El territorio es fr¨¢gil
El reciente y oportuno varapalo de la UE al urbanismo valenciano no nos ha descubierto nada, menos a¨²n a los que se han rasgado las vestiduras y lo han acusado con las m¨¢s extravagantes interpretaciones. Nuestro debate urban¨ªstico es, hoy por hoy, ins¨®lito en el conjunto de las regiones europeas con la excepci¨®n de las vecinas mediterr¨¢neas del sur, que nos acompa?an en un viaje sin retorno a la consumici¨®n sin criterios del territorio. Me excusaran de no dar cifras sobre el tema: las instituciones que deber¨ªan saber de cuantos metros cuadrados gozamos de suelo urbano o urbanizable, de la cantidad de viviendas susceptibles de construirse en ese suelo o de las previsiones de crecimiento demogr¨¢fico, no las han dado y quiz¨¢ no quieran divulgarlas. En todo caso podemos intuir con bastante fundamento que el resultado ser¨¢ la saturaci¨®n de paisajes, la sobreexplotaci¨®n de recursos y diversas especies de contaminaci¨®n. Todo eso me plantea algunas cuestiones.
1. La deriva hacia una econom¨ªa unilateralmente inmobiliaria en la que ha entrado la regi¨®n ?tiene perspectiva y es deseable? Su l¨®gica parece clara, invertir para tratar de obtener dinero f¨¢cil y r¨¢pido con independencia de sus resultados en el territorio a medio y largo plazo.
2. La expansi¨®n construida amenaza a una larga serie de activos naturales y culturales de la regi¨®n (playas, huertas, humedales, bosques, conjuntos arquitect¨®nicos...) componentes de su calidad de vida. ?Se han de tomar en consideraci¨®n a la hora de planificar, urbanizar y edificar? El car¨¢cter de valor local, considerado menor, sirve para argumentar y permitir cualquier decisi¨®n que les afecte; al parecer, la protecci¨®n de algunos "grandes" parques justifica los "peque?os" desmanes municipales. Sin embargo, los valores locales no residen en islas desconectadas sino en t¨¦rminos sin soluci¨®n de continuidad, con lo que la supresi¨®n de activos y recursos perjudica a muchos m¨¢s ciudadanos, aunque en primer lugar a los vecinos del Ayuntamiento receptor del consabido pai que pierden alg¨²n pedazo irrepetible de su medio. Lo que planteo es elemental pero forma parte del debate, ya que la Consejer¨ªa del Territorio, patrocinadora de planes expansionistas, ha tratado de lavar la cara a la destrucci¨®n y abusos urban¨ªsticos con sonoros programas, muy localizados, de conservaci¨®n.
3. Tambi¨¦n de modo unilateral la econom¨ªa inmobiliaria se desarrolla con la f¨®rmula de propietarios/residentes, preferiblemente en unifamiliares aisladas, opci¨®n que no es la ¨²nica posible si hablamos de turismo y de territorio. La residencia de visitantes en hoteles consumir¨ªa menos suelo, tema que ya ha sido objeto de estudios; m¨¢s recientemente, otro estudio de una agrupaci¨®n empresarial del sector afirma que es m¨¢s productivo y genera m¨¢s empleo. Lo primero es bastante obvio y lo segundo puede ofrecer dudas por no ser tan estable, aunque introduce un elemento m¨¢s al reflexionar sobre econom¨ªa, turismo y territorio.
Lo que es indefendible es la coherencia entre criterios de sostenibilidad y planes expansivos basados en unifamiliares. La proliferaci¨®n de planes de urbanizaciones de unifamiliares aisladas, con el frecuente aditamento de campo de golf, es uno de los mayores problemas de la embestida inmobiliaria. Mayores consumos energ¨¦ticos en la construcci¨®n y en el uso residencial de ese tipo de vivienda, as¨ª como con la generaci¨®n de m¨¢s desplazamientos viajeros, la mayor inversi¨®n en infraestructuras p¨²blicas de todo tipo y en su posterior mantenimiento, o la sobreexplotaci¨®n de recursos escasos como agua y suelo, son algunos de los graves problemas que plantea esa l¨ªnea. Podr¨ªa haber un desarrollo urbano distinto que buscara perfeccionar el tipo europeo de ciudad compacta, altamente ventajoso desde criterios de sostenibilidad y sociabilidad, y diera m¨¢s peso a la rehabilitaci¨®n de lo existente, pero esta opci¨®n no ha sido considerada. Todo eso supondr¨ªa pensar en usuarios, recursos, paisaje, salubridad... completamente dejados de lado en la ofensiva urbanizadora.
4. ?Alguien cree entre nosotros en la ordenaci¨®n del territorio? Hoy en d¨ªa, lo que resulta de tantas y dispersas reclasificaciones de suelo es un "no modelo" territorial, en el que el ramo de la promoci¨®n inmobiliaria marca el rumbo de la ocupaci¨®n cuasi indiscriminada de la geograf¨ªa con la aprobaci¨®n de instituciones p¨²blicas diversas, descoordinadas y sin un punto de vista coherente. Lo que hace falta no es una ley de ordenaci¨®n del territorio pensada como una declaraci¨®n de buenas intenciones, sino un programa de ordenaci¨®n, concretado en un plan regional o en planes territoriales que abarquen ¨¢reas comarcales o metropolitanas m¨¢s o menos homog¨¦neas. La ¨²ltima LOT valenciana, como la anterior, est¨¢ m¨¢s bien dedicada a encantar serpientes. Y de esa desplanificaci¨®n territorial se derivan deseconom¨ªas, vulnerabilidad del modelo econ¨®mico, eliminaci¨®n de activos medioambientales e incluso tensiones sociales.
La disyuntiva es apostar por la calidad del territorio o por m¨¢s hacinamiento construido en el litoral y el prelitoral, por el desarrollo urban¨ªstico razonado o por el crecimiento compulsivo, por la defensa del suelo como valor ambiental o por la sobreexplotaci¨®n de la geograf¨ªa. Sin una efectiva ordenaci¨®n del territorio ?cu¨¢nto pueden durar nuestros atractivos (activos) territoriales?
5. Una ¨²ltima cuesti¨®n: sin iniciativa y direcci¨®n de las instituciones p¨²blicas no puede haber urbanismo que defienda, con la perspectiva de generaciones futuras, los intereses del conjunto de la ciudadan¨ªa; ni es democr¨¢tico sin participaci¨®n ciudadana. La proliferaci¨®n de pa¨ªs que han modificado la coherencia del planeamiento municipal se ha producido por propuestas particulares aceptadas sin reserva por administraciones locales (de uno u otro signo pol¨ªtico) y auton¨®micas. No ha sido una relajaci¨®n sino un bendecir intereses privados. Quiz¨¢ sea este el mayor problema en la situaci¨®n actual del urbanismo valenciano.
Carles Dol? es arquitecto-urbanista.
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