨¢n. Pero en el caso del IRPF o el impuesto de sociedades se puede optar por varias f¨®rmulas. Con un impuesto de sociedades bajo atraer¨¢s te¨®ricamente a m¨¢s empresas, a no ser que ofrezcas servicios tan especiales que no les importe pagar m¨¢s, porque esos servicios les compensa. Hay que estudiar impuesto a impuesto. Hay algunos que son territorializables y otros que no. La pol¨ªtica monetaria, por otro lado, ya es ¨²nica. Si pretendemos que la pol¨ªtica fiscal tambi¨¦n lo sea, entonces no estar¨ªamos hablando de un grupo de pa¨ªses que cooperan en algo que pretende ir avanzando hacia elementos de una unidad pol¨ªtica, pero que no es una unidad pol¨ªtica ni mucho menos.
P. ?M¨ªnimos en qu¨¦ impuestos?
R. En los indirectos hemos puesto m¨ªnimos. Respecto al impuesto de sociedades es prematuro todav¨ªa hablar de una cierta armonizaci¨®n, porque sobre este tema hay muchos pa¨ªses, como algunos de los nuevos 10 socios, que no aceptan aumentarlo porque una de sus ventajas competitivas es que ofrecen un impuesto m¨¢s barato. En impuestos directos, lo que tiene sentido es una mayor transparencia.
P. ?Ese modelo es el que va a inspirar la reforma fiscal que prepara su departamento?
R. Simplificaremos el IRPF.
P. ?Qu¨¦ peso han tenido los fondos europeos en el crecimiento de la econom¨ªa espa?ola, que ya es la quinta de la UE?
R. El saldo neto en los momentos de mayor recepci¨®n de recursos se situ¨® en el 1,3% o 1,4% del PIB. La media ha sido de un punto del PIB. Eso es importante. Se trata de una inversi¨®n gratuita entre comillas que genera actividad y ha formado y forma parte el impulso econ¨®mico. En construcci¨®n, medio ambiente, desarrollo rural... ha tenido un impacto muy positivo.
P. Siempre se ha dicho que una parte de las autov¨ªas espa?olas es alemana.
R. S¨ª y no, tampoco exageremos. Nosotros estamos hablando de una inversi¨®n de fondos europeos que ha supuesto entre el 10% y el 20% del total.
P. ?La financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas puede desvirtuar el proceso de integraci¨®n de Espa?a en el marco de la UE?
R. No debiera. Ahora estamos en otro de esos momentos cruciales de presencia en la UE: las perspectivas financieras para 2007-2013. Respecto a las anteriores, ¨¦stas tienen tres diferencias fundamentales: que la UE tiene 25 miembros y no 15; que tiene criterios m¨¢s restrictivos, ya que el gasto ha bajado del 1,24% al 1,04% del PIB total porque los pa¨ªses m¨¢s ricos son menos generosos, y tercero, nosotros somos claramente m¨¢s ricos. As¨ª que cuanto m¨¢s rico eres menos recibes y m¨¢s aportas. El sistema te apoya para que llegues a una posici¨®n de renta media y, si la superas, dejas de recibir m¨¢s que aportas. Si somos coherentes -y hemos defendido la pol¨ªtica de cohesi¨®n- debemos aceptar que las cosas van a cambiar y que a partir de 2013 seremos contribuyentes netos. Y eso querr¨¢ decir que somos m¨¢s ricos. En este sentido, ?qu¨¦ va a pasar con la financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas y el Estado? Pues que tendremos que ser autosuficientes.
P. Ha costado mucho llegar a un acuerdo sobre las perspectivas financieras 2007-2013 y la conclusi¨®n es que Espa?a perder¨¢ fondos durante ese periodo para ser contribuyente neto a partir de 2013. ?Est¨¢ contento con lo obtenido?
R. Es positivo porque es una cantidad mejor que la propuesta realizada por la Comisi¨®n, y lo m¨¢s interesante es que hay cambios cualitativos en las aportaciones, como el fondo tecnol¨®gico. Hay menos dinero para modernizaci¨®n rural, pero m¨¢s para cosas de futuro como ¨¦sta. Es bueno que apostemos por las nuevas tecnolog¨ªas y la formaci¨®n. Tenemos que preguntarnos qu¨¦ modelo de sociedad queremos. ?Queremos seguir teniendo gente construyendo casas o queremos subir salarios y tener mayor valor a?adido? La mejor opci¨®n es la segunda, sin duda alguna.
P. En un modelo de crecimiento basado en la construcci¨®n como el actual, ?qu¨¦ sectores est¨¢n ya preparados para tomar el relevo como motores econ¨®micos?
R. Hay que ir mejorando un poco en todo. Es puntero el mundo de los servicios financieros, el sector vinculado a la industria del ocio (no s¨®lo el propietario de un hotel, sino los grandes distribuidores de viajes) y el sector de la construcci¨®n vinculado a la gesti¨®n de servicios y a la gesti¨®n y autofinanciaci¨®n de grandes infraestructuras. Pero hay que hacer mucho m¨¢s, en biotecnolog¨ªa, por ejemplo.
P. ?Espa?a est¨¢ preparada para entrar en el G-8?
R. En realidad lo que hay hoy es un G-3: Estados Unidos con Canad¨¢, Jap¨®n y el ¨¢rea asi¨¢tica y la UE. Podemos decir que Espa?a podr¨ªa estar en un G-8, y hay que tener en cuenta a potencias como China, pero estos rankings cambian mucho. Lo importante es que seas un actor que tenga algo que aportar. Ahora nuestra batalla no es por sentarnos en las mesas en las que se toman las decisiones, sino demostrar lo que somos capaces de aportar.
P. Retomando la an¨¦cdota sobre Punset y Veil. ?Cree que habr¨ªa llovido bastante m¨¢s si no hubi¨¦ramos entrado en la uni¨®n monetaria?
R. Sin duda alguna. Yo creo que la uni¨®n monetaria ha sido un gran ¨¦xito, tambi¨¦n para Alemania, que ahora atraviesa un momento econ¨®mico delicado. Si el Bundesbank no formara parte del euro, estoy convencido de que Alemania sufrir¨ªa m¨¢s y, con ella, todos sus socios. Sin el euro, el problema del d¨¦ficit exterior espa?ol ser¨ªa grave de verdad; tendr¨ªamos que haber devaluado y poner en marcha pol¨ªticas fiscales m¨¢s restrictivas.
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