Bajo tierra
La cuarta temporada de A dos metros bajo tierra llega a su fin, aunque por aqu¨ª arriba, a ras de tierra medi¨¢tica, no he visto demasiados entusiasmos sobre una serie que ha enterrado los principios narrativos y de producci¨®n de las ficciones televisivas, y embalsamado, de paso, nuestras polvorientas convenciones cinematogr¨¢ficas. Cada cap¨ªtulo creado por Alan Ball y producido por la revolucionaria HBO, la cadena de pago USA, exigir¨ªa por lo menos el mismo espacio cr¨ªtico y jaleo cin¨¦filo que cualquier estreno en sala de celuloides indie tipo Sundance o derivados euroasi¨¢ticos. Salvo contadas excepciones (Boyero), resulta que los cuarenta y pico cap¨ªtulos aqu¨ª vistos, y encima gratis, han levantado muchos menos comentarios que cualquier reestreno mil veces masticado en el cine-club de Garci.
Pero s¨®lo a ras de tierra medi¨¢tica, ya digo, porque en esta nueva versi¨®n del underground que ahora es el ciberground (bit¨¢coras, webs de fans/frikis y dem¨¢s cosas .com) es un delirio. Si tecleo en Google A dos metros bajo tierra, me salen 2.760.000 referencias en espa?ol. Y si lo hago en versi¨®n original, 37.700.000 p¨¢ginas digitales. As¨ª pues, aqu¨ª no hablamos de minor¨ªas, sino del despiste de nuestras queridas ¨¦lites caseras, especialmente las cin¨¦filas y literatas extraviadas de medio, formato narrativo, generaci¨®n y apocalipsis. Y como ocurri¨® en el siglo XX con Twin Peaks, les recomiendo que pillen los minutos que a¨²n quedan de una historia doblemente under que empez¨® as¨ª. Una alta ejecutiva de la HBO (Carolyn Strauss) llama a Alan Ball, oscar por American beauty, para encargarle una serie sobre la muerte contada desde una familia que regenta una funeraria. Y adem¨¢s, con todos los medios, para el prime time y sin cortes publicitarios. Cuando Ball entreg¨® el piloto, la ejecutiva de la cadena lo rechaz¨® con esta trilog¨ªa in¨¦dita en los anales de la imagen en movimiento: "Todo tiene que ser m¨¢s jodido, m¨¢s libre y m¨¢s lento". Cuando se escriba la historia audiovisual del milenio, adem¨¢s del ciberground o de los underblogs habr¨¢ que situarse a dos metro bajo tierra para saber qu¨¦ ocurr¨ªa por la corteza.
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