Lo ¨²ltimo de Hernando
Las declaraciones del presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco J. Hernando, comparando su inter¨¦s como juez por la lengua catalana con el que tiene en aprender a bailar sevillanas, seg¨²n su destino sea Catalu?a o Andaluc¨ªa, no desmerecen del personaje. Hernando se ha caracterizado por sus tomas de posici¨®n estridentes, impropias del cargo institucional que desempe?a y generalmente alineadas con el Partido Popular. De ah¨ª que su fijaci¨®n obsesiva por el proyecto de Estatuto catal¨¢n no s¨®lo le lleve a decir inconveniencias insultantes como que el catal¨¢n "no tiene una proyecci¨®n positiva en otros aspectos de la vida", sino a interferir con el mayor descaro en el debate pol¨ªtico haciendo el juego al PP; a inventarse riesgos inexistentes como el de que un mismo hecho pueda ser delito en una comunidad aut¨®noma y no serlo en otra -patra?a recogida en el pronunciamiento del sancionado teniente general Mena durante la Pascua Militar- y a utilizar el Consejo General que preside para hacer informes contrarios al Estatuto que nadie le ha pedido.
Pero quiz¨¢ lo m¨¢s grave de la actuaci¨®n p¨²blica de Hernando es haber abandonado la funci¨®n mediadora que siempre se ha atribuido a la presidencia de este Consejo, incluso en sus momentos m¨¢s conflictivos, aline¨¢ndose con su actual mayor¨ªa conservadora y actuando de hecho como su jefe de filas. Por ello, no ha dudado en amparar con su voto decisiones que divid¨ªan gravemente el ¨®rgano que preside y en impulsar iniciativas que no le corresponden, como hacer informes por su cuenta, ahora sobre el proyecto de Estatuto catal¨¢n o antes sobre el proyecto de matrimonio homosexual, diciendo cosas tremendas de las que no ten¨ªa m¨¢s remedio que desdecirse despu¨¦s.
Hernando dejar¨¢ poco antes de un a?o un Consejo General del Poder Judicial m¨¢s desacreditado que nunca en sus 25 a?os de existencia. Y a ello han contribuido de manera especial actuaciones verdaderamente asombrosas en el presidente del m¨¢ximo ¨®rgano jurisdiccional del pa¨ªs, como dar su apoyo a la orden de "disparar a matar" a los sospechosos de terrorismo dictada por el Gobierno de Blair y que se llev¨® por delante en Londres a un ciudadano inocente, el brasile?o Jean Charles de Menezes. Declaraci¨®n que se vio obligado a matizar despu¨¦s. Con su m¨¢s reciente reflexi¨®n Hernando ignora algo tan elemental como que el conocimiento de las lenguas del lugar donde ejerce su funci¨®n tiene para el juez un valor instrumental que excede del mero enriquecimiento personal: aporta calidad a su trabajo y le acerca al justiciable, una exigencia b¨¢sica de la justicia. Puede que el conocimiento voluntario de algunas de ellas tenga para Hernando una escasa "proyecci¨®n positiva en otros aspectos de la vida", pero no hay duda de que la tiene para todos en el aspecto m¨¢s fundamental, que es la convivencia.
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