Arte
En una reciente exposici¨®n del Museo Reina Sof¨ªa de Madrid, titulada El arte sucede, se exhib¨ªa un v¨ªdeo de 53 minutos de Jordi Benito, realizado en los a?os ochenta, que mostraba la muerte a martillazos de una vaca; entre otras escenas lamentables, tambi¨¦n se ve¨ªa c¨®mo clavaban pu?ales en el cuello al animal, mientras segu¨ªa vivo, para llenar copas de sangre. Un t¨®pico cartelito advert¨ªa de que las im¨¢genes pod¨ªan herir la sensibilidad y blablabl¨¢, pero esta sangrienta zafiedad pod¨ªa ser contemplada por cualquier visitante del museo, incluyendo los ni?os. La exposici¨®n, por cierto, me pareci¨® de una mediocridad apabullante y m¨¢s apropiada para un colegio mayor que para un museo. Esto lo digo por a?adidura, porque desde el punto de vista ¨¦tico el v¨ªdeo ser¨ªa igualmente repugnante dentro de una exposici¨®n de alto nivel. Pero ni eso.
Hace una semana, la ONG Amnist¨ªa Animal present¨® una denuncia contra el v¨ªdeo, e inmediatamente el Consejo de Cr¨ªticos de Artes Audiovisuales difundi¨® un comunicado en apoyo de "la libertad creativa del artista Jordi Benito". Cu¨¢nto me conmueve la honda preocupaci¨®n del Consejo de Cr¨ªticos por la cosa art¨ªstica. Eso s¨ª, no entiendo su concepto de libertad creativa. Creo que hay entre nosotros un problema sem¨¢ntico, lo cual por otra parte no me extra?a, porque no hay m¨¢s que leer las cr¨ªticas de arte para ver que suelen estar escritas en un parloteo incomprensible, en una jerga rimbombante que m¨¢s que un instrumento de comunicaci¨®n parece una herramienta de poder.
Me temo que es desde esa parcela de poder desde donde han sacado el comunicado. Porque la libertad nunca es absoluta. Si admitimos que grabar el sufrimiento y la muerte de un animal puede ser considerado arte, ?por qu¨¦ no va a serlo tambi¨¦n una pel¨ªcula snuff, por ejemplo? Me refiero a esas filmaciones pornogr¨¢ficas en donde se tortura y se mata de verdad a la v¨ªctima. ?No resultar¨ªan tremendamente elocuentes y revulsivas? ?No podr¨ªan incluso justificarse como una representaci¨®n ic¨®nica de la violencia arquet¨ªpica (o cualquier jerigonza por el estilo)? De los cr¨ªticos de arte esperar¨ªa yo, precisamente, un esfuerzo por analizar los l¨ªmites ¨¦ticos de la creaci¨®n, no este apoyo a la brutalidad tan corporativo.
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