Ciudadanos consumidores autolesionados
Aprobada la nueva Ley de Equipamientos Comerciales, uno, como ciudadano, empieza a sentirse ya suficientemente protegido en aras del inter¨¦s general, aunque tambi¨¦n intuye que alguien est¨¢ disfrutando regulando en esta naci¨®n. El nuevo texto estatutario es criticado por sensatos pol¨ªticos, con necesidad cierta de clavos ardientes, por incluir garant¨ªas como el derecho a contemplar la naturaleza. Tal voluntad regulatoria, garante para el ciudadano, es de sospechar que va a tener cada vez mayores dificultades en recibir asignaciones presupuestarias coherentes: temas tan dispares como las limitaciones al uso del tabaco, o la regulaci¨®n de ni?os en moto si, y s¨®lo si, conduce padre o madre yendo o viniendo del centro escolar, parecen evidenciar una facilidad inusitada para regular al aire. Como dec¨ªa un restaurador esta semana, ahora s¨®lo falta ver c¨®mo se multar¨¢ en el tren tanto al fumador como a Renfe.
La misma fiebre regulatoria aparece para protegernos contra aquellos externos que insisten en evidenciar ciertas ineficiencias competitivas de algunos profesionales locales. Protegidos y subvencionados sectores tales como el pesquero, el minero, el transportista o el del fruto seco, alg¨²n d¨ªa era de esperar que nos tocara a los dem¨¢s, que ya quedamos menos. Y todos ellos juntos no deben de llegar, por comparar, al 10% aproximado de los ciudadanos que dicen sentirse "mucho o bastante" perjudicados por las aperturas dominicales de los comercios (seg¨²n datos del CIS o la OCU), por lo que por qu¨¦ no utilizar tambi¨¦n este sector para regular.
Aunque entramos en una regulaci¨®n cualitativamente distinta, apasionante por lo inesperado, aquella que busca evitar al ciudadano la autolesi¨®n. Los regidores urbanos defienden la bondad, por ejemplo, de los 17 ejes comerciales de que disponemos en Barcelona, por cuanto revitalizan espacios urbanos o simplemente los hacen m¨¢s acogedores. S¨®lo por si los ciudadanos no percibimos esa bondad, hemos ayudado (los derechos y deberes de los ciudadanos) a esos 110.000 comerciantes urbanos con 130 millones de eurosen el periodo 1998-2004. Y podemos proteger a¨²n m¨¢s la indefensi¨®n del ciudadano ofuscado por la competencia: ahora proponemos que los centros comerciales deben contar con transporte p¨²blico (en ciudades de m¨¢s de 25.000 habitantes o en capitales de comarca), o que los horarios dominicales s¨®lo ser¨¢n permitidos para la compra de cosas pertinentes, como son los pasteles y las flores.
Existe en Sant Hilari Sacalm un comercio que desde hace muchos a?os ofrece conjuntamente zapatos y flores. ?Debe el regulador permitir esta oferta?, ?ayuda realmente al consumidor independientemente de su ¨¦xito empresarial?, ?podr¨ªamos ayudar a los zapateros y floristas? La actividad comercial es apasionante por lo inmediato de su actuaci¨®n y sus resultados. Los ciudadanos igual gustaron de pasear libremente por los apacamientos de los hipermercados, que ahora entran en los supermercados urbanos 10 minutos antes de las nueve. Pocos empresarios deben ser tan ¨¢giles como los detallistas, que gracias a limpiar el barro que les dejamos en sus establecimientos pueden deducir qu¨¦, c¨®mo y cu¨¢nto nos gusta su oferta. Exclamaba el catedr¨¢tico Xavier Sala: "?Que trabajen como el resto de nosotros!" al referirse a algunos sectores protegidos regulatoriamente. La l¨¢stima es que esta protecci¨®n interna hace que algunos trabajen menos y as¨ª otros ciudadanos deban trabajar m¨¢s, tal como proclama la campa?a pagada por el inter¨¦s general de "es nuestro comercio". Dice la Ley de Defensa de la Competencia que su objetivo espec¨ªfico es garantizar la existencia de una competencia suficiente y protegerla contra cualquier ataque contrario al inter¨¦s p¨²blico. Pobre comercio que no se desarrolla mediante la competitividad y la satisfacci¨®n de los clientes, en aras de tal interpretaci¨®n del inter¨¦s p¨²blico. Pobres ciudadanos que no pueden acceder a elegir su comercio favorito, que son regulados para evitar ser compradores autolesionados.
Gerard Costa es profesor del departamento de Direcci¨®n de Marketing de ESADE
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