Clos sostiene que los cambios sociales obligan a revisar las normas de convivencia
El alcalde defiende la redistribución de la renta como factor de equilibrio social
Un discurso de una hora sin ocasión para que el público interviniera. Así fue la charla que dio ayer al alcalde de Barcelona, Joan Clos, en el Colegio de Periodistas. Clos revisó lo ocurrido en la ciudad en 2005 y enunció los retos para 2006. El principal, dijo, la construcción de la convivencia, un proceso en el que las normas cívicas aprobadas en diciembre son sólo un episodio, insistió. Clos sostuvo que la convivencia pasa por el reequilibrio social, que se gestiona con la redistribución de las rentas: aportan más los que más tienen para compensar a los desfavorecidos. Se quedó en el umbral, la frase acabó en puntos suspensivos, de proponer un aumento de impuestos.
La conferencia del alcalde empezó con un cierto retraso porque un grupo de personas con movilidad reducida bloqueaba la entrada al edificio. Denunciaban la falta de accesos para quienes usan sillas de ruedas y recordaban que Clos se comprometió hace seis a?os a que se eliminaran. El alcalde dio su palabra de que si el a?o que viene no hay facilidad de acceso, la conferencia se hará en otro lugar y así quedó zanjado el asunto. En su charla, Clos enumeró los 10 puntos que, en su opinión, han marcado el a?o. Tras la referencia al Carmel de Maria Favà, presidenta del Colegio de Periodistas de la demarcación de Barcelona, al alcalde empezó por ahí, aunque con una alusión más que escasa. Más aún, sostuvo de modo explícito: "El Carmel no es lo único importante" de 2006. Dicho lo cual pasó a los puntos que llevaba anotados a mano en un par de folios.
- Carta Municipal. Tras 23 a?os ha quedado desbloqueada en el Congreso por unanimidad. El a?o 2006, dijo, tiene que ser el de su aprobación definitiva.
- Mossos d'Esquadra. El a?o pasado Barcelona logró el convenio con los Mossos y su despliegue. Lo segundo es importante, lo primero, que define un mando unificado, más. El alcalde recordó que la coordinación entre los cuerpos policiales no siempre ha sido la norma.
- Bienestar y educación. Las relaciones con el nuevo Gobierno han sufrido un "cambio cualitativo". Y esto es evidente en bienestar y educación. En el primer caso se ha firmado un convenio que incluye la construcción de 100 equipamientos. Antes, recordó, se conseguía uno o dos. En educación, Ayuntamiento y Generalitat han pactado un incremento del 300% en el programa de mantenimiento de escuelas. Más adelante, Clos aseguró que la escuela pública y sus maestros soportan más presión de la que pueden aguantar. En especial habló de un proceso de "segregación de los inmigrantes en las matrículas". "No sé si es voluntaria, pero lo es de hecho", dijo.
- ?rea Verde. Un éxito, sostuvo. El 82% de las plazas son utilizadas por residentes y, además, su aplicación ha provocado un descenso de las infracciones de aparcamiento y una menor indisciplina viaria, además de una mejora en el tráfico.
- Santa Caterina. Clos puso la reforma del mercado como ejemplo de intervención compleja en el centro de la ciudad. Incluía diversos programas: el respeto a los restos arqueológicos, un aparcamiento, apartamentos para ancianos, la intervención en las tiendas del perímetro, el mercado y la techumbre. El precio, reconoció, ha sido que las obras se han prolongado más de lo previsto.
- Biblioteca de Lesseps. Es la última y, por ello, el buque insignia de la política bibliotecaria de la ciudad. Marca el rumbo de los nuevos equipamientos. En la década de los ochenta fueron los centros para ancianos; en los noventa, los polideportivos; ahora, las bibliotecas.
- Un millón de trabajadores. Barcelona ha alcanzado en 2005 la cifra de 1.047.000 inscritos en la Seguridad Social. El número crece desde 2003.
- Convivencia. Lo principal para el futuro, dijo Clos, es la convivencia. La ordenanza cívica es una pieza. El reto es recomponer la convivencia en función de los cambios del periodo 2000-2005. Barcelona se ha consolidado como una ciudad terciaria, en la que la manufactura retrocede. El futuro pasa por reequilibrar las desigualdades y lograr una sociedad libre, equitativa, solidaria, responsable y que promueva la igualdad de oportunidades. Una ciudad diversa con intereses contrapuestos que armonizar, sin pasar por alto que la libertad comporta ciertas dosis de inseguridad. Una ciudad que tiene zonas de sombra (340.000 pensionistas; 16.500 personas con pensiones no contributivas y 7.500 con el salario de reinserción, además de 800 indigentes) y en la que hay también expectativas de desarrollo económico y el 30% tiene segunda residencia. El futuro, dijo, es gestionar bien el dinero público, pero cuando se llegue a la gestión óptima, la solución es la redistribución de la renta.
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