?Se estrecha el c¨ªrculo?
"TENGO UNA IDEA bastante clara de d¨®nde se encuentra", declar¨® el director de la CIA, Porter Gross, el a?o pasado. Sin embargo, cuatro a?os despu¨¦s de que Estados Unidos lanzara una verdadera caza del hombre para capturar a Bin Laden, el cerebro de los atentados del 11-S sigue en paradero desconocido. ?O tal vez no?
Afganist¨¢n no tiene duda. "Est¨¢ al otro lado de la frontera", confi¨® a esta enviada un asesor del presidente Hamid Karzai durante una cena privada, sin pronunciar la palabra Pakist¨¢n para evitar tensiones con su vecino. Las filtraciones de los servicios secretos y los movimientos de tropas, tanto estadounidenses como paquistan¨ªes, apuntan en la misma
direcci¨®n: las zonas tribales del oeste de Pakist¨¢n, y en particular Wazirist¨¢n.
Entonces, ?c¨®mo es posible que el ej¨¦rcito m¨¢s poderoso no sea capaz de encontrarle? Aparte de la explicaci¨®n c¨ªnica de que no le interesa, hay otros elementos. Las ?reas Tribales Administradas Federalmente siempre han gozado de autonom¨ªa respecto al poder de Islamabad, hasta el punto de que disponen de sus propias fuerzas de seguridad. El ej¨¦rcito paquistan¨ª no entr¨® en esos territorios hasta 2004, precisamente persiguiendo a talibanes y miembros de Al Qaeda.
Pero la sensibilidad del asunto (y la falta de legitimidad del presidente Pervez Musharraf) impiden una acci¨®n m¨¢s concienzuda, so riesgo de desatar un conflicto civil. De ah¨ª las acusaciones de los m¨¢s cr¨ªticos de que la colaboraci¨®n antiterrorista paquistan¨ª es s¨®lo formal.
Sin embargo, los 70.000 hombres que Musharraf tiene desplegados en las zonas tribales y las 200 bajas mortales que han sufrido (las ¨²ltimas el pasado martes) parecen indicar otra cosa. Islamabad trata de cooptar a los jefes tribales para que retiren su apoyo a esos talibanes (y sus hu¨¦spedes de Al Qaeda) que en buena medida son miembros de sus
propios clanes, pastunes del otro lado de una frontera que muchos no reconocen.
Esos lazos, un estricto c¨®digo de honor y la admiraci¨®n explican que nadie se muestre tentado por los 25 millones de d¨®lares que Washington ofrece por Bin Laden. De todas formas, que el terrorista no aparezca en un v¨ªdeo desde octubre de 2004 y que el ¨²ltimo mensaje de su mano derecha, Ayman al Zawahiri, fuera le¨ªdo por otra persona parecen indicar que el c¨ªrculo se estrecha.
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