La gran defensora del voto de la mujer
La editorial sevillana Espuela de Plata publica un libro de Clara Campoamor sobre la Guerra Civil
Clara Campoamor (Madrid, 1888-Lausana, Suiza, 1972) tiene un lugar de honor en la historia pol¨ªtica espa?ola y, en concreto, marc¨® un antes y un despu¨¦s en la defensa de los derechos de la mujer. Campoamor, diputada por Madrid del Partido Radical, consigui¨® que las Cortes Constituyentes de la II Rep¨²blica aprobaran en 1931 el sufragio femenino. No fue tarea f¨¢cil. Su propio partido y un gran sector de la izquierda se opon¨ªan al sufragio femenino porque, a su juicio, las mujeres dar¨ªan su voto a la derecha al estar controladas por sus confesores.
El 1 de octubre de 1931 lleg¨® el momento decisivo. La mujer adquiri¨® el derecho al sufragio por 161 votos contra 121. La gran mayor¨ªa del Partido Radical vot¨® en contra. El socialista Indalecio Prieto abandon¨® el Parlamento afirmando que aquella medida "era una pu?alada trapera contra la Rep¨²blica". Otra socialista, Margarita Nelken, se mostr¨® asimismo contraria al voto de la mujer.
Campoamor estaba en Madrid cuando estall¨® la Guerra Civil. Su vida peligraba y huy¨® de la zona republicana en el oto?o de 1936. Se instal¨® en Suiza. No hab¨ªa terminado aquel a?o cuando Campoamor ten¨ªa redactado el cuerpo principal del libro La Revoluci¨®n Espa?ola vista por una republicana, que se public¨® en franc¨¦s en 1937. La editorial sevillana Espuela de Plata ha puesto recientemente en las librer¨ªas este valioso libro, una de esas obras fundamentales para los interesados en la Guerra Civil. La edici¨®n ha estado a cargo de Luis Espa?ol Bouch¨¦, autor de obras como Nuevos y viejos problemas en la Sucesi¨®n de la Corona Espa?ola, Madrid 1939: del golpe de Casado al final de la Guerra Civil y Franceses en el Camino (I Premio Estatal de Investigaci¨®n Hist¨®rica). Curiosamente, se ha traducido al espa?ol la traducci¨®n francesa de un original espa?ol. Pero es que el original ha desaparecido.
La Revoluci¨®n Espa?ola vista por una republicana relata los d¨ªas en que Madrid se convirti¨® en una capital de los horrores, sembrada de checas y paseos, un lugar donde la vida de un hombre val¨ªa muy poco si no ten¨ªa amigos influyentes entre las autoridades o el carn¨¦ de un partido de izquierdas. El libro describe tambi¨¦n c¨®mo se coci¨® durante a?os aquel estallido de odio y analiza las dificultades y problemas que surgir¨ªan tras la victoria de cualquiera de los dos bandos.
"Durante julio y agosto Clara Campoamor permanece en el Madrid milicianado. Observa el terror, las checas, los fusilamientos. Lo escribir¨¢ todo meses m¨¢s tarde. Deja Madrid, dicen algunos que el 6 de agosto pero ella afirma que en septiembre, rumbo a Alicante. No sabemos si en septiembre o ya en octubre, Clara Campoamor consigue embarcarse en un barco de bandera alemana rumbo a Italia, con la intenci¨®n de pasar a Suiza. Varios falangistas planean asesinarla durante el viaje. La denuncian a las autoridades fascistas y Clara es retenida unas horas en G¨¦nova. Luego puede proseguir su viaje", se?ala Espa?ol Bouch¨¦ en la introducci¨®n del libro.
Campoamor anduvo exiliada por Suiza, Argentina y Francia. Tras el triunfo franquista intent¨®, sin ¨¦xito, volver a residir en Espa?a. El amasijo de falangistas, carlistas, mon¨¢rquicos y derechistas de todo pelaje y condici¨®n que gobernaron Espa?a tras la derrota del Ej¨¦rcito republicano no ve¨ªan con buenos ojos el retorno de una mujer que no comulgaba con sus ruedas de molino.
Campoamor era masona. Y esta filiaci¨®n excit¨® las ansias de venganza del Tribunal de la Represi¨®n de la Masoner¨ªa. En una breve estancia en Madrid a principios de los a?os cincuenta se dirigi¨® a las autoridades del Tribunal de Represi¨®n de la Masoner¨ªa. Le comunicaron que ten¨ªa dos opciones: pasar 12 a?os en la c¨¢rcel o proporcionar nombres de masones. Campoamor se dirigi¨® al aeropuerto y regres¨® a Argentina, pa¨ªs en el que vivi¨® entre 1938 y 1955.
La Espa?a franquista no pod¨ªa recibir de forma limpia a una mujer que perdi¨® a su padre a los 10 a?os, que no pudo concluir sus estudios de bachillerato y tuvo que ponerse a trabajar a los 13 a?os, que en su juventud fue modistilla, dependienta en un comercio, auxiliar de tel¨¦grafos, profesora de adultos, secretaria en un peri¨®dico y traductora y que toda su vida trabaj¨® por las mujeres sin las comodidades que da tener una fortuna. Campoamor muri¨® en Suiza en 1972.
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