Rebajas urban¨ªsticas de ¨²ltima hora
La publicaci¨®n de la nueva ley urban¨ªstica valenciana (LUV) ha sido, a nuestro entender, el colof¨®n m¨¢s sonado -y esperado- de la pol¨ªtica de la Generalitat, y no s¨®lo en el cap¨ªtulo territorial, sino de toda su gesti¨®n. Ning¨²n otro cap¨ªtulo ha movido -mueve todav¨ªa- m¨¢s tensiones y mortificaciones, a la vez que ha suscitado m¨¢s codicias, nutrido fortunas y transformado nuestro paisaje, alguna vez con acierto, las m¨¢s con dolo, por no aludir a los correctivos que ha merecido de las autoridades europeas, escandalizadas por los abusos de unos y el desamparo en que quedaban los otros. Empieza una nueva etapa bajo el amparo de una norma, la citada, que se postula m¨¢s garantista y conservacionista, lo que se plasmar¨¢ en unos reglamentos que acaso no haya que esperar diez a?os a que se redacten y apliquen.
El superman de los consejeros y patrocinador de la referida ley, Rafael Blasco, glosaba este hito legal el mi¨¦rcoles pasado en este mismo espacio, dando cuenta a la vez del excelente rendimiento de su departamento en todos aquellos cometidos que le conciernen. No vamos a reiterar lo divulgado, pero resulta realmente asombroso, por lo positivo, el balance que se presenta. M¨¢s parques y parajes protegidos, la intemerata de kil¨®metros de costa intocable, intensa reforestaci¨®n de nuestros montes y una cifra de viviendas protegidas que es m¨¢s de la mitad de la de por s¨ª ambiciosa y prometida al arranque de la legislatura. Una labor ciertamente apote¨®sica que justifica sobradamente el apoyo y solidaridad con el consejero que el presidente Francisco Camps ha querido escenificar con luz y taqu¨ªgrafos. No ser¨¢ f¨¢cil que encuentre un pararrayos m¨¢s eficaz.
Sin embargo -porque no suelen faltar reticencias cuando de urbanismo valenciano se trata-, dudamos de que tan soberbia y euf¨®rica hoja de servicios, avalada incluso con datos verificables, haya convencido al vecindario en punto a la bondad de cuanto se construye por estos parajes. Como escrib¨ªa Jos¨¦ Ram¨®n Giner aqu¨ª mismo en una de sus columnas, tan did¨¢cticas, la consejer¨ªa que nos ocupa y su titular nos venden una imagen que pretenden grata pero que no se corresponde con la percepci¨®n de la gran mayor¨ªa de los ciudadanos, pasmados e indignados por los desmanes cometidos y en trance de ejecuci¨®n. Que la agresi¨®n medioambiental y arquitect¨®nica venga de lejos no absuelve a quienes durante los dos ¨²ltimos lustros han sido c¨®mplices o tancredos.
El alumbramiento de la mentada ley viene empa?ado, adem¨¢s, por un alud de programas de actuaci¨®n integrada, los perversos PAI, que se han abatido sobre los ayuntamientos en los estertores del a?o para acogerse a la anterior legislaci¨®n y ahorrarse costes y compensaciones. En este aspecto son notables los presentados en Cullera (PP-UV-Bloc), con 5,5 millones de m2 y 5.000 viviendas, pero m¨¢s chocante -o deprimente, seg¨²n se mire- es el caso de Estivella, Torres-Torres y Algimia d'Alfara, as¨ª como Albalat dels Tarongers, con 7,5 millones de m2 en su conjunto y con corporaciones regidas mayoritariamente por el PSPV. De prosperar, su promotor, el negociante y futbolero Paco Roig eludir¨¢ la cesi¨®n al ayuntamiento o Generalitat de tantos metros protegidos como haya reclasificado. Un chollo ins¨®lito.
Se trata de las ¨²ltimas rebajas urban¨ªsticas del a?o, despu¨¦s de dos lustros de laxitud, que ciertas corporaciones locales han acogido con rara celeridad y entusiasmo. No deber¨ªan escandalizarnos -curados como estamos de espanto-, pero quiz¨¢ fuese aconsejable que el l¨ªder socialista, Joan Ignasi Pla, y su experto en la materia, Eugenio Burriel -tan estricto y exigente- velasen por la limpieza de los expedientes promovidos por el ex directivo del Valencia CF, tan propenso al funambulismo legal. Decimos, en fin, que incapaces de disciplinar a su propio partido, impidan al menos que el descr¨¦dito de los camaradas no se agrave con la sombra de la coima. El urbanismo, que tanto ha lubricado la econom¨ªa ind¨ªgena, tambi¨¦n es un aceite que, administrado por desaprensivos, mancha cuanto toca. Los buenos profesionales del sector de la promoci¨®n inmobiliaria -que los hay- lo saben y lo padecen. Esperemos que la LUV avente tanta miasma.
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