Historias del desierto espa?ol
A prop¨®sito del ¨²ltimo libro de Javier Reverte, que trata sin profundizar de Ifni (aquella guerra secreta), del S¨¢hara, del mito del desierto, uno no puede menos que sentir que la narrativa espa?ola, apocada por mil complejos, por cien mil prejuicios, no sea capaz de enfrentarse a los miedos, gestas, cobard¨ªas (recientes) de los espa?oles. Reverte lo ha intentado, al menos. La protagonista de su libro se baja al moro con una novela de Jes¨²s Torbado, El imperio de arena, que Plaza & Jan¨¦s public¨® hace unos a?os, que trataba de Ifni y del S¨¢hara, de las colonias africanas espa?olas, y que uno conserva en la memoria con cierto agrado (F¨¦lix Romeo tambi¨¦n escribi¨® una estupenda novela, Discoth¨¨que, sobre un padre errante que arrastraba la memoria de la guerra de Ifni, una materia reservada, una m¨¢s, del franquismo; pero no hay mucho m¨¢s).
EL M?DICO DE IFNI
Javier Reverte
Aret¨¦. Barcelona, 2005
256 p¨¢ginas. 20 euros
Todo esto viene a cuento de que Javier Reverte, un periodista-novelista, que es lo segundo por haber sido lo primero, bien podr¨ªa haber hecho el esfuerzo -si hubiera tradici¨®n en la narrativa espa?ola que le animara- de convertir este buen relato que nos ha dado en gran novela. Tema hab¨ªa. El m¨¦dico de Ifni contiene muchas historias, historias apasionantes y recientes, pero Reverte se ha limitado a contarlas, a la carrera, con urgencias y aciertos del gran periodista que siempre ha sido, sin ahondar desde el punto de vista psicol¨®gico y narrativo en los hechos, en los personajes. Estas 250 p¨¢ginas, que se leen muy bien porque est¨¢n muy bien escritas, porque Reverte conoce el oficio, est¨¢n atravesadas por muchas historias, unas personales, otras pol¨ªticas, y algunas acaban por ser superficialmente period¨ªsticas, cuando no de experto viajero. Reverte quiere meterlo todo: el mito del desierto, la asignatura pendiente del S¨¢hara y el olvido del Polisario, la huella est¨¦ril espa?ola abandonada en la arena, y mezclarlo todo ello con las carencias afectivas de la protagonista, la presencia constante e irritante de un detestable esp¨ªa espa?ol, odioso perejil de todas las salsas. Y todas estas historias est¨¢n narradas por la v¨ªa f¨¢cil del diario, del testimonio oral complementario, de la cr¨®nica period¨ªstica -la vida, hoy, en la antigua Villa Cisneros, los tres vuelcos del t¨¦ n¨®mada, los campos de refugiados del Polisario, lugar de llegada de tanto turista solidario, antes Tindouf, ahora Chiapas-.
Porque Javier Reverte ha escrito una novela que puede satisfacer y contentar a los lectores es por lo que podemos, y acaso debemos, lamentarnos de que no haya ambicionado m¨¢s, de que no haya sido m¨¢s escritor, m¨¢s creador: la relaci¨®n entre Clara y la mujer del desierto, la cu?ada de su padre ausente -el m¨¦dico de Ifni, alma de n¨®mada-, o las escenas, breves pero magn¨ªficamente contadas, entre ella y el viejo t¨ªo Juan, con gato a?adido, permiten suponer que Reverte hubiera debido exigirse una novela m¨¢s profunda, si el mercado lo demandara, que no. Tal como ha quedado resulta muy recomendable, entretenida, pero cabr¨ªa exigirnos todos un poco m¨¢s. Materia hab¨ªa.
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