No es s¨®lo Ir¨¢n
El petr¨®leo conlleva sus maldiciones, y cuanto m¨¢s caro, peores. Con ¨¦l, Arabia Saud¨ª ha exportado el fundamentalismo wahabita; y Hugo Ch¨¢vez le echa un cable a Castro y compra influencia exterior. Ahora Ir¨¢n, pese a su divisi¨®n interna o quiz¨¢ por ella, est¨¢ reactivando el pulso para conseguir la bomba, o al menos amenazando con hacerlo, lo que le basta para ganar influencia en la regi¨®n en un momento propicio. Est¨¢ rodeado de pa¨ªses que poseen el arma nuclear, como China, India, Pakist¨¢n, Israel, Rusia y EE UU, ahora potencia regional. De momento, y pese a romper los precintos de sus centros de investigaci¨®n, y el acuerdo con los Tres de la UE (Reino Unido, Francia y Alemania, UE3 + Solana), Ir¨¢n no ha cometido ninguna ilegalidad, pues act¨²a, a¨²n, bajo la supervisi¨®n del Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), aunque hab¨ªa ocultado anteriormente parte de sus actividades. Ir¨¢n dice que sus fines son pac¨ªficos. Necesita energ¨ªa nuclear civil. Pese a ser el cuarto productor de petr¨®leo del mundo, importa gasolina por falta de capacidad de refino. Posee las terceras reservas mundiales de gas, pero tambi¨¦n lo importa debido a sus carencias en extracci¨®n. Y la energ¨ªa nuclear, y sin decirlo, la bomba, se han convertido en una cuesti¨®n existencial y de orgullo nacional.
Hoy, en este mundo que algunos ven como unipolar, los ¨²nicos, si acaso, capaces de presionar sobre Ir¨¢n son China e India. Occidente -con EE UU de polic¨ªa malo y los UE3 de buenos- no sabe muy bien qu¨¦ hacer, porque no sabe qu¨¦ puede hacer. Puede intentar llevar el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU para imponer sanciones contra Teher¨¢n (aunque ya hay otras sanciones en vigor), pero si lo hace, Ir¨¢n ha amenazado con echar a los inspectores. China no parece por la labor de cortarse ning¨²n suministro de energ¨ªa. Aunque no est¨¦n sentadas en el Consejo de Seguridad, econom¨ªas emergentes como Brasil (que ha coqueteado con la bomba) y Sur¨¢frica tampoco son partidarias de sanciones. Ni las grandes multinacionales petroleras. Las sanciones pueden llevar a encarecer a¨²n m¨¢s el precio del petr¨®leo y rebotar contra los que las impusieran. La crisis seguir¨¢ renqueando.
?Importa que Ir¨¢n no se haga con la bomba (aunque no est¨¢ en condiciones de hacerlo antes de 10 a?os)? Desde luego. Convendr¨ªa pararle -pero ?c¨®mo?-, antes de que provoque una reacci¨®n geoestrat¨¦gica en cadena. La amenaza m¨¢s directa se cierne sobre Israel, pero tambi¨¦n Arabia Saud¨ª se sentir¨ªa en peligro ante una bomba chi¨ª y no le faltan recursos para dotarse de armas at¨®micas. Egipto podr¨ªa seguir ese camino. Y, mucho m¨¢s preocupante para Espa?a, Argelia, que, con la subida del gas y del petr¨®leo, dispone de los medios y la tentaci¨®n para ello. De ah¨ª la "enorme preocupaci¨®n" de Espa?a que se ha mantenido estrechamente vinculada a las negociaciones de los UE3 con Ir¨¢n. Por no hablar de las posibilidades de terrorismo nuclear.
El peligro de proliferaci¨®n crece con la masiva construcci¨®n de plantas nucleares en China, India y otros lugares. El debate sobre esta energ¨ªa vuelve a rebrotar en Europa, especialmente despu¨¦s de verle las orejas al lobo cuando Gazprom cerr¨® el grifo del gas a Ucrania, pero tambi¨¦n con el ascenso como consumidor de energ¨ªa de China. Reducir la dependencia energ¨¦tica en el exterior va a ser una prioridad de muchos gobiernos del mundo, y, guste o no, la ¨²nica posibilidad real es la nuclear. Ser¨ªa necesario asegurar que se avanza hacia centrales m¨¢s limpias y seguras, como las de neutrones r¨¢pidos, y a un reprocesado del combustible usado menos contaminante, como el pirometal¨²rgico. Adem¨¢s, es necesario reforzar las capacidades del OIEA y del Tratado de No Proliferaci¨®n. Una salida, a medio o largo plazo, en estudio ser¨ªa la de garantizar y controlar internacionalmente el combustible necesario para los reactores. Pero requerir¨ªa una capacidad de liderazgo mundial que, hoy por hoy, no se ve. Incluso la superpotencia se muestra impotente ante Ir¨¢n (y Corea del Norte). Podr¨ªa, ella o Israel, bombardear, pero eso no s¨®lo no resolver¨ªa la situaci¨®n, sino que la agravar¨ªa. aortega@elpais.es
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