Operaci¨®n Calle 30: el r¨ªo Manzanares
Los autores se muestran cr¨ªticos con el proyecto de reforma de la M-30 y reclaman mayor participaci¨®n ciudadana y pol¨ªtica en el proyecto de soterramiento de la v¨ªa. Consideran que el Ayuntamiento deb¨ªa haber negociado antes, entre otros, con el Atl¨¦tico de Madrid.
Cada vez resulta m¨¢s patente en urbanismo la necesidad de explicar y publicitar de manera clara y comprensible a la ciudadan¨ªa los grandes cambios en la ciudad, que por otra parte se realizan con el aporte econ¨®mico de sus impuestos.
La reciente exposici¨®n del concurso de ideas sobre el tratamiento que dar a los m¨¢rgenes de la M-30 a su paso por el r¨ªo Manzanares, deber¨ªa abrir un nuevo periodo de debate ciudadano en la controvertida reforma de la M-30. Si hasta ahora esta reforma ha resultado tan pol¨¦mica, inc¨®moda y desafortunada en su desarrollo, ha sido por la precipitaci¨®n en la forma de actuar, falta de consenso con el resto de fuerzas pol¨ªticas madrile?as para abordar un proyecto de esta envergadura y falta de claridad en los objetivos de transformaci¨®n urban¨ªstica que llevaba impl¨ªcitos.
"Se deber¨ªa abrir un nuevo periodo de debate ciudadano en la controvertida reforma"
"No queremos insistir m¨¢s en el error de c¨®mo se est¨¢ gestionando la operaci¨®n"
"Es una reforma como no se experimentaba desde la apertura de la Gran V¨ªa"
Todos somos conscientes de que el proyecto de ingenier¨ªa del soterramiento del viario actual a su paso por el r¨ªo, conlleva una reforma urban¨ªstica en gran escala como no experimentaba esta ciudad desde la apertura de la Gran V¨ªa o la prolongaci¨®n de la Castellana.
Estamos ante una apuesta de realizaci¨®n de una obra p¨²blica de una dimensi¨®n espectacular, que se ha justificado b¨¢sicamente en razones de movilidad (incremento de capacidad para absorber tr¨¢fico, fluidez del mismo, reducir la siniestralidad, mejorar los enlaces, suprimir el efecto barrera), pero que entra?a una modificaci¨®n sustancial del modelo urbano en su conjunto, una regeneraci¨®n del espacio p¨²blico y por tanto de las plusval¨ªas que conlleva toda inversi¨®n p¨²blica y muy especialmente en los m¨¢rgenes del r¨ªo.
Aunque se ha insistido reiteradamente ante el Ayuntamiento, desde distintas instancias profesionales y ciudadanas, que se deber¨ªa haber actuado de otra forma, (es decir, primero desarrollar los documentos de planeamiento, abrir un amplio debate participativo y luego realizar las infraestructuras), ha llegado sin embargo la hora de profundizar en la dimensi¨®n urban¨ªstica del proyecto, teniendo que asumir adem¨¢s su componente de ingenier¨ªa urbana de las obras, como un hecho consumado y sus costes, y hacerlo de una forma ordenada, reglada, con garant¨ªas, sin prisas electorales, de tal forma que se puedan valorar en todos sus detalles las implicaciones de esta actuaci¨®n.
En el momento actual el Ayuntamiento ha pedido a un grupo de reconocidos profesionales la aportaci¨®n de sus mejores ideas, mediante un concurso entre arquitectos previamente seleccionados. Aunque se pueda pensar castizamente que lo que se persigue ahora es "vestir el muerto", en nuestra opini¨®n estamos ante el comienzo de una nueva fase de esta operaci¨®n urban¨ªstica. El Ayuntamiento se encuentra en condiciones de reflexionar internamente sobre el qu¨¦ hacer y qu¨¦ contenidos m¨¢s adecuados proponer a los ciudadanos para el desarrollo de esta parte de la ciudad. Quiz¨¢, si Madrid hubiese obtenido la nominaci¨®n para organizar los juegos de 2012, esta actuaci¨®n se hubiera subsumido, en el contexto de otras grandes actuaciones transformadoras que le ten¨ªa reservado tal evento a esta ciudad y se hubieran diluido las graves responsabilidades que le corresponden en esta actuaci¨®n al equipo de gobierno municipal, pero como no ha sido as¨ª, el Ayuntamiento se enfrenta a la necesidad de darle ahora unos contenidos concretos y valorar todo el alcance de sus implicaciones econ¨®micas que hasta ahora no lo ha hecho, m¨¢s all¨¢ de la met¨¢fora de la "alfombra verde".
La operaci¨®n Calle-30 en el r¨ªo Manzanares no consiste simplemente en soterrar el viario y darle un tratamiento verde a la superficie, sino hacer frente a una de las transformaciones urbanas m¨¢s importante de la ciudad con todas sus consecuencias.
No existe transformaci¨®n del espacio p¨²blico de la ciudad que no entra?e plusval¨ªas urban¨ªsticas. Es m¨¢s, no existe la posibilidad de elaborar ninguna figura de planeamiento que no justifique debidamente su relaci¨®n costes/beneficios y por tanto el plan especial que estar¨¢ elaborando el Ayuntamiento deber¨ªa estar haciendo frente a estos contenidos.
Es curioso observar en las propuestas de los equipos invitados al concurso (curiosamente s¨®lo en los equipos extranjeros) como incluyen entre sus sugerencias la inclusi¨®n de parcelas edificables, para poder compensar los espectaculares costes de esta operaci¨®n. Parece obvio para estos profesionales, que est¨¢n participando con relativa frecuencia en concursos por todo el mundo, que para hacer viables sus propuestas se necesita un soporte econ¨®mico, que l¨®gicamente deber¨ªa de salir de la recalificaci¨®n urban¨ªstica de los terrenos colindantes.
Por tanto, es necesario que el Ayuntamiento formule ya sus objetivos a este respecto. Si en la primera fase de esta operaci¨®n (con el soterramiento del viario) se tienen comprometidos entre dos y tres mil millones de euros y se desconoce a¨²n cuanto va a costar el tratamiento de la llamada cota cero, nos gustar¨ªa saber s¨ª se est¨¢ pensando en la recalificaci¨®n urban¨ªstica, como instrumento recurrente en estos casos, para hacer frente a semejante desaf¨ªo de inversi¨®n p¨²blica o parte de la misma.
Hemos visto c¨®mo se modificaba la calificaci¨®n de la ciudad deportiva del Real Madrid en el plan general para consentir la construcci¨®n de los cuatro rascacielos m¨¢s altos de la ciudad, en aras a que la marca "Real Madrid" promociona la ciudad por todo el mundo.
As¨ª mismo, la mayor¨ªa de las anteriores torres de la ciudad (torres de Valencia, del Retiro, de Azca, de plaza de Castilla) fueron fruto de operaciones de recalificaci¨®n para compensar d¨¦ficit de origen urban¨ªstico. Es la pr¨¢ctica habitual que han utilizado todas las ciudades para hacer frente a sus reformas internas. Uno de los equipos extranjeros participantes en el concurso evaluaba la posibilidad de desarrollar dos millones de metros cuadrados de nueva edificabilidad y obtener un valor agregado de 1.000 millones de euros.
Si el Ayuntamiento piensa en recuperar parte de las plusval¨ªas que genera la inversi¨®n p¨²blica que se est¨¢ realizando, con edificabilidad lucrativa, deber¨ªa explicitarlo ahora con luz y taqu¨ªgrafos para conocimiento de la opini¨®n p¨²blica. Por ejemplo, es evidente que el estadio del Atl¨¦tico de Madrid ocupa una posici¨®n privilegiada en el contexto de la reforma del Manzanares y a su vez es un inconveniente para el desarrollo de la misma, si no se traslada. Parece como si el Ayuntamiento no quisiera mover ficha el primero, esperando mejorar las condiciones de la negociaci¨®n, cuando ya ha creado todas las expectativas del mundo con la multimillonaria inversi¨®n p¨²blica que est¨¢ realizando a su alrededor, sin contrapartidas previas.
?No deber¨ªa haberse acordado esto previamente antes de invertir en las obras? ?Va a ser en el contexto de un futuro plan especial cuando se cierre la operaci¨®n y con qu¨¦ costes para la ciudad? ?Todas las realizaciones posibles y oportunidades de transformaci¨®n urbana de esta parte de la ciudad van a provenir exclusivamente de la inversi¨®n p¨²blica?
Por favor, no queremos insistir m¨¢s en el error de c¨®mo se est¨¢ gestionado la operaci¨®n Calle 30 en su conjunto, anteponiendo las obras a su planificaci¨®n urban¨ªstica por razones electorales y de una eficacia mal entendida, pero parece imprescindible en esta nueva fase en la que hemos entrado abordarla con un planteamiento diferente. Ya no tiene arreglo el trazado de los nudos reformados que se podr¨ªan haber dise?ado penalizando la accesibilidad de los mismos a la almendra central de la ciudad y haberlos complementado con aparcamientos disuasorios, ni la tala masiva de arbolado en las m¨¢rgenes del r¨ªo y de la avenida de Portugal, pero pedimos encarecidamente que se elaboren unas propuestas de Planeamiento Especial de Integraci¨®n de la M-30 en la ciudad, que se expliciten y pormenoricen sus contenidos y sus costes y que se recabe el mayor consenso social para su aprobaci¨®n, previa informaci¨®n y participaci¨®n de la ciudadan¨ªa.
Hay que retomar un principio b¨¢sico de la gesti¨®n p¨²blica urban¨ªstica. Un proyecto urbano que hipoteca durante 35 a?os a sus ciudadanos requiere necesariamente el acuerdo pol¨ªtico de los partidos con representaci¨®n municipal.
Esta iniciativa que arranca del compromiso electoral de una opci¨®n pol¨ªtica no puede convertirse en un proyecto personalizado sino que tendr¨ªa que haberse convertido en un proyecto de todos, que los ciudadanos lo hicieran suyo como propio, que lo entendieran y lo asumieran, aceptando incluso introducir modificaciones necesarias de la propuesta inicial para conseguirlo.
Esto no es una cuesti¨®n de pedirnos por Navidad como hace el alcalde ahora, comprensi¨®n y paciencia por las obras en curso, que tambi¨¦n, ni apelar a la necesidad de la regeneraci¨®n de las infraestructuras de la ciudad para afrontar los desaf¨ªos de su modernidad, sino de haber recabado previamente todo el consenso posible antes de iniciarlas y haber aceptado, como se ha pedido reiteradamente, una moratoria en su momento con el resto de opciones pol¨ªticas para obtenerlo.
Si el alcalde considera que en esta actuaci¨®n su programa electoral es un "contrato que ha establecido con los ciudadanos que le han votado" se ha olvidado de incorporar al consenso a los que no le han votado, ya que todos van a contribuir con sus impuestos durante nueve legislaturas a hacer realidad este proyecto.
Si no se ha hecho hasta ahora, h¨¢gase. Este a?o largo que falta hasta la pr¨®xima convocatoria electoral deber¨ªa de emplearse por parte de todas las opciones pol¨ªticas, en la definici¨®n de los contenidos de esta delicada y conflictiva operaci¨®n urban¨ªstica, recabando la participaci¨®n de los colectivos m¨¢s activos y cr¨ªticos con la misma para encontrar entre todos una salida al t¨²nel en que nos han metido.
La ciudad es actualmente el organismo social m¨¢s vivo. La capacidad de respuesta e intervenci¨®n de los ciudadanos en la vida social de su entorno es uno de los activos m¨¢s importantes para consolidar una ciudad equilibrada y cohesionada, en los problemas y en los proyectos de futuro. La construcci¨®n del espacio urbano, uno de los recursos m¨¢s valorados de una sociedad culta, requiere otra forma de actuar.
Alfredo Villanueva y Fernando Fern¨¢ndez son arquitectos miembros de la Comisi¨®n de Trabajo de la M-30 del COAM.
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