Una apasionante revisi¨®n
Cuando, en 1958, un a¨²n joven Arthur Penn propon¨ªa, muy en clave el¨ªptica, la revisi¨®n de la vida de William Bonney, Billy the Kid, y dejaba caer la sospecha de que tal vez el pistolero casi adolescente ten¨ªa alg¨²n problema con una encubierta homosexualidad, se levantaron amplias ampollas, y no era para menos. El filme inauguraba, de un modo simb¨®lico, una nueva tendencia del m¨¢s americano de los g¨¦neros, el cine del Oeste, constructor de poderosos estereotipos de consumo masculino, que ser¨ªa conocida desde entonces como "western revisionista" o "western sucio".
Y es sintom¨¢tico que, a pesar de que desde entonces se han escrito apasionantes p¨¢ginas del libro cinematogr¨¢fico del g¨¦nero, hayamos tenido que esperar casi cincuenta a?os para que una pel¨ªcula hecha para el gran p¨²blico se atreviera a abordar sin tapujos la cuesti¨®n de la homosexualidad en el lejano Oeste.
BROKEBACK MOUNTAIN. EN TERRENO VEDADO
Direcci¨®n: Ang Lee. Int¨¦rpretes: Heath Ledger, Jake Gyllenhaal, Anne Hathaway, Michelle Williams. G¨¦nero: western. EE UU, 2005. Duraci¨®n: 134 minutos.
El western, nos guste o no, hab¨ªa sabido construir, hasta ahora, una r¨ªgida moral patriarcal a prueba de bombas. O casi. Ha tenido que ser un cineasta especialista en revisiones (que, por cierto, ya la hab¨ªa emprendido contra el supuesto hero¨ªsmo de los sudistas y el car¨¢cter siniestro de la guerra de Secesi¨®n en otro western distinto, Cabalga con el viento), el chino-americano Ang Lee, quien dijera basta y se lanzara a narrar una historia que comienza all¨¢ por la d¨¦cada de 1960 y que se prolonga por espacio de una veintena de a?os.
El cineasta muestra, ahora s¨ª sin coartadas de ning¨²n tipo, la relaci¨®n f¨ªsica, y sobre todo profundamente conmovedora, de dos vaqueros en origen pobres, jornaleros del tres al cuarto y condenados -la ficci¨®n lo explica con claridad- a vivir unas vidas afectivas miserables por mor de las costumbres de aquellos tiempos.
Contenci¨®n y dominio
Narrada con una contenci¨®n y un extraordinario dominio de las claves de la puesta en escena cl¨¢sica (estamos ante un filme de una placidez aparente), con continuas referencias a algunos de los grandes mitos constituyentes de la mayor¨ªa de edad del g¨¦nero (la fuerza del paisaje, el hombre dedicado a sus tareas cotidianas de cuidado del ganado, el enfrentamiento contra la naturaleza desatada), En terreno vedado es, ante todo, una hermosa, c¨¢lida historia de amor y la denuncia de una moral imperante que castraba (?y castra?) cualquier deseo de diferencia: en este sentido, el filme es tambi¨¦n un airado, bien que nada expl¨ªcito, recordatorio de los costes a pagar cuando alguien quebranta la moral com¨²n (la Ley del Padre, las costumbres) que atenta contra nuestros m¨¢s ¨ªntimos deseos.
Y el resultado es, sencillamente, la mejor pel¨ªcula americana del a?o; para quien esto firma, la m¨¢s s¨®lida candidata a llevarse unos cuantos oscars en la pr¨®xima entrega. Y con toda justicia. Porque hay en el filme de Lee toneladas de sabidur¨ªa cinematogr¨¢fica, momentos de una densidad dram¨¢tica apabullante (?esa visita de Ennis / Ledger a la casa paterna de Jack / Gyllenhaal, una de las m¨¢s estremecedoras vistas en mucho tiempo!), adem¨¢s de un conocimiento profundo del deseo y del alma de quien ama..., y la m¨¢s radical revisi¨®n del m¨¢s aquilatado mito acu?ado por el western: la altiva heterosexualidad de los esforzados, irrepetibles, h¨¦roes.
Babelia
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