El PP se sale de rositas

En el libro de estilo de los pol¨ªticos en el ejercicio del poder debe de consignarse, o tal creemos, que jam¨¢s se aceptar¨¢ culpa o responsabilidad alguna mientras pueda serle imputada a la oposici¨®n. Pase lo que pase y por m¨¢s clamorosas que sean las evidencias de los errores o negligencias propias ning¨²n gobernante ha de darse por aludido, pues tanto la autocr¨ªtica como la humildad les son actitudes vedadas, quiz¨¢ por anacr¨®nicas. Un comportamiento extremoso y generalizado -al menos en los dos grandes partidos- que depara a menudo trances tan pueriles como rid¨ªculos. Al PP hay que reconocerle una especial habilidad y desparpajo para sacudirse las pulgas sin importarle escupir contra el viento.

Tal ha sido -y lo citamos por su proximidad y reiteraci¨®n- el reproche que la secretaria general del mentado partido, Adela Pedrosa, ha formulado contra el Ministerio de Interior por las lagunas en pol¨ªtica de seguridad que se padecen en el Pa¨ªs Valenciano. La dama, que hasta es capaz de enjaretar un discurso, denuncia un hecho cierto y alarmante, pero soslaya decir que viene de antiguo. Eso no justifica la indolencia o el abandono en que nos tiene el gobierno central en el a?o y medio que ejerce, pero menos todav¨ªa legitima a quien se desentendi¨® del problema a lo largo de dos lustros, durante los cuales los ejecutivos populares valencianos callaron como muertos para no incordiar al titular de La Moncloa. ?O es que acaso las mafias y delincuencia que nos aflige son un episodio reciente y s¨²bito?

Y otra que tal, la consejera de Turismo, Milagrosa Mart¨ªnez, que parece haber interrumpido su larga invernada para amenizarnos con una simpleza. Tiene declarado la se?ora, que est¨¢ ah¨ª porque los caminos de la pol¨ªtica, como los del Se?or, son inescrutables, que el Gobierno central frena el crecimiento del turismo en la Comunidad. Vaya por Dios. El Gobierno central nos tiene ojeriza y las autoridades de Bruselas la tienen tomada con el urbanismo valenciano. Estamos perdidos. Lo bien cierto es que ni este resulta ser lo mod¨¦lico y envidiable que sus gestores propalan en el contraataque que han emprendido, ni la consejera ha tenido una sola idea tur¨ªstica innovadora desde que tom¨® posesi¨®n del cargo. Si no se espabila la acabaremos recordando por la referida nader¨ªa.

A estas dos perlas habr¨ªa que sumar las andanadas del Ejecutivo valenciano contra el tripartito catal¨¢n, causante de ni se sabe cu¨¢ntas de nuestras desventuras; el fiscal jefe Ricard Cabedo, por investigar los pagos a Julio Iglesias: los s¨ªndicos de Agravios y de Cuentas por no refrendar de pe a pa las pol¨ªticas del Consell, y, en suma, contra todo cr¨ªtico de una gesti¨®n que degenera por las acometidas de la corrupci¨®n. ?O c¨®mo habr¨¢ que describir y a qui¨¦n endilgarle la desmadrada trama de facturas en Terra M¨ªtica, o el abusivo reparto de las televisiones locales, comarcales y auton¨®micas? A falta de ni?os para achacarles la trapisonda siempre quedar¨¢ Carod Rovira, esa reencarnaci¨®n del maligno que nos acosa.

En modo alguno esperamos que el Consell modifique esta inercia autoexculpatoria, ni siquiera admita t¨¢citamente su presidente -mediante una crisis- que nunca nos gobern¨® un equipo m¨¢s mediocre, pero al menos podr¨ªa moderar la imprudencia de se?alar al pr¨®jimo cuando se est¨¢ hundido en las propias miserias e ineptitudes.