"Una cosa es echar horas y otra trabajar"
Algunos le reprochan la funesta intenci¨®n de acabar con la siesta. Otros, vender una utop¨ªa. Ignacio Buqueras era un desconocido hace poco y ahora le llaman ministros y diputados y polemiza con ¨¦l Javier Mar¨ªas. Economista y doctor en Ciencias de la Informaci¨®n, casado y con dos hijos, naci¨® en Reus hace 63 a?os y reside en Madrid desde hace m¨¢s de 40.
Predica una revoluci¨®n: apagar las luces de las oficinas a las 18.00 y privatizar las tardes para estar con la familia. Augura que en 2009 los horarios seran europeos, como a principios de siglo. Argumenta que en La gota de sangre de Pardo Baz¨¢n se lee que se almorzaba a las 12.30 y se com¨ªa a las 20.00.
Pregunta. ?A qu¨¦ hora suele cenar usted?
"Se infrautiliza a la gente de tres a cinco y luego viene el jefe a encargar informes"
"Si las jornadas acabaran antes, las empresas ahorrar¨ªan en luz y calefacci¨®n"
Respuesta. Algunos d¨ªas en torno a las nueve y media, otros a las diez.
P. No le veo muy europeo.
R. Me levanto pronto, pero luego, en casa del herrero cuchillo de palo. No lo puedo cumplir, soy empresario y ahora, desde que me llaman los medios, no doy abasto.
P. De vez en cuando, adem¨¢s, come con alg¨²n ministro. ?Son almuerzos de 45 a 60 minutos como usted recomienda?
R. La semana que viene quedar¨¦ con el de Trabajo y no s¨¦ cu¨¢nto emplearemos. Pero a veces me invitan a almuerzos que convocan a las 14.30, se inician a las 15.00 y terminan a las 17.00. En fin, soy el menos recomendable para fijar y racionalizar mi horario.
P. Suena a excusa.
R. Me duele no ser el paradigma, pero lucho por conseguirlo.
P. Pero ?qu¨¦ har¨ªa si su pareja trabajara en un supermercado hasta las 22.00?
R. Tiene que haber actividades de noche, o que requieren turnos, siempre que no sean abusivos. Un m¨¦dico de hospital tiene sus guardias. Bares y museos tienen que abrir hasta tarde. Nos dirigimos al 85% de la poblaci¨®n con trabajos estables: pueden entrar entre 7.30 y 8.30 y marcharse de 17.00 a 18.00. Preconizamos horarios flexibles
P. ?La flexibilidad no es a veces trampa para el empleado?
R. No podemos ser esclavos del reloj. Tenemos que producir m¨¢s en menos horas, y el primero que tiene que organizarse es el empresario. Hay ministerios y empresas que tienen a la gente en vilo: se la infrautiliza de 15.00 a 17.00 y luego el jefe viene de comer y se pone a encargar informes. ?Por qu¨¦ no por la ma?ana?
P. Las mujeres son las que m¨¢s madrugan y las que menos horas duermen. ?Eso es plan?
R. Son las m¨¢s perjudicadas. Con los horarios actuales, machistas (nacieron cuando hab¨ªa reparto de papeles), las que son madres no pueden progresar. Si se acabara a las 18.00, muchas se brindar¨ªan para puestos directivos.
P. Hay quien teme que, si se acortan los horarios, igual ocurre que nos bajan el sueldo... No compensa.
R. Una cosa es echar horas y otra trabajar. Algunos van s¨®lo a que se les visualice. Y, si las jornadas acabaran antes, las empresas ahorrar¨ªan en luz y calefacci¨®n.
P. Preside una comisi¨®n nacional no oficial, aunque se haya puesto de moda. ?Se ha anticipado a un posible cargo ministerial?
R. Eso es cosa del Gobierno. Yo trabajo desde la sociedad civil: en la comisi¨®n hay m¨¢s de 80 personas y entidades. Yo quiero sensibilizar. Esto no es tema del Bolet¨ªn Oficial del Estado.
P. No basta con salir pronto del trabajo. Hay que desplazarse, llegar a tiempo al colegio del ni?o... ?C¨®mo es posible cuadrar todo?
R. Es el drama del ni?o-llave, que llega antes a casa que los padres. Y las madres sufren porque temen que quiz¨¢s vea un programa inapropiado o entre en una web dudosa. Hacia 2009 esto cambiar¨¢.
P. Mientras, una de cuatro mujeres se ve abocada a trabajos a tiempo parcial. Algunas por elecci¨®n: ?no es tener que claudicar?
R. Ahora se penaliza a la mujer y se potencia al var¨®n. Con horarios m¨¢s cortos, no ocurrir¨ªa.
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