Duelo fratricida en Palestina
Los partidos Al Fatah y Ham¨¢s apuestan por caminos radicalmente contrarios para las elecciones del mi¨¦rcoles
Abundan las fresas baratas en el campo de refugiados palestino de Yabalia, en el norte de la franja de Gaza. Pero es una p¨¦sima se?al, s¨ªntoma inequ¨ªvoco de que Israel, pese al pacto con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), ha clausurado el cruce fronterizo de Karni, por el que se conducen las exportaciones hacia el Estado jud¨ªo. Los optimistas entre sus 106.000 habitantes, hacinados en 1,4 kil¨®metros cuadrados, insisten en que nada ha mejorado desde que hace 10 a?os se celebraran las primeras y ¨²nicas elecciones generales y la ANP comenzara a gobernar.
El tendido el¨¦ctrico es una mara?a de decenas de cables atados a un poste; hablar de servicios p¨²blicos es casi una fantas¨ªa. La sensaci¨®n de hartazgo es generalizada. Al Fatah, el partido fundado por Yasir Arafat medio siglo atr¨¢s, insiste en que los beneficios s¨®lo llegar¨¢n por el di¨¢logo. El movimiento fundamentalista Ham¨¢s se decanta por el camino opuesto. "Cinco a?os de resistencia han probado ser m¨¢s efectivos que 10 a?os de negociaci¨®n", rezan infinidad de pancartas en Yabalia, Gaza y dem¨¢s ciudades de la franja. El mi¨¦rcoles acuden los palestinos a las urnas para dilucidar su dilema, con una novedad sustancial. Al Fatah tiene competidor. Ham¨¢s ha arraigado. El duelo es a brazo partido.
El nerviosismo es palpable entre los seguidores de la agrupaci¨®n gobernante
Yabalia era un basti¨®n del Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina en la d¨¦cada de los setenta. En los ochenta, Al Fatah se hizo hegem¨®nico. Hoy es Ham¨¢s quien prevalece en este m¨ªsero campo de refugiados. Hace fr¨ªo y los ni?os corren descalzos o en sandalias sobre los charcos y el barro. J¨®venes y adultos aguardan sentados a las puertas de sus casas. Es jueves, d¨ªa laborable. Nada tienen que hacer, salvo observar mulas que acarrean hortalizas y el tr¨¢fico de un parque automovil¨ªstico vetusto. El 65% de la poblaci¨®n de la franja vive de la ayuda de Naciones Unidas y otras organizaciones.
En el preciso lugar donde estall¨®, el 9 de diciembre de 1987, la primera Intifada, cuando un tumulto de chavales se li¨® a pedradas contra una patrulla militar israel¨ª, Narman Diab, una mujer de 30 a?os, trabaja en una asociaci¨®n caritativa para discapacitados financiada por la Uni¨®n Europea. "Voy a votar a los candidatos de Al Fatah en Yabalia. Son quienes representan a los palestinos desde hace muchos a?os y quienes han logrado que tengamos un Gobierno. Claro que hay corrupci¨®n, pero ahora vamos a elegir a gente distinta", afirma Diab. En este centro de rehabilitaci¨®n se celebra una reuni¨®n de los cabezas de lista de Ham¨¢s con personas inv¨¢lidas. Uno de los simpatizantes fundamentalistas argumenta: "?Gente distinta? Son los mismos de siempre".
Allam es un empleado de un hotel de Gaza poco dado a acudir a la oraci¨®n en las mezquitas. "Estamos hartos de la mafia de Al Fatah. En verano, durante varios d¨ªas a la semana, no tenemos ni agua en las casas. Cuando sale, es turbia. Y hace 10 a?os que llegaron al poder. Votar¨¦ a Ham¨¢s. S¨®lo por ver caras nuevas", relata indignado antes de aludir a los lujosos coches y residencias de que disfrutan buena parte de los altos funcionarios palestinos. En Gaza todos se conocen. El 80% de sus vecinos son refugiados expulsados -y sus descendientes- de aldeas del sur de Israel en 1948. Deaa, compa?ero de Allam y t¨¦cnico en inform¨¢tica, tambi¨¦n elude dar su apellido. Fue militante de Al Fatah durante a?os. Abandon¨® hastiado. "Los conozco bien. Llegaron desde el exilio en T¨²nez muy pobres y ya son ricos. Ahora muestran debilidad y es imprescindible el cambio. Tambi¨¦n s¨¦ qui¨¦nes son los candidatos de Ham¨¢s. Gente que no ans¨ªa tanto el poder como dar un vuelco a la situaci¨®n". A pesar del descr¨¦dito de sus dirigentes hist¨®ricos, Deaa cree que Al Fatah vencer¨¢ por la m¨ªnima.
El nerviosismo es palpable entre los seguidores del partido gobernante, que ha echado mano de la figura de Arafat, el carism¨¢tico dirigente fallecido en noviembre de 2004. Sus fotograf¨ªas acompa?an a las de los aspirantes del partido oficial en las calles de Gaza y Cisjordania. Poco m¨¢s ofrecen, salvo tratar de realzar contradicciones de su adversario. Sus l¨ªderes prometen rectificar los abusos sobre el presupuesto, insisten en su experiencia como carta de presentaci¨®n y se reafirman en la necesidad de continuar por la senda de la negociaci¨®n con Israel. Pero les consta que Ham¨¢s est¨¢ al acecho. Y sus encuestas internas les vaticinan un porvenir poco esperanzador. Nabil Shaat, miembro de la denostada vieja guardia de Arafat, apura los ¨²ltimos c¨¢lculos en su despacho de la ciudad de Gaza. "Seg¨²n nuestros sondeos, ganaremos 70 de los 132 esca?os. Ham¨¢s conseguir¨¢ 53", comenta Shaat.
"?Por qu¨¦ dijeron que era pecado participar en las elecciones en 1996 y no ahora? ?Por qu¨¦ han llenado las mezquitas de pegatinas y folletos en los que se proh¨ªbe votar por partidos laicos cuando apoyan a candidatos cristianos? ?D¨®nde est¨¢n sus promesas de venganza a las provocaciones de Israel una vez terminada la tregua?", se cuestiona el guardaespaldas Ahmed, con un fusil Kal¨¢shnikov en mano, en la oficina de Shaat. Pareciera desear que los islamistas se lanzaran a una ofensiva contra el Estado jud¨ªo que justificara el aplazamiento de las elecciones, sobre el que han abogado abiertamente algunos de sus dirigentes. Nada apunta a que Ham¨¢s vaya a caer en la trampa antes del mi¨¦rcoles.
Los rostros de los dirigentes islamistas reflejan satisfacci¨®n sin disimulo. El polo opuesto de los semblantes de sus adversarios. "Por el trato que recibimos de la gente tenemos que ser optimistas. Nos dan por triunfadores. Nuestro programa es muy claro en asuntos sociales, educativos. El alto el fuego continuar¨¢ s¨®lo si se libera a los prisioneros, si nos devuelven los cuerpos de los m¨¢rtires, si Israel detiene sus ataques, si no se entrometen en el cruce de Rafah y en el de Karni (...) A partir de ahora Israel va a tener que enfrentarse a gente seria", precisa Mohamed Shihab, farmac¨¦utico y candidato de Ham¨¢s.
En amplias capas de la poblaci¨®n palestina cunde la sensaci¨®n de que las exigencias de Israel son inaceptables. Muchos destacan, no obstante, que con los m¨¦todos violentos nada se solucionar¨¢. Pero una vez desaparecido Arafat, el presidente Mahmud Abbas venci¨® en las elecciones presidenciales de enero de 2005 y su dedicaci¨®n a la negociaci¨®n ha rendido frutos nimios. La evacuaci¨®n de Gaza fue una decisi¨®n unilateral del Ejecutivo del hoy gravemente enfermo Ariel Sharon. Nunca hay "un socio para la paz" a juicio de Israel, por moderado que sea. Medios israel¨ªes apuestan a que nada m¨¢s cerrarse las urnas, los atentados palestinos y las represalias israel¨ªes volver¨¢n a imponerse.
En el cruce de Erez, en su regreso hacia el aeropuerto de Tel Aviv, a Hosni, un palestino de Beni Suheila, una aldea muy cercana a la ciudad de Jan Yunis, le embarga el pesimismo tras una breve visita a sus primos y t¨ªos. Abandon¨® su pueblo en 1967 rumbo a Jordania y reside hace a?os en San Francisco (EE UU). "Estoy deseando irme. La mentalidad con la que me he topado es medieval. Antes, al menos, se respetaba la autoridad de los padres y los ancianos. Hoy s¨®lo hay bandas de chavales de 20 a?os a los que no se puede convencer de nada. Es verdad que la ocupaci¨®n israel¨ª les ha destrozado. Pero tambi¨¦n son incapaces de ponerse de acuerdo en asuntos cruciales. No volver¨¦".
El proceso electoral palestino comenz¨® ayer en Cisjordania y Gaza con la votaci¨®n de unos 58.000 miembros de las fuerzas de seguridad, como los que aparecen en la imagen ante un centro electoral. Los comicios se celebrar¨¢n el 25 de enero, pero las fuerzas del orden tuvieron que votar ayer para poder cumplir con su misi¨®n el d¨ªa de los comicios.
Crece la venta de armas
El pasado 25 de noviembre los militares israel¨ªes se retiraron del puesto de Rafah, en la frontera de Gaza con Egipto. El cruce est¨¢ desde entonces en manos de polic¨ªas palestinos y egipcios, con la asistencia de agentes europeos, y hoy reina la calma. Pero durante los d¨ªas siguientes a la apertura, el caos en los l¨ªmites fronterizos, no en la terminal, fue monumental. Los traficantes de armas hicieron su agosto y las milicias se pertrecharon con explosivos, fusiles, ametralladoras, munici¨®n y componentes m¨¢s modernos para mejorar el alcance de los cohetes Kassam.
Un firme partidario de la resistencia armada contra Israel residente en Gaza relata: "Yihad Isl¨¢mica, Ham¨¢s y las Brigadas de los M¨¢rtires de Al Aqsa estaban muy escasos de armamento, sobre todo de munici¨®n. Pero el mercado fue abastecido en noviembre. La prueba es que el precio de los Kal¨¢shnikov se redujo alrededor del 60%. Hoy los milicianos est¨¢n hinchados de armas".
No temen los palestinos a los misiles artesanales, que siempre se dirigen a territorio israel¨ª. Pero s¨ª se observa preocupaci¨®n entre los dirigentes, las fuerzas de seguridad y los civiles por la posibilidad de que las facciones enfrentadas empleen esas armas en sus refriegas internas. Hosni, un palestino que reside en Estados Unidos, asegura que en su familia ha apreciado agrias disputas estos d¨ªas. "Todos dicen", a?ade, "que el d¨ªa de los comicios habr¨¢ serios problemas". Ham¨¢s y Al Fatah firmaron un acuerdo el jueves para que los hombres armados no aparezcan por los colegios electorales. Nadie se f¨ªa.
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