Esa boquita
"Tus prejuicios son las voces de otros", "con¨®celos antes de juzgarlos". Son se?ales de alerta procedentes del Secretariado Gitano cuando nos pide que prescindamos de un lenguaje contaminado de recelos. Lo notan tambi¨¦n quienes sufren el alegre y despectivo uso de t¨¦rminos como negro, chino, puta o mariconazo. Lo detectamos, a poco que te pares a pensar, las mujeres, tan visibles ya en las sociedades modernas pero tan ignoradas o maltratadas todav¨ªa en la comunicaci¨®n cotidiana. Dice la psicoling¨¹¨ªstica que a menudo se confunde lenguaje con realidad, y que la forma de hablar, de escribir, consolida las asimetr¨ªas en la visi¨®n del mundo (in lingua veritas). Los t¨¦rminos cobran valor cuando penetran en la forma de expresi¨®n habitual de la gente y bailan de boquita en boquita con todo su cargamento de perversiones. Magistralmente expresada en EL PA?S, hace ya 3 a?os, la preocupaci¨®n de Virgilio Zapatero: "Las palabras son peque?as dosis de ars¨¦nico que nos intoxican sin que nos demos cuenta. Y entonces podr¨ªamos terminar viviendo como otros hablan".
Las palabras tambi¨¦n son armas (lo siento por el poeta, pero a veces m¨¢s pre?adas de pasado que de futuro), y las carga el diablo. Pero eso ofrecen tan penoso espect¨¢culo ciertos personajes p¨²blicos proclives al vituperio y la ofensa. L¨ªderes pol¨ªticos, obispos, generales Mena y secuelas (incluyendo capitanes del Tercio), presidentes del Supremo y opinadores variados, que creen hacer gracia con lo que s¨®lo constituyen exhibiciones de lo m¨¢s rastrero del lugar com¨²n. Por ejemplo, cuando Iu Forn advierte en Avui sobre la entrada de los militares en Barcelona y les aconseja que vengan sin sus madres, ya que la ordenanza de civismo proh¨ªbe la prostituci¨®n. Creo que el escribiente, m¨¢s que injuriar a los Ej¨¦rcitos, ha insultado a madres y prostitutas atribuy¨¦ndoles responsabilidad sobre actitudes golpistas ajenas.
Tambi¨¦n gastan fina terminolog¨ªa los gobernantes que llaman canallas, traidores y vendidos a periodistas que informan de lo que al poder no le conviene airear. Lo malo es que tras el exabrupto a nadie se le resquebrajan las patas de la poltrona. Por favor, definan democracia.
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