Berl¨ªn tira un s¨ªmbolo del socialismo
La ciudad debate el futuro del edificio del antiguo Gobierno de la RDA
Berl¨ªn perder¨¢ uno de los grandes s¨ªmbolos de su reciente historia cuando se demuela el Palacio de la Rep¨²blica (Palast der Republik), la que fuera sede del Gobierno del r¨¦gimen socialista en la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica de Alemania. Durante las ¨²ltimas semanas, muchos alemanes han intensificado su lucha por salvar el edificio -denominado Volkspalast- antes de que el Parlamento alem¨¢n confirme el 18 de este mes su decisi¨®n de 2002 de derribarlo.
La actriz estadounidense Sandra Bullock y el protagonista de Good bye, Lenin!, Daniel Br¨¹hl, figuran en las listas de la Uni¨®n del Palacio, uno de los grupos que se formaron para protestar contra la demolici¨®n y que llen¨® los despachos de diferentes pol¨ªticos con sus mensajes y DVD. Su misi¨®n era la de convencerlos en el ¨²ltimo minuto de que este edificio ruinoso, construido en 1976 con una superficie de 65.200 metros cuadrados, tiene que sobrevivir.
Rem Koolhaas asegura que "nadie fue capaz de comprender la belleza de esta arquitectura"
Una de las presentadoras estrella de MTV se encarga de la canciller Angela Merkel, mientras otros ¨ªdolos de los j¨®venes alemanes intentan presionar a los pol¨ªticos locales. Las grabaciones contienen comentarios de personas de todo el mundo que no entienden por qu¨¦ motivo los alemanes quieren destruir su herencia cultural. El ex ministro de Defensa franc¨¦s, Jacques Mellick, y el arquitecto italiano Rudy Ricciotti son algunos de los que se pronuncian. "Si el tema es acabar con el pasado pol¨ªtico", comenta este ¨²ltimo, "entonces habr¨ªa que demoler el estadio ol¨ªmpico, que es de la ¨¦poca nazi".
En el espacio vac¨ªo que dejar¨¢ el viejo s¨ªmbolo socialista, situado en el coraz¨®n del Berl¨ªn hist¨®rico frente a la c¨¦lebre Isla de los Museos, surgir¨¢ el Foro Humboldt, que comprender¨¢ museos, tiendas, bibliotecas y un hotel de cinco estrellas, tal como ha previsto la comisi¨®n parlamentaria responsable. Ser¨¢ financiado por entidades p¨²blicas e inversores privados, que han calculado un desembolso en los pr¨®ximos 30 a?os de entre 900 y 1.200 millones de euros.
El Palacio de la Rep¨²blica, un mamotreto de 174 metros de largo, construido con 52.000 toneladas de hormig¨®n y piedra, 20.000 de acero y 500 de vidrio, fue cerrado como edificio p¨²blico por enfermedad de sus materiales (asbesto) dos meses antes de la ca¨ªda del muro, y en 2004 se reabri¨® con el interior vaciado. En su lugar se construir¨¢ un complejo mucho m¨¢s moderno -pendiente de un proyecto definitivo- para reconciliar a los alemanes con su pasado. La paradoja es que, tal como propone el Senado de Berl¨ªn, se pretende reconstruir ah¨ª la fachada del castillo real de Prusia, que ocupaba este lugar y que fue destruido en 1950 por el r¨¦gimen socialista. Arquitectos de todo el mundo han sugerido otras alternativas, pero sus propuestas no han tenido ning¨²n efecto.
El arquitecto vanguardista holand¨¦s Rem Koolhaas reconoce que el debate en torno al Palacio revela una crisis de la modernidad. "Nadie dijo jam¨¢s una palabra positiva y lo consider¨¢bamos una anomal¨ªa total y un ejemplo de arquitectura absurda fea y exagerada". Esto muestra, seg¨²n Koolhaas, "que durante mucho tiempo nadie fue capaz de comprender la belleza de este tipo de arquitectura".
El caso es que el Palacio ha revitalizado los discursos sobre la historia, la memoria y la identidad alemanas. En esta ciudad marcada por el modernismo, el fascismo, el estalinismo, las guerras mundiales y la guerra fr¨ªa, se respira el aire de la historia a trav¨¦s de sus construcciones y de sus vac¨ªos. Por eso es tan intensa la pol¨¦mica entre los amigos y los enemigos del Palacio.
La radicalidad del debate cambi¨® durante los dos ¨²ltimos a?os cuando se apoderaron de este espacio urbano los protagonistas de la vida cultural berlinesa, que convirtieron a partir de 2004 el esqueleto que qued¨® del Palacio en un vital centro cultural que atrajo a un total de 55.000 espectadores.
La demolici¨®n del Palacio durar¨¢ hasta 2007. Despu¨¦s habr¨¢ en el coraz¨®n de Berl¨ªn "otro c¨¦sped m¨¢s para perros", seg¨²n Adrienne Goehler, ex consejera de Cultura del gobierno regional. Por lo menos hasta que llegue el dinero para construir el gran complejo moderno.
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