La cuesti¨®n moral espa?ola
En "hacer laica la virtud e inyectar en nuestra raza la moralidad social" se resum¨ªa, seg¨²n Ortega y Gasset, la cuesti¨®n moral espa?ola. Un buen lector suyo, Pedro Cerezo, coloca la frase en el exordio de este volumen colectivo donde una docena larga de fil¨®sofos se conjuran para dar contenido a las virtudes c¨ªvicas que deber¨ªa configurar una vida democr¨¢tica.
Desde el momento en que la democracia no es s¨®lo un sistema organizativo sino tambi¨¦n un ethos o forma de vida se impone hablar de virtudes porque ese sistema no aguanta a la larga sin adhesiones activas de la ciudadan¨ªa a los valores que le dan sustento. El problema de Espa?a es que lo de virtudes c¨ªvicas no es lo nuestro. Hemos pasado de una moral cat¨®lica, en la que toda dimensi¨®n p¨²blica de la ¨¦tica se reduc¨ªa a la honestidad personal, a una sociedad r¨¢pidamente secularizada que busca a tientas esa nueva cultura c¨ªvica. A tientas, s¨ª, porque tambi¨¦n se perdieron, con la Guerra Civil, las tradiciones liberales socialistas y republicanas que empezaban a tomar cuerpo. Las virtudes, como las tradiciones, no se implantan de golpe. Llevan su tiempo y exigen concursos m¨²ltiples. El grupo de fil¨®sofos aqu¨ª convocados han hecho lo que ellos pueden y deben hacer: extraer de sus contrastados saberes los elementos que puedan conformar los contenidos de las virtudes c¨ªvicas m¨¢s necesarias.
DEMOCRACIA Y VIRTUDES C?VICAS
Pedro Cerezo (editor)
Biblioteca Nueva
Madrid, 2005
430 p¨¢ginas. 19,90 euros
Arranca el libro con un escri-
to de Victoria Camps sobre el concepto de virtud p¨²blica. Con su habitual claridad y solvencia recuerda que esto de las virtudes no es caso de los griegos, ni de la moral cat¨®lica, sino que es algo muy propio del moderno republicanismo, por ejemplo, ya que sin una identificaci¨®n activa con las leyes que nos damos, la pol¨ªtica se convierte en un mercadeo, que dec¨ªa Horkheimer. Le sigue un bloque en el que F. Quesada cuestiona el dominio planetario de la tradici¨®n liberal, C. Thiebaut estudia el lugar de la prudencia en nuestros distintos lenguajes morales y J. Muguerza rescata el concepto de razonabilidad para hacer ver que la historia de la libertad debe m¨¢s a los disidentes que a los consensos. En un segundo bloque, Rubio Carracero habla de civilidad y Pedro Cerezo de tolerancia. En lugar de desentenderse de un concepto bien devaluado, le acoge d¨¢ndole un s¨®lido fundamento filos¨®fico en el principio de autonom¨ªa. El¨ªas D¨ªaz expone pedag¨®gicamente el concepto de Estado de derecho que no es cualquier Estado con leyes, sino con leyes que sean expresi¨®n de la voluntad popular. En un tercer bloque, A. Valc¨¢rcel habla de libertad e igualdad, dos conceptos con destinos distintos pero de los que pende la democracia, F. Vallesp¨ªn expone con precisi¨®n la teor¨ªa rawlsiana de la justicia y Vargas Machuca habla de la solidaridad, nuevo nombre de la fraternidad. Acaba el libro con trabajos de R. del ?guila sobre el concepto moderno de responsabilidad; de A. Cortina sobre la virtud de la profesionalidad, que no es cosa s¨®lo de calvinistas, y de D. Blanco sobre patriotismo, un gesto que no cuenta como virtud para la izquierda espa?ola.
?Contribuir¨¢n estas reflexio-
nes, como quiere el editor, a crear una cultura c¨ªvica en Espa?a? Un vistazo a la bibliograf¨ªa que manejan puede dar una pista. En una inmensa mayor¨ªa los autores citados son nombres cl¨¢sicos o extranjeros (menos, es verdad, en el caso de El¨ªas D¨ªaz). Esto significa que los autores del libro est¨¢n bien informados, pero tambi¨¦n que las virtudes c¨ªvicas no es un campo en el que excedan autores espa?oles por eso se importan las ideas. Como se?al de lo mucho que queda por hacer valga el apunte final de F. Vallesp¨ªn. Despu¨¦s de un riguroso recorrido por el primero y segundo Rawls, referencia mundial en asuntos de justicia, reconoce que hay otras aproximaciones m¨¢s marginales a las que hay que saludar porque rompen la "r¨ªgida ortodoxia en los an¨¢lisis de justicia e igualdad". Esos momentos de heterodoxia que asoman en todos los art¨ªculos quiz¨¢ se?alen el camino de futuras reflexiones que "inyecten en nuestra raza la moralidad social".
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