Las secuencias del crimen

Si es verdad que una imagen vale m¨¢s que mil palabras, las cuatro fotograf¨ªas que se muestran en esta p¨¢gina lo dicen todo. Son algunas de las secuencias del crimen ocurrido el pasado d¨ªa 16 de diciembre en Barcelona, cuando tres j¨®venes prendieron fuego a una mendiga que dorm¨ªa en el interior de un cajero autom¨¢tico.

Las fotograf¨ªas est¨¢n extra¨ªdas de la grabaci¨®n de la c¨¢mara de seguridad de la entidad bancaria

difundidas ayer por TVE y son una clara prueba de cargo. En la primera de las im¨¢genes aparece con la boca abierta uno de los presuntos agresores, Oriol P. S., momentos antes que la mendiga Mar¨ªa del Rosario Endrinal le abra la puerta del cajero autom¨¢tico en el que estaba durmiendo.

Era la 1.30 horas del d¨ªa 16 de diciembre y la mujer no pod¨ªa imaginar que aquel chaval y su acompa?ante, Ricardo P. B., empezar¨ªan a insultarla momentos despu¨¦s. En el v¨ªdeo se aprecia c¨®mo entran y salen los dos agresores de la entidad y le arrojan con sa?a una naranja a la mujer.

Despu¨¦s, una botella de pl¨¢stico vac¨ªa de dos litros y finalmente un cono de grandes dimensiones de los empleados para la se?alizaci¨®n de carreteras, tal y como se aprecia en la segunda fotograf¨ªa.

Regreso al cajero

Tras esa entrada y salida constante, el v¨ªdeo atestigua que la mendiga cierra la puerta del cajero autom¨¢tico con el pestillo de seguridad. Dos horas y media despu¨¦s, sobre las cuatro de la madrugada, la grabaci¨®n recoge la llegada de un tercer joven, el menor que tambi¨¦n acab¨® detenido por los mismos hechos. La mujer poco puede imaginar que guarda relaci¨®n con los que le hab¨ªan increpado anteriormente y le abre la puerta.

En el v¨ªdeo se observa c¨®mo el menor accede al cajero y tras ¨¦l entran los otros dos j¨®venes, como se aprecia en la tercera de las im¨¢genes. Los tres presuntos agresores, sonrientes, vuelven a increpar a la mendiga y uno de ellos, Ricardo P. B., le arroja de nuevo otro objeto. En este caso, un tubo de cart¨®n.

Las secuencias siguientes muestran a los agresores entrando y saliendo de nuevo de la entidad bancaria, hasta llegar a la escalofriante cuarta imagen: el menor con una garrafa de 25 litros de capacidad. En el v¨ªdeo se aprecia con claridad que el recipiente contiene una gran etiqueta que advert¨ªa de que se trata de disolvente y de un producto inflamable. Tras el menor, entran en el cajero los otros dos acusados. En la siguiente imagen no se aprecia nada m¨¢s que una enorme mancha naranja. Son las llamas de la combusti¨®n del disolvente y del cuerpo de una mujer mendiga quemada viva.