El embajador chileno en la ONU revela las presiones de Espa?a el 11-M

El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se opuso el 11 de marzo de 2004, tras el atentado terrorista en Madrid, a que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas declarase que el ataque fue "presuntamente cometido por ETA", y exigi¨® una condena expresa de la citada banda terrorista, seg¨²n Heraldo Mu?oz, embajador de Chile ante la ONU, en su libro Una guerra en solitario al narrar la "conexi¨®n espa?ola" con la guerra de Irak.

Mu?oz era ministro secretario general del Gobierno del presidente Ricardo Lagos cuando EE UU orden¨®, el 19 de marzo de 2003, invadir Irak. Los preparativos de la guerra los vivi¨® desde el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile. En Nueva York recay¨® en el entonces embajador de Chile ante la ONU, Juan Gabriel Vald¨¦s, seguir las maniobras diplom¨¢ticas de Estados Unidos, Reino Unido y Espa?a para conseguir, sin ¨¦xito, que el Consejo de Seguridad legalizara la guerra de Irak. M¨¢s tarde, en junio de 2003, Mu?oz fue nombrado embajador de Chile ante la ONU.

Mu?oz, empero, retrotrae sus recuerdos al 29 de enero de 2003, fecha en la cual el entonces presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ mar¨ªa Aznar, y el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, publicaron junto con otros seis pa¨ªses de Europa del Este lo que se llam¨® la Carta de los Ocho, en la que estos pa¨ªses se alineaban con la Administraci¨®n de Bush, desmarc¨¢ndose de Francia y Alemania en relaci¨®n con Irak.

"El presidente Bush estaba encantado. Seg¨²n un diplom¨¢tico espa?ol, le envi¨® una nota escrita a mano en letras may¨²sculas a Aznar diciendo: 'Jos¨¦ Mar¨ªa, que Dios de bendiga a ti y a Espa?a. George W.'. Pero ¨¦sa era solamente la primera parte del plan", se?ala Mu?oz. "El d¨ªa en que se public¨® la Carta de los Ocho, 10 pa¨ªses de Europa central y oriental recibieron un borrador para agregar a su propia declaraci¨®n, preparado por un lobbista norteamericano vinculado al Pent¨¢gono. El prop¨®sito era doble: primero, remarcar las diferencias entre la vieja Europa, representada por Francia y Alemania, y la nueva Europa de los candidatos a entrar en la OTAN y la UE; segundo, la declaraci¨®n de los 10 solidariz¨¢ndose con Washington facilitar¨ªa una pr¨®xima votaci¨®n favorable en el Congreso estadounidense para la aceptaci¨®n de siete de ellos en la OTAN. Adem¨¢s, el plan era publicar la carta de Europa oriental y central el 5 de febrero de 2003, coincidiendo con el d¨ªa en que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, presentar¨ªa su discurso acerca de la evidencia de las armas de destrucci¨®n masiva ante el Consejo de Seguridad. De hecho, la carta se refer¨ªa a la 'evidencia convincente' de Powell, aunque nadie la hab¨ªa visto ni o¨ªdo a¨²n".

El relato de Mu?oz aborda la jornada del 11 de marzo de 2004. "La ma?ana del 11 de marzo, temprano en Nueva York... Despu¨¦s de intentar localizar al embajador Inocencio Arias, que hab¨ªa viajado a Viena por motivos oficiales, habl¨¦ con la representante permanente alterna, embajadora Ana Mar¨ªa Men¨¦ndez, y le ofrec¨ª las condolencias de Chile. Suger¨ª que al menos se deb¨ªa redactar una declaraci¨®n presidencial del Consejo de Seguridad o incluso votar una resoluci¨®n de condena a la acci¨®n terrorista. Men¨¦ndez agradeci¨® el gesto y dijo que acababa de conversar con el presidente del Consejo de Seguridad, que ten¨ªa la intenci¨®n de llamar a consultas de emergencia durante las cuales la delegaci¨®n espa?ola pedir¨ªa una resoluci¨®n".

Y he aqu¨ª una narraci¨®n minuciosa de lo que ocurri¨® a continuaci¨®n. "Cuando el Consejo se reuni¨® poco m¨¢s tarde esa misma ma?ana, fue una sorpresa para todos cuando la delegaci¨®n espa?ola insisti¨® fuertemente en culpar al grupo terrorista ETA. La representante adjunta [Men¨¦ndez] de Espa?a se acerc¨® a los asientos de Brasil y Chile para subrayarnos la importancia que ten¨ªa para Espa?a una menci¨®n expl¨ªcita a ETA en la resoluci¨®n. El embajador brasile?o y yo hicimos notar que todas las resoluciones anteriores condenando ataques terroristas nunca se refirieron a autor¨ªas espec¨ªficas. La actitud de los alemanes y rusos era a¨²n m¨¢s reticente en cuanto a mencionar a ETA o a cualquier grupo espec¨ªfico".

Mu?oz, acto seguido, se puso en contacto con Chile. "Despu¨¦s de mencionarle telef¨®nicamente la situaci¨®n a la canciller Soledad Alvear, ella mencion¨® que seguramente los espa?oles har¨ªan lobby en las capitales de los miembros del Consejo de Seguridad. Acordamos que buscar¨ªamos el consenso, tomando en cuenta que ser¨ªa impensable un voto dividido en relaci¨®n con un asunto tan delicado. Si fuese posible no se har¨ªa ninguna referencia a ETA, pero, en ¨²ltimo t¨¦rmino, nos plegar¨ªamos al sentimiento del Consejo".

?Qu¨¦ pas¨® a continuaci¨®n? "Los rusos", recuerda Mu?oz, "continuaron oponi¨¦ndose a la menci¨®n a ETA, pero los alemanes cedieron. La delegaci¨®n rusa entreg¨® una propuesta de compromiso: agregar al p¨¢rrafo que condenaba los ataques terroristas una frase que dec¨ªa, 'presuntamente cometido por ETA'. Men¨¦ndez explic¨® que no ten¨ªa 'ning¨²n margen de flexibilidad'. 'Tengo instrucciones de Madrid', insist¨ªa, mientras se paseaba agitada por los corredores del Consejo con su tel¨¦fono pegado a su oreja. Los rusos se rindieron. Al lograrse un acuerdo pleno nos trasladamos al sal¨®n principal para votar. La condena a ETA fue un¨¢nime... Las ¨²ltimas noticias indicaban que se hab¨ªa descubierto un v¨ªnculo entre Al Qaeda y las explosiones".