Los pollos infectados viv¨ªan en casa
Las aves alivian la situaci¨®n econ¨®mica de muchos turcos y sirven como animal de compa?¨ªa
"Ten¨ªamos dos pollos y los cuid¨¢bamos. Una noche parec¨ªan enfermos y al amanecer estaban muertos. Los metimos en unas bolsas y los tiramos a la basura. Hoy mi marido est¨¢ infectado por la gripe aviar". Hafize Cankar, de unos 60 a?os, cuenta su historia con la nieta en brazos y los ojos achicados por el cansancio. Viste como una campesina y habla de los pollos con la naturalidad de los granjeros. Pero no lo es: vive en Sincan, una ciudad dormitorio de 400.000 habitantes a s¨®lo 40 kil¨®metros de Ankara, la capital de Turqu¨ªa: la gripe aviar ha llegado a las puertas del centro administrativo del pa¨ªs.
El caso de Mustaf¨¢ Cankar, de 65 a?os, ayuda a entender por qu¨¦ la epidemia se ha extendido en Turqu¨ªa a una velocidad desconocida que alarma a Europa. En dos semanas se han detectado 18 casos en humanos -tres de ellos han muerto- cuando el sureste asi¨¢tico suma 143 en tres a?os, y las autoridades estudian casos de contagio a animales en 24 de las 81 provincias. La agricultura y ganader¨ªa son importantes -representan el 35% del producto interior bruto-, pero el cultivo de pollos y otras aves est¨¢ mucho m¨¢s extendido de lo que indican las cifras: en muchos barrios de las grandes ciudades es habitual que los vecinos tengan pollos en el jard¨ªn. Muchos, para aliviar una situaci¨®n econ¨®mica que les asfixia; otros, como animal de compa?¨ªa.
"?T¨² sacrificar¨ªas a tus perros si ni siquiera estuvieran enfermos?", pregunta un estudiante
"Nuestro problema es que los pollos en muchos hogares son animales comunes. La gente est¨¢ acostumbrada a tener carne y huevos frescos, y adem¨¢s los animales les hacen compa?¨ªa", explica el doctor Selami Kili?, de 35 a?os, enclaustrado en un peque?o despacho de Ankara por la emergencia. Su hijo juega en el sof¨¢ para estar cerca de su padre en estos d¨ªas de atafagos. "Algunos se niegan a desprenderse de los pollos", admite. La prensa ha publicado fotograf¨ªas de hogares donde se han llegado a esconder aves en el frigor¨ªfico para burlar a los agentes. Pese a ello, las muertes avanzan a gran velocidad: seg¨²n el Gobierno, se han sacrificado ya m¨¢s de 350.000 aves en todo el pa¨ªs.
La econom¨ªa crece de forma robusta -desde 2002, por encima del 5% anual-, pero la pobreza est¨¢ muy enquistada. El producto interior bruto turco per c¨¢pita supone el 29% del de la Uni¨®n Europea, mientras que los precios de muchos productos b¨¢sicos se encuentran pr¨®ximos al 70% con respecto a la UE, lo que da idea de lo cara que es la vida. El paro ronda el 10%, con el agravante de que apenas la mitad de la poblaci¨®n activa est¨¢ ocupada. Y seg¨²n Naciones Unidas, el 10% vive con menos de dos euros al d¨ªa. Justo lo que cuesta comprar 10 huevos y un pollo.
"Educar a la gente es important¨ªsimo y cuesta dinero; si tienes pollos en casa no vas a sacrificarlos a cambio de nada", advierte Gu¨¦na?l Rodier, jefe de la misi¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) desplazada a Turqu¨ªa. "Hace falta dinero para que la gente vea que le sale a cuenta deshacerse de las aves", concluye. El Gobierno ha garantizado compensaciones, pero por ahora la mayor¨ªa de requisas se hacen s¨®lo con promesas.
En Sincan, la ciudad de Mustaf¨¢ Cankar, las resistencias han ido disminuyendo, seg¨²n el Ayuntamiento. Ha ayudado que sea uno de los pocos lugares donde la enfermedad ha pasado al ser humano. Erdal, de 34 a?os, explica que al enterarse del contagio dio a sacrificar inmediatamente sus seis pollos y otros viandantes cuentan historias similares. Pero probablemente ha ayudado tambi¨¦n un decreto municipal firmado con urgencia: se multar¨¢ con 100 liras (62 euros) al que se resista.
El barrio donde Cankar vive con su esposa es uno de los muchos que han aflorado alrededor del centro de una ciudad cuyos habitantes llaman Peque?a Estambul por su reciente explosi¨®n demogr¨¢fica. Mucha gente llega del campo huyendo de la pobreza junto a sus costumbres y algunos de sus animales. En el barrio abunda el polvo y las viviendas humildes de autoconstrucci¨®n, como la de Cankar. Y la mayor¨ªa tiene un peque?o espacio exterior, vallado, que en otro momento pod¨ªa haber sido un corralito improvisado.
Ahora, sin embargo, no se ven pollos ni aves. Tampoco miedo: "No tenemos ning¨²n temor; todos nos hemos hecho an¨¢lisis y se han sacrificado las aves", cuenta Ahmed, de 14 a?os, vecino de la familia Cankar en la calle de Findikli. Ni siquiera Hafize Cankar est¨¢ asustada, pese a que a su marido se le ha diagnosticado la gripe aviar. "Toda la familia se ha hecho pruebas y los resultados son negativos; yo he acompa?ado a mi marido y no me pasa nada, y ¨¦l se encuentra bastante bien", explica con voz firme.
La evoluci¨®n de la epidemia en los ¨²ltimos d¨ªas ha contribuido a calmar los ¨¢nimos. Ayer mismo, la OMS subray¨® que no se han registrado casos nuevos al descartar que el fallecimiento sospechoso de una ni?a de 4 a?os fuera por gripe aviar. Adem¨¢s, la evoluci¨®n de los 15 enfermos es buena. Ninguno se encuentra en estado cr¨ªtico y tres han abandonado el hospital, con lo que s¨®lo quedan 12 internados.
Sin embargo, se da por seguro que aparecer¨¢n nuevos brotes por la gran cantidad de aves, en el campo y las ciudades. En algunos casos, los pollos no son s¨®lo complemento b¨¢sico para salir adelante, sino que tambi¨¦n se han convertido en animal de compa?¨ªa, equivalente casi a los perros o los gatos en Espa?a. En los jardines de barrio perif¨¦ricos hay a veces casitas bien trabajadas que albergan a los pollos y otras aves.
Este amor al animal ha ayudado a aumentar los contagios humanos, como demuestra el caso de S¨¹meya Mamuk, una ni?a de Van, la zona del este del pa¨ªs donde viv¨ªan los tres fallecidos. Su familia ha contado a la prensa local c¨®mo se contagi¨®: "La ni?a quer¨ªa mucho a su pollo. Cuando enferm¨®, se puso triste, lo abrazaba y le daba besos", explic¨® su padre, Abd¨¹lkerim Mamuk.
Gul?in, estudiante de 23 a?os, admite, cerca de la plaza de Kizilay, en Ankara, que est¨¢ preocupada porque su padre tiene una decena de pollos y no se quiere deshacer de ellos. "Les tiene mucho cari?o", explica. "?T¨² sacrificar¨ªas tranquilamente a tus perros si ni siquiera estuvieran enfermos?", pregunta. Mustaf¨¢ Cankar no ten¨ªa perro, pero s¨ª animales de compa?¨ªa: los dos pollos que murieron por la gripe aviar.
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