La muerte de Gaspar Garc¨ªa se coci¨® en El Vacie
Gaspar Garc¨ªa iba al volante de su coche, el domingo 8 de enero, camino del hospital Virgen del Roc¨ªo de Sevilla, donde trabajaba como celador. Un d¨ªa m¨¢s. Le quedaban pocos. Dos meses. La jubilaci¨®n estaba a la vuelta de la esquina. Hab¨ªa cumplido 64 a?os y confiaba en disfrutar su merecido descanso en la localidad de Coria del R¨ªo, cerca de donde vive su hija. Pero el destino, en forma de una ni?a de siete a?os, le ten¨ªa reservado un final tr¨¢gico.
Cuando enfil¨® la calle de Isaac Peral, en el bario sevillano de Heli¨®polis, muy cerca del estadio del Betis, un grupo de cr¨ªos cruz¨® de manera imprevista la calle. Fren¨®. Pero su autom¨®vil golpe¨® a una ni?a, a la que hiri¨® levemente. Quiso salir en auxilio de la peque?a. Pero se lo impidieron 11 balazos.
El 8 de enero, un celador del Virgen del Roc¨ªo atropell¨® levemente a una ni?a. El padre dispar¨® 11 balas del 6,35 sobre el conductor y se dio a la fuga
La familia del autor de los disparos huy¨® del barrio porque los consideraban unos delatores. Todo empez¨® hace 24 a?os con un crimen en Portugal
El dram¨¢tico final de la vida de Gaspar Garc¨ªa era la mortal carambola con la que culmina una larga historia que envuelve a varias familias de etnia gitana que habitan un barrio de chabolas de Sevilla, El Vacie.
La polic¨ªa ha tenido que remontarse a un homicidio registrado hace 24 a?os en Portugal para explicar el suceso. El hijo de aquel muerto lleg¨® hace un mes a El Vacie acompa?ado de uno de sus vecinos m¨¢s afamados: Augusto Soares dos Anjos, alias El Pecas, un peligroso delincuente sobre el que pesaba una euroorden de detenci¨®n.
El Pecas es bien conocido en su barrio: un tipo calvo y pelirrojo, al que le gusta esconderse detr¨¢s de unas gafas negras y enfundarse en pantal¨®n y chaqueta blanca. A sus 31 a?os, ha pasado por varias c¨¢rceles de Espa?a y Portugal y arrastra un amplio historial de robos con violencia y la acusaci¨®n de, al menos, tres asesinatos.
Tiroteo entre familias
En una chabola de El Vacie vive tambi¨¦n parte de la familia del asesino de aquel crimen de Portugal. Uno de ellos, al que la polic¨ªa identifica como Mart¨ªn, reconoce al amigo de El Pecas como el hijo del muerto y cree que ha llegado para vengarse. Le pide a El Pecas que lo saque de El Vacie. El anfitri¨®n se niega. Mart¨ªn insiste. Los Su¨¢rez, otra familia del asentamiento muy vinculada a Mart¨ªn, intentan mediar, pero no tienen ¨¦xito. Sin que la polic¨ªa sepa muy bien c¨®mo, el asunto acab¨® el 27 de diciembre en un tiroteo entre la familia de Mart¨ªn y la de El Pecas.
Fue una reyerta r¨¢pida, que no dej¨® heridos graves, pero cuyas consecuencias desencadenaron una carambola dram¨¢tica el domingo 8 de enero. El asesinato de Gaspar Garc¨ªa se produjo ante el albergue juvenil en el que se hab¨ªan refugiado tras el tiroteo 25 miembros de los Su¨¢rez, la familia amiga de Mart¨ªn.
La polic¨ªa no sabe con certeza si ellos hab¨ªan intervenido en la reyerta de diciembre, pero est¨¢ segura de que quien dispar¨® las 11 balas -siete impactaron en el cuerpo- que mataron a Garc¨ªa fue Ricardo Su¨¢rez ?lvarez.
Su hija, con otros ni?os de la familia, sali¨® del albergue, cruz¨® la calle sin mirar y cay¨® al suelo al golpearle el coche de Gaspar Garc¨ªa. El padre se dirigi¨® a su furgoneta, cogi¨® una pistola de calibre 6,35 y la descarg¨® contra el conductor, seg¨²n la polic¨ªa.
A la ni?a le dieron de alta el lunes. Garc¨ªa fue enterrado el martes. El presunto asesino, Ricardo Su¨¢rez ?lvarez, que se fug¨® tras el crimen, segu¨ªa en paradero desconocido cuatro d¨ªas despu¨¦s.
En esta semana, varios miembros de los Su¨¢rez han declarado en los juzgados de Sevilla acusados de encubrir o colaborar en el crimen. En la calle, a la espera de noticias, se mantienen casi inamovibles alrededor de una veintena de hombres, mujeres y ni?os de la familia. Algunos son bien conocidos por su participaci¨®n en proyectos para la integraci¨®n del asentamiento chabolista. Entre ellos est¨¢ la madre de Ricardo, el presunto asesino, que acepta hablar a escondidas del resto de la familia.
Dice que lleva dos d¨ªas sin comer y que la cabeza le estalla. Explica su versi¨®n para defender a los suyos: sostiene que el tiroteo de diciembre fue entre dos clanes portugueses y que su familia no intervino. "A un hijo m¨ªo le salpicaron los perdigones. Cuando me lo vi lleno de sangre casi me desmay¨¦. Y dije: de aqu¨ª nos vamos. Yo me fui de El Vacie para no meternos en follones y ahora mi hijo est¨¢ detenido". Se refiere a Juan Manuel Su¨¢rez, que se entreg¨® a la polic¨ªa el lunes tras fugarse con su hermano Ricardo y otro familiar. El grupo de homicidios que investiga el caso descart¨® la implicaci¨®n de Juan Manuel en los hechos, pero fue detenido por su participaci¨®n en el tiroteo con El Pecas.
De su otro hijo, Ricardo, presunto asesino de Garc¨ªa, elude hablar. Asegura que el que dispar¨® no pertenec¨ªa a su familia, que s¨®lo hab¨ªa ido a visitarles al albergue y que nunca se hubiera imaginado que fuera armado. "No sab¨ªamos que las familias que hab¨ªan venido a visitarnos llevaban herramientas. Eso te lo puedo firmar yo con mi sangre". En el resgistro del albergue, no obstante, figuran Ricardo Su¨¢rez ?lvarez, su esposa e hijos como ocupantes de la habitaci¨®n n¨²mero 15.
Los Su¨¢rez se refugiaron en el albergue "por miedo" a represalias, asegura la mujer. La misma noche de la reyerta de diciembre se inici¨® una operaci¨®n policial que acab¨® con la detenci¨®n de El Pecas y cinco miembros de su familia y compa?eros de delitos. Est¨¢n acusados de participar en el asesinato de un polic¨ªa portugu¨¦s el pasado 11 de diciembre en un control de tr¨¢fico cerca de Portim?o, en el Algarve.
Los Su¨¢rez afirman que los familiares de El Pecas les amenazaron porque los cre¨ªan delatores.La madre lo niega: "Saben que no nos metemos en nada, que estamos limpios, y al ver que nos hemos ido se creen que la polic¨ªa nos ha quitado de all¨ª".
"Dolorida"
"Yo estoy muy dolorida con todo lo que ha pasado. Lo que no quiero para m¨ª no lo quiero para nadie", asegura la mujer cuando se le recuerda el asesinato de Gaspar Garc¨ªa. Ella dice que no vio nada porque estaba comiendo dentro del albergue. Sali¨® al escuchar el ruido de las ambulancias, cuando ya hab¨ªa terminado todo, cuenta.
Los Su¨¢rez llegaron al albergue, un centro de la Junta de Andaluc¨ªa, de la mano de la Uni¨®n Roman¨ª, que gestion¨® con el Ayuntamiento sevillano el pago de la factura: 6.552 euros por 10 d¨ªas y 25 personas. El concejal de Bienestar Social, Antonio Rodr¨ªguez Galindo, justifica el gasto: "Ante la situaci¨®n de indefensi¨®n de unos ciudadanos, actuamos con criterios sociales".
El d¨ªa 8 finalizaba la reserva pagada por el Ayuntamiento. Ese d¨ªa deb¨ªan abandonar el albergue. El mismo d¨ªa en que se cruz¨® en su camino un celador a punto de jubilarse.
Chabolas con medio siglo de historia
EL VACIE es considerado el asentamiento chabolista m¨¢s antiguo de Espa?a. Tiene m¨¢s de medio siglo. Franco lo clausur¨® en los sesenta, pero resurgi¨® pronto. Poco queda ya de las 90 casas prefabricadas que instalaron las administraciones para garantizar unas m¨ªnimas condiciones higi¨¦nicas y sanitarias. Muchas se han ido parcheando y hoy se confunden con una m¨¢s de las chabolas, y otras fueron directamente desmontadas por sus inquilinos para vender los materiales con los que estaban construidas. Hoy viven en el poblado unas 735 personas repartidas en m¨¢s de 170 familias; casi todas gitanos espa?oles, aunque hay un importante n¨²mero de Portugal y algunos payos.
Sus habitantes se quejan de que para ellos no existe la presunci¨®n de inocencia. "Cada vez que pasa algo nos tratan a todos como si fu¨¦ramos criminales. Si alguien ha hecho algo, lo ha hecho ¨¦l, no todo el barrio", se lamentaba el jueves ?ngel Montoya ante la casa prefabricada que habita desde hace 13 a?os. Lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas en El Vacie, es miembro de Derechos Humanos y trabaja como jardinero en Dos Hermanas. Uno de esos casos que no suelen convertirse en noticia. Porque en el barrio todos critican que s¨®lo se les presta atenci¨®n cuando ocurre una desgracia.
Las ONG que trabajan en el asentamiento han alertado en los ¨²ltimos d¨ªas del peligro de que se criminalice a todo el poblado. Aseguran que cada vez son m¨¢s los chabolistas que asisten a cursos de formaci¨®n, que piden sacarse el carn¨¦ de conducir, que se muestran interesados por aprender un oficio. Milagros Pati?o, que coordina en
el asentamiento programas de Uni¨®n Roman¨ª,
asegura que la mayor¨ªa quiere salir de El Vacie, pero "no se cree" que pueda hacerlo.
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