Da?o a la ciencia
El fraude perpetrado por el doctor Hwang Woo-Suk ha tenido y tendr¨¢ consecuencias que van m¨¢s all¨¢ del caso concreto del cient¨ªfico surcoreano. Puede decirse que el contexto se prestaba a que alguien con pocos escr¨²pulos fabricara falsas evidencias de clonaci¨®n de embriones humanos y obtenci¨®n de c¨¦lulas madre. Pero no es la primera vez que se descubre un fraude cient¨ªfico ni ser¨¢ la ¨²ltima. A pesar de que es seguro que, m¨¢s pronto que tarde, la propia comunidad cient¨ªfica lo encuentra y pone las cosas en su sitio.
Es factible enga?ar a una revista, por muy prestigiosa que ¨¦sta sea, como en el caso que nos ocupa. Al fin y al cabo, siempre que se trata de resultados experimentales en materias de especial dificultad, se da la presunci¨®n de que el cient¨ªfico que somete su trabajo para la publicaci¨®n reproduce honradamente lo que ha encontrado. Y, salvo contradicciones internas o con otros resultados contrastados, la ¨²nica forma de cerciorarse ser¨ªa repetir los experimentos. Pero lo que no es imaginable es que la comunidad cient¨ªfica, cuando intente reproducir o aplicar esos resultados, no descubra que se trata de una falsificaci¨®n.
La inutilidad a largo plazo de este tipo de pr¨¢cticas y la r¨¢pida reacci¨®n de los cient¨ªficos no pueden, sin embargo, contrarrestar los perversos efectos que tienen sobre la relaci¨®n entre ciencia y p¨²blico. Los hallazgos cient¨ªficos son, en general, dif¨ªciles de entender, y todav¨ªa m¨¢s de ser escrutados cr¨ªticamente por el p¨²blico en general, ni siquiera por los cient¨ªficos de otras especialidades. De ah¨ª la necesidad de preservar la confianza de la sociedad en lo que hacen y dicen los investigadores; de otra forma ser¨ªa imposible que el trabajo de ¨¦stos fuera ¨²til socialmente.
Los fraudes, que no es lo mismo que los errores cient¨ªficos, aunque tengan corta vida y sean eficazmente combatidos por los propios cient¨ªficos, socavan esta confianza esencial y extienden la desconfianza al conjunto de la producci¨®n cient¨ªfica. En otros campos con menor impacto social comprometen la reputaci¨®n de quienes los cometen, pero no suelen tener repercusi¨®n social. Pero en casos como el del investigador surcoreano, el impacto sobre la percepci¨®n p¨²blica de la ciencia y los cient¨ªficos es tan grande que multiplica su efecto devastador. De ah¨ª que los propios cient¨ªficos y las revistas que acreditan la calidad de sus contribuciones tengan que ser especialmente beligerantes para cortarlos de ra¨ªz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.